Los psiquiatras Jairo Villa y Ana Millán, de Colsanitas, despejan algunas dudas y mitos alrededor del trastorno de ansiedad (TDA), que afecta la vida de muchas personas, en algunos casos de forma silenciosa y devastadora.
Mito: Ansiedad y trastorno de ansiedad (TDA) son lo mismo
Falso. La ansiedad es una reacción normal del cuerpo ante estímulos amenazantes. Todos sentimos ansiedad en algún momento, en mayor o menor medida, ante situaciones y estímulos de la vida diaria, sean estos positivos o negativos. El trastorno de ansiedad (TDA) se diagnostica cuando esas reacciones se desencadenan sin estímulo y de manera repetitiva, hasta el punto de alterar la calidad de vida de la persona. A diferencia de la ansiedad, que es pasajera en la vida diaria, los síntomas del TDA son abrumadores e incontrolables para quien lo padece.
Mito: La ansiedad es un invento de este tiempo, porque las generaciones actuales son más sensibles que las de antes
Falso. Los trastornos de ansiedad se han incrementado en los últimos años por varias razones: la pérdida de lazos familiares y de redes de amigos, la convivencia de familias grandes en espacios pequeños, la industrialización y el incremento de los trabajos donde predomina el sedentarismo, el incremento de las relaciones virtuales, la competitividad del mundo actual. Además, los espacios de relajación, meditación y uso inteligente del tiempo libre se han visto invadidos por la tecnología y el consumismo. El aumento de los niveles de ansiedad en las personas es real, e impacta la vida de esas personas y sus familias.
Mito: La ansiedad y el estrés son lo mismo
Falso. El estrés se refiere al enfrentamiento de la persona con problemas externos y de su contexto, mientras que la causa de la ansiedad viene del interior del individuo. Las personas pueden confundir cuadros de ansiedad con estrés debido a que ambos se expresan con sentimientos de preocupación y miedo, sin embargo, provienen de causas distintas.
Mito: Solo las personas que han vivido situaciones traumáticas sufren de trastorno de ansiedad
Falso. O mejor: no necesariamente. Un evento traumático puede ser un desencadenante, y es común que la ansiedad aparezca en personas que han tenido conflictos o han estado bajo situaciones de gran estrés emocional. Pero además, un evento pequeño puede desencadenar un trastorno de ansiedad grave incluso en personas que no hayan vivido previamente un trauma. Esto pasa porque además de conflictos psicológicos que pueden presentar las personas con una vida relativamente normal, el TDA tiene además un componente orgánico y físico.
Mito: El trastorno de ansiedad tiene un factor hereditario
Verdadero. Aun cuando hasta ahora no está científicamente comprobado que el TDA se herede, una persona puede ser más susceptible de padecerlo si tiene un familiar con el trastorno.
Mito: Las personas con TDA pueden controlar las manifestaciones de la ansiedad, basta con mentalizarse o relajarse
Falso. Cuando hay un trastorno, la ansiedad ya no depende de la voluntad. La angustia generada por los cuadros de ansiedad y ataques de pánico predisponen a la persona a no querer revivirlos, sin embargo, nadie puede prever estos episodios ni puede decidir evitarlos. La medicina ofrece herramientas para mitigarlos.
Mito: El trastorno de ansiedad puede aparecer en cualquier etapa de la vida
Verdadero. Niños y adultos mayores pueden presentar TDA, solo que ocurre en una menor medida. El trastorno de ansiedad es más común en la juventud y en la adultez.
Ilustraciones por Jorge Mario Zumaqué. Instagram: @mario.zumaque.
Mito: Una gran cantidad de personas sufre de trastorno de ansiedad y no lo sabe
Verdadero. Muchas veces el TDA se manifiesta en síntomas físicos como presión en el pecho, sudoración, taquicardia, mareos, tensión muscular, entre otros. Es por esto que muchas personas asumen distintas explicaciones a esos síntomas sin considerar que la causa podría ser un trastorno de ansiedad. Adicionalmente, por falta de información los pacientes pueden pasar mucho tiempo buscando la causa de su malestar.
En algunas ocasiones el problema es de diagnóstico, aunque esto cada vez sucede menos debido a que los profesionales en salud están más atentos que antes a la salud mental de los pacientes. Esas demoras en el diagnóstico del TDA también ocurren por negación: la persona no quiere admitir que tiene problemas de salud mental. En esos casos, cuando ocurre esta represión consciente o inconsciente, se tiende a recurrir a sustancias psicoactivas legales o ilegales, que distraen a la persona de la incomodidad inicial y del verdadero origen de su condición.
Mito: Un ataque de pánico puede ser incapacitante para continuar con las obligaciones diarias
Verdadero. Depende de la gravedad de los síntomas, como en toda situación médica. Sin embargo, una crisis de pánico resulta devastadora para la persona que la sufre. Si es un caso grave, la persona no podrá continuar con su día de manera normal, pues las crisis representan en la persona un aturdimiento e incomodidad extenuante y muy desagradable. Adicionalmente, en muchos casos se genera una ansiedad anticipatoria, donde se sufre de un temor constante a que se repita la crisis.
Mito: Uno de los síntomas más comunes del trastorno de ansiedad es la constante preocupación por el futuro
Verdadero. La persona que desarrolla TDA tiene una necesidad grande de control, y un eje central es ese deseo de controlar lo que podría suceder. Por esto mismo, el TDA puede llegar a teñir la vida de quien la sufre de un pesimismo inherente hacia todo lo que representa el futuro.
Mito: El trastorno de ansiedad no es una condición grave y generalmente no requiere tratamiento
Falso. Que sea un trastorno significa que es un problema que puede afectar la vida de manera prolongada y determinante. Es una condición médica como la diabetes o la hipertensión, con diferentes grados de gravedad, y siempre requiere atención profesional, como en las enfermedades mencionadas. El TDA no se cura solo, ni con aguas aromáticas. Si sospecha que sufre de este trastorno, la recomendación es buscar ayuda de un profesional, para que haga una evaluación y recomiende un tratamiento. Evite autodiagnosticarse, o usar alcohol u otras sustancias para mitigar los ataques de ansiedad.
Mito: El TDA se trata con terapia
Verdadero. Al menos de manera parcial, pues generalmente, las personas diagnosticadas con TDA tienen un tratamiento que incluye un componente farmacológico y otro psicoterapéutico. Esto lo debe evaluar un profesional en salud mental, ya que según la gravedad del trastorno se determinará un tratamiento que combine ambas herramientas o solo una de ellas.
Mito: El TDA es menos grave que la depresión y otras enfermedades mentales
Falso. Cada condición mental se da de manera única y diferente. Todo depende del grado de severidad de la misma. En cualquier caso, el trastorno de ansiedad requiere una atención profesional, pues no solo afecta la calidad de vida de quien la padece, sino también de quienes están a su alrededor.
Mito: El trastorno de ansiedad es una condición crónica, es decir, no se puede curar
Falso. Una condición crónica es aquella que perdura en el tiempo. Sin embargo, esto no significa que el TDA sea incurable. Hay casos en los que hay un episodio único y otros en que se vuelve crónico, pero aún cuando se vuelva crónico es posible mejorar considerablemente la calidad de vida de quien lo padece, con tratamiento dirigido por un profesional de salud mental.
*Estudiante de periodismo. Practicante de redacción de Editorial Bienestar.
Dejar un comentario