Se habla de los efectos secundarios de la pandemia en la piel, la salud mental y hasta en el peso. Sin embargo, son muchos los síntomas que las mujeres han callado durante los días de encierro, cuando el estrés y la angustia se mantienen como parte de la rutina.
a pandemia del Covid-19, con sus largas jornadas de trabajo, los múltiples roles que se han tenido que adoptar en casa, la falta de trabajo en otros casos y el miedo a un futuro incierto, ha sido especialmente cruel con las mujeres. Muchas investigaciones apuntan a que ellas tienen picos de estrés mucho más altos que los hombres y esto implica también que padezcan ciertos problemas hormonales o ginecológicos. Estos mismos se han visto propagados entre la población femenina con anterioridad, por ejemplo, durante épocas de guerras, hambrunas y catástrofes naturales.
“Muchos de los problemas que hoy vemos, tienen su causa en las alteraciones del sueño, derivados del estrés”, asegura la doctora Natascha Ortiz, ginecóloga adscrita a Colsanitas y especialista en Medicina Biorreguladora. “Durante los momentos de sueño se recuperan nuestras hormonas. Por tanto, cuando no permitimos un adecuado descanso sufrimos alteraciones hormonales que llevan a cambios del ciclo menstrual”.
Es así como cada día más mujeres llegan a consulta por problemas como períodos menstruales abundantes o casi nulos, retrasos o síndromes premenstruales (tanto físicos como anímicos) mucho más intensos. Pero también mujeres que presentan episodios de polimenorrea (ciclos muy cortos, menores a 21 días), oligomenorrea (ciclos con duración mayor a 35 días) o amenorrea (ausencia de la menstruación durante al menos tres meses).
Muchas investigaciones apuntan a que las mujeres tienen picos de estrés mucho más altos que los hombres
Otro fenómeno que se ha presentado es el de la menopausia anticipada, que puede ser prematura, si se presenta antes de los 40 años; o precoz, si es antes de los 45 años. Todos estos casos pueden ir acompañados, por supuesto, de problemas de infertilidad. Que al final generan todavía mayor estrés.
Sin embargo, asegura la doctora Ortíz, los problemas femeninos no solo se ven reflejados en el desorden hormonal. Un alto porcentaje de sus pacientes se queja de una notoria disminución de la líbido sexual. “Estamos comiendo de más y haciendo poco ejercicio, así que subimos de peso. El tapabocas nos genera acné. Para colmo de males, estamos el día entero con el marido en la casa. Todo esto de una u otra manera hace que perdamos las ganas de tener encuentros sexuales. Parecen problemas menores, pero la realidad es que afectan nuestra calidad de vida severamente”, comenta.
¿Como contrarrestar estos efectos?
Se trata de una combinación de factores, asegura la especialista. Lo primero que hay que hacer es combatir el estrés. “Para eso recomiendo comer bien, hacer ejercicio todos los días, mantener el cuerpo bien hidratado, meditar y hacer conscientes los sentimientos que tenemos. Es importante tener a alguien con quien hablar sobre lo que estamos sintiendo o pensando. Guardarnos las cosas por largo tiempo nunca es una buena idea”.
Es determinante consultar al médico tratante. Si los sentimientos de angustia continúan es importante ir con un psiquiatra para que defina el tratamiento ideal para cada persona. También es recomendable visitar al ginecólogo de confianza para que examine los factores que pueden estar influyendo en los cambios de ciclo y el tratamiento aconsejado.
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