La epilepsia es una enfermedad que puede producirse por varios motivos, generar múltiples manifestaciones y aparecer en cualquier momento de la vida.
Una de cada cien personas en el mundo vive con epilepsia y en países en vía de desarrollo la cifra puede ser casi el doble. Eso la convierte en una de las enfermedades más frecuentes del sistema nervioso central. Pero también es, al mismo tiempo, una condición altamente estigmatizada por falta de información.
La epilepsia se define por su síntoma más característico: las crisis epilépticas, convulsiones ocasionadas por una descarga eléctrica anormal de un grupo de neuronas en el cerebro. Se dice que hay epilepsia cuando una persona tiene dos crisis epilépticas o más, separadas por más de 24 horas, en un lapso de 10 años y que no estén relacionadas con golpes en la cabeza, bajas de azúcar o infecciones. De modo que la epilepsia se define como una enfermedad en la cual las personas tienen una predisposición continua a la aparición de crisis epilépticas y que presentan consecuencias neurobiológicas, cognitivas y psicológicas, según explica el libro Comprender la epilepsia para vivir mejor, publicado por la Unidad de Estudio y Tratamiento Integral de las Epilepsias (Uniepilepsias).
Tipos de epilepsia
Existen tres tipos de epilepsia que se clasifican dependiendo de la red neuronal que afecta. “Las epilepsias generalizadas habitualmente tienen un componente genético y se caracterizan por una descarga eléctrica de las neuronas que compromete de forma súbita y generalizada a ambos hemisferios del cerebro”, explica el libro de Uniepilepsias. En las epilepsias focales hay un grupo de neuronas enfermas, focalizadas en un área específica, en donde se genera la crisis. Y si no es posible saber a ciencia cierta si es focal o generalizada, se denomina “de origen desconocido”.
La clasificación también está relacionada con el tipo de crisis epilépticas que presenta una persona. En la epilepsia generalizada se dan los síntomas más conocidos: temblores incontrolables, desvanecimientos y espuma o baba que puede salir por la boca. Mientras que en la focal las crisis se presentan de forma más leve. “A veces las manifestaciones son tan sutiles que casi nadie se da cuenta, hay personas que se quedan quietas mirando a la nada”, cuenta Marco Aurelio Venegas, neurólogo de Uniepilepsias.
Ambas manifestaciones de las crisis son igualmente peligrosas. En el primer caso, por el riesgo que tienen de golpearse la cabeza al caer y convulsionar en el suelo; y en el segundo, son comunes los casos de pacientes que acuden a centros de salud por quemaduras, cortadas o heridas ocasionadas por la “desconexión” que sufren durante la crisis.
Causas
No siempre es posible saber cuál es la causa de la epilepsia pero en algunos casos, además de ser una enfermedad en sí misma, es también síntoma de otras. “Por ejemplo, un tumor cerebral, una cicatriz producto de una hemorragia o de falta de oxígeno al nacimiento”, explica Edwin Forero, neurólogo pediatra y epileptólogo adscrito a Colsanitas. Alteraciones en la corteza cerebral debido a problemas en el desarrollo durante el embarazo, infecciones del sistema nervioso central, traumas craneoencefálicos fuertes, infartos cerebrales, se cuentan también entre sus causas.
Tratamiento
No existe cura para la epilepsia, pero en la mayor parte de los casos es posible tratarla y controlarla. “Para las crisis el primer escalón de tratamiento es la medicación”, explica César Buitrago, neurocirujano de Unilepsias, refiriéndose a los llamados fármacos anticrisis: medicamentos destinados a bloquear las descargas eléctricas que ocurren en el cerebro con el fin de evitar las convulsiones, “en cerca de un 60% de las personas la medicación funciona para detener los ataques epilépticos”. Sin embargo, hay casos donde los pacientes no responden a la medicación, en cuyo caso se habla de Epilepsia refractaria o farmacorresistente. De ser este el caso, se contemplan opciones de tratamiento no farmacológicas como la cirugía o la dieta cetogénica.
LA CIFRA
Cerca del 30% de las personas con epilepsia son resistentes al tratamiento.
Impactos
Qué tan incapacitante es la epilepsia en la vida de una persona depende de las características e intensidad de las crisis y de la forma en que se presenten. Pero en general, explica Buitrago, cualquier crisis es incapacitante porque está interrumpiendo la vida normal de una persona. En muchos casos, además, el desconocimiento en torno a la enfermedad afecta socialmente a quien la padece. Algunos pacientes pierden sus empleos o tienen dificultad en establecer relaciones interpersonales o sentimentales. Por eso la información es la mejor herramienta para entender a quien la padece.
Este artículo hace parte de la edición 185 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa en este enlace: https://www.bienestarcolsanitas.com/images/PDF%20ED/Bienestar185.pdf
*Periodista y creadora de contenidos de Bienestar Colsanitas y www.bienestarcolsanitas.com.
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