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llanto fantasma

El llanto fantasma de mi bebé

Las primeras semanas de vida de un bebé pueden ser abrumadoras. Entre la falta de sueño y la adaptación a nuevas responsabilidades, muchas mamás enfrentan experiencias, como el "llanto fantasma". Esta sensación revela la profundidad de los cambios emocionales y físicos que acompañan la maternidad.

En las primeras semanas de vida de mi hijo pensé que me estaba enloqueciendo.

Después de lactarlo un buen rato me metía a la ducha. Anhelaba ese momento de descanso, tener mi cuerpo sólo para mí.

Disfrutaba del agua por unos segundos, cuando de repente escuchaba el llanto desgarrador de mi bebé.

Salía corriendo, dejando mis huellas mojadas en el piso y lo encontraba tranquilo en su cuna. Su pecho diminuto subiendo y bajando con calma.

Pensé que era una situación que solo me pasaba a mí, pero resultó ser muy común y es conocido como “llanto fantasma”.

Se vincula con los cambios profundos que atraviesa el cerebro de la mamá en los primeros meses. Las conexiones neuronales se reacomodan según las nuevas necesidades y generan una alerta que identifica el llanto como una señal de urgencia.

Estas nuevas conexiones, sumado a la falta de sueño, combinadas con momentos en las que no escuchamos bien el exterior (en la ducha, mientras aspiramos o cuando el secador está prendido) pueden generar el llanto fantasma.

Ahora que mi hijo está más grande pienso en todos esos momentos que callamos las mamás y que en realidad nos unen tanto. Situaciones comunes para todas en el posparto, pero que creemos que sólo nos pasan a nosotras y nos hacen sentir solas, extrañas y hasta culpables, porque nadie habla de ellas.

Por eso sigo recordando las palabras de una amiga, que aplican casi para cualquier etapa de la maternidad: “Lo que sientes es normal. No estás sola. Pronto esta situación cambiará y ¿cómo podría ayudarte?”. I