Desde que era un niño, Gonzalo David Prada Martínez desarrolló un gusto paralelo por el arte y la medicina, que aunque a primera vista no parecen campos afines, comparten una profunda conexión a través de la sensibilidad, la exploración de la condición humana y la búsqueda de la belleza en la complejidad de la vida.
El doctor Prada es especialista en neumología, adscrito a Colsanitas. Egresó de medicina en 1986 y se decidió por la neumología como especialidad ya que para él, “es la ventana de casi todos los problemas que tiene el organismo". No hay una sola persona que no tenga el pulmón comprometido en algún momento de su vida, ya sea por una enfermedad primaria o por una asociada”, afirma. Desde esta especialidad se ha dedicado al cuidado intensivo, a la parte clínica y a distintas áreas de la medicina.
Tiene un MBA en bioética, un fellow en epidemiología clínica en Barcelona y actualmente está terminando un doctorado en bioética en la Universidad del Bosque, pero aún cuando su carrera en el campo médico ha sido extensa y exitosa, nunca ha dejado su gran pasión: la pintura.
“Los médicos somos sensibles y estamos constantemente interpretando a otros. Aunque no creo que la medicina sea un arte, cuando hablamos de algunas ramas como la cirugía, sí hay una cercanía al arte más estrecha que a la ciencia".
Gonzalo recuerda que su amor por el arte empezó desde muy pequeño gracias a la exposición que tuvo a distintas obras y museos en un periodo de su vida que vivió en España. En su adolescencia, participó en distintos concursos de pintura y siempre tuvo un especial interés en retratar la figura humana y los paisajes. Sin embargo, cuando llegó el momento de escoger a qué se dedicaría, sabía que debía sacrificar alguna de sus pasiones, pues él explica que “la medicina es una carrera muy absorbente que no permite que se desarrollen otras cosas sino hasta después de cierto tiempo”.
Para el doctor Prada la decisión fue un tema de pasión: “Mi gran pasión es la vida y todo lo relacionado a ella. Para mí es muy importante preservarla, cuidarla y mejorarla. Eso fue lo que me llevó a querer ser médico”, afirma. Sin embargo, desde su punto de vista la integralidad del ser humano solo se consigue cuando hay equilibrio y por eso nunca dejó de pintar.
Algunos de sus cuadros están exhibidos en diferentes centros médicos en los que ha trabajado, como el Hospital Santa Clara y el Centro de Especialistas 125 de la Clínica Reina Sofía. Otros han sido regalos para sus colegas y pacientes.
Un amante de la sensibilidad y la esencia del momento
El impresionismo ha sido la corriente que más ha influido en la obra de Prada, pues captura la esencia del momento y la impresión visual de lo cotidiano, y permite expresar su percepción del mundo con espontaneidad.
“El paisaje es un término moderno en el arte, así que mi permanente cuestionamiento por el entorno me llevó a desarrollar un interés por el paisaje como una reinterpretación de la realidad. No se trata de copiar la naturaleza, sino de verla desde mi propio filtro, porque ni siquiera los fotógrafos la copian. Ellos ponen su sello personal en lo que capturan”, afirma Prada. Su paleta es sencilla y consta únicamente de cuatro colores: el azul, el amarillo, el blanco y el rojo, y nunca usa colores como el negro, porque considera que es posible llegar a dar oscuridad a través de la mezcla de los tonos.
A pesar de su larga trayectoría en la pintura, el doctor Prada no se considera un pintor. Por eso nunca ha vendido sus obras, sino que siempre han sido regalos que disfruta compartir con otros. “Para mí la pintura no es un medio de vida. El artista es el que conoce todas las técnicas y escoge la adecuada para desarrollar una idea que quiere transmitir al mundo. Lo que yo hago es simplemente coger el lienzo y pintar lo que se me ocurre, entonces no soy pintor, soy un aficionado del arte”, dice.
Su otra pasión: la salud pulmonar
Para el médico Prada la Clínica Reina Sofía ha sido un espacio que le ha permitido desarrollar integralmente sus intereses y pasiones. A lo largo de su carrera, ha encontrado en esta clínica un entorno propicio para su profunda conexión con el arte y la neumología, pues considera al pulmón un órgano complejo y vital, cuya protección, conservación y tratamiento adecuado se volvieron centrales tras la pandemia.
“El covid fue una de las experiencias más dolorosas, difíciles e intensas en la vida de todos. En mi caso, nunca había trabajado tanto como durante la pandemia. Veía entre 40 y 50 pacientes a diario. Vi muerte, pulmones destrozados, estuve en Cuidados Intensivos y tengo recuerdos muy fuertes de esta época”, dice, mientras recalca que ahora es momento de estar atentos a las secuelas pulmonares y sistémicas que el Covid-19 dejó en muchas personas, como por ejemplo, la invalidez respiratoria, los problemas cardíacos, la fatiga crónica o las complicaciones neurológicas.
Para cuidar la salud pulmonar, Prada subraya la importancia de buscar respirar aire limpio. “El pulmón es muy eficiente en filtrar y defenderse, pero respirar aire limpio es fundamental. Hay que evitar lo evitable: fumar, vapear o exponerse a contaminantes industriales. Si es inevitable la exposición, podemos utilizar protectores adecuados.
“Un pulmón afectado es un pulmón que no se recupera”.
Asimismo, enfatiza poner la lupa en factores que amenazan la salud pulmonar como la polución ambiental. “Casi todos vivimos en ciudades extremadamente contaminadas y sumando esto a problemas como el tabaquismo o el vapeo, los pulmones se terminan llevando la peor parte. Es muy importante tener esto en el radar porque sin duda nos está afectando ahora y nos afectará aún más en el futuro”, agrega.
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