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Padre ausente físicamente pero presente en sacrificio

El sacrificio invisible de mi papá: entendí su amor con los años

Crecer con una figura paterna distante puede dejar muchas preguntas. ¿Por qué no estuvo ahí? ¿Por qué me sentí solo? Solo con los años entendí que mi papá sí estuvo, aunque no como yo lo imaginaba. Su forma de amar fue el trabajo silencioso, los turnos interminables, el esfuerzo que permitía que mi mamá sí pudiera estar. Esta es una columna gráfica sobre una paternidad que no se ve, pero que sostiene. Un homenaje a los padres que aman desde las sombras.

¿Por qué hay una distancia con mi papá?

¿Por qué me cuesta hablarle o buscarlo cuando necesito ayuda?

Son preguntas que me rondan con frecuencia

Busco respuestas en mis recuerdos de infancia y adolescencia.

Y lo que encuentro es un vacío: mi papá no estaba tanto como mi mamá.

Mi mamá fue mi compañera constante.

Mi refugio, mi confidente, la que siempre estuvo ahí para mí.

¿Por qué hay una distancia con mi paPapá, en cambio…

No estuvo en mis juegos, ni en muchos de mis eventos importantes.

No me consoló cuando lloré, ni me defendió cuando temía.

Casi siempre estaba cansado o dormido.

Pero lo que no veía de niño lo comprendí de adulto.

Papá no estuvo ausente por elección.

Era el único sostén económico de un hogar con 5 hijos.

Trabajaba jornadas eternas en una fábrica.

Quiso estar presente, pero su trabajo lo consumió.

Y la realidad es que mi papá sí estuvo …

pero de otra manera.

No fue un héroe de capa y espada, sino de madrugadas,

trasnochadas y sacrificios silenciosos.

Gracias a su esfuerzo, mi mamá pudo estar conmigo.

Sin su lucha diaria, quizá ella no habría sido mi gran heroína.

Hoy entiendo que los héroes no siempre están delante de la batalla.

Algunos sostienen el hogar desde las sombras.