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patinaje en Colombia

De las pistas a los podios: apuntes sobre el patinaje en Colombia

Ilustración
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Colombia brilla en patines. Desde hace veinte años los y las patinadoras nacionales ocupan los escalones más altos de los podios de las competencias alrededor del mundo. Una mezcla de talento, inspiración y organización institucional.

Estaba seguro de haber visto competir a patinadores colombianos en algunos Juegos Olímpicos. Incluso, tenía el recuerdo vívido de haber visto a alguna patinadora en lo más alto del podio levantando el oro. Quiero pensar que es una especie de efecto Mandela que comparto junto a las otras personas a las que les pregunté a quemarropa si el patinaje era un deporte olímpico y que pensaron la respuesta antes de decir con voz insegura: “Sí, ¿no?”. En caso de que alguien más tenga la duda: el patinaje no es un deporte Olímpico. Una de las muchas razones es que Colombia domina la disciplina a su antojo.

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Las imágenes de las patinadoras colombianas subiendo al escalón más alto del podio para levantar el oro sí son reales. Desde 1992, cuando se comenzaron a celebrar anualmente de manera oficial los Mundiales de Patinaje de Velocidad, Colombia ha ganado 19 veces el oro. De hecho, desde el 2010 la selección nacional ha levantado el oro de manera ininterrumpida durante 12 años, y desde el 2000 solo ha cedido esa posición en tres ocasiones.

Aunque el deporte no está hecho de números, a veces está bien disfrutar de ellos, por lo menos cuando las estadísticas son tan dicientes. Por ejemplo, Estados Unidos ocupa el segundo puesto en el conteo mundial con apenas 9 medallas doradas. Y si sumamos todas las medallas individuales en las distintas competencias que se llevan a cabo durante el certamen, Colombia ha conseguido alrededor de 774 medallas de oro, plata y bronce mientras que Estados Unidos conserva el segundo lugar con apenas 228.

El patinaje es el deporte que más títulos ha conseguido en nombre del país. Quienes lo practican ven a sus ídolos volver de las competencias con dos, tres, cinco medallas colgadas del cuello y por eso mientras se calzan los patines comprenden que llegar a ese punto es posible.

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María José Quiroz fue campeona del mundo en la categoría juvenil en Barcelona en el 2019. Cuando bajó del podio y llamó a su familia para contarle que volvía a Colombia con dos medallas de oro y dos de plata, tenía 17 años. Era su primer mundial. Llevaba desde los ocho años ocupando podios en las muchas competencias regionales y nacionales en las que había participado. Y precisamente ese triunfo constante es el que la llevó a ella, como a muchos otros patinadores, a dar el salto del patinaje recreativo al patinaje profesional. “Yo creo que es por el hecho de que Colombia es tan top y ganan tantos patinadores que tú quieres ir a ganar. Uno lo ve tan posible: uno ve a tantas personas lograrlo, que uno quiere ir por ese camino”, dice con seguridad.

A los cuatro años le regalaron unos patines para navidad. Hizo lo que hace cualquiera a esa edad: los usó 24/7. Los papás la inscribieron a una escuela a la que iba los fines de semana a entrenar con juegos de habilidad y de técnica, todos de carácter recreativo. Con el paso de los meses, a medida que su interés en el deporte aumentaba, empezó a entrenar también durante la semana después de salir del colegio, pues su cariño al deporte crecía y quería ocupar el tiempo de las tardes mientras sus papás trabajaban.

María José Quiroz lleva más de la mitad de su vida patinando a diario. Desde los seis o siete años pasó a entrenar todos los días de la semana, sin falta, y es algo que ha mantenido hasta ahora. Aunque para entonces ya competía en torneos locales y regionales a lo largo de Boyacá, su departamento, y ganaba medallas y reconocimientos con frecuencia, solo a partir de los catorce años decidió dejar de patinar de manera recreativa para hacerlo de manera competitiva. Al entrenamiento con patines le sumó gimnasio y bicicleta y las jornadas fueron haciéndose más pesadas con el paso de las semanas.

Cuando le pregunto qué cambió en ese momento, responde que haber pasado a la categoría juvenil le permitió ponerse como objetivo pasar a la Selección Colombia. Y eso lo cambió todo.

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En una entrevista para Señal Colombia, un año antes de retirarse oficialmente, Cecilia “La Chechi” Baena dijo que lo bonito del patinaje es que se ha convertido en un deporte que se practica en todos los rincones del país: no importa que no haya escenarios, los niños patinan en las calles de sus barrios. Ella siente que el I Campeonato Mundial Juvenil de Patinaje de Carreras celebrado en Barrancabermeja en 1996 fue un punto de inflexión en su vida personal y, probablemente, en la manera en la que el país empezó a mirar el patinaje. Ese día la delegación colombiana consiguió cuatro medallas de oro y dos de bronce frente a cientos de niños y jóvenes que, como ella, se dieron cuenta de que era posible.

“Ahí vi ganar a las primeras figuras del patinaje nacional y después mi sueño era estar ahí en el podio con ellos”, señala en la entrevista. “Yo creo que es un trabajo conjunto entre los deportistas, que damos un buen resultado, y los niños y los jóvenes que se enamoran de este deporte porque ven que somos muchos los que ganábamos. No hay solo una figura, sino cinco o seis deportistas”.

Además de “La Chechi”, con 24 títulos mundiales, en la sala de honor del patinaje colombiano están colgados los retratos de Luz Mery Tristán, quien consiguió el primer oro para Colombia en el mundial de 1990; Andrés Felipe Muñoz, ganador de 27 preseas doradas; Fabriana Arias, con 21 títulos mundiales; Pedro Causil, con 20 medallas de oro; Gabriela Rueda, primera medallista olímpica colombiana luego de conseguirlo en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 (la categoría juvenil sí está aprobada por el Comité Olímpico). Además de Elías del Valle, entrenador de la Selección Colombia en por lo menos el 90 % de los triunfos alcanzados en los últimos veinte años.

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El patinaje es el deporte que más títulos ha conseguido en nombre del país. Quienes lo practican ven a sus ídolos volver de las competencias con dos, tres, cinco medallas colgadas del cuello y por eso mientras se calzan los patines comprenden que llegar a ese punto es posible.

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“Me atrevo a decir, desde mi experiencia, que es mucho más difícil ser Selección Colombia que ser campeona del mundo por el nivel que tenemos”, dice María José Quiroz una semana antes de viajar a la sede en donde se realizará el selectivo para el próximo mundial. “Hay tres cupos y me enfrento con patinadoras que han sido campeonas del mundo 16 veces, y no me refiero a solo una, sino que puede haber cinco o seis de ellas”.

Para pertenecer a la selección Colombia de patinaje hay que participar en el selectivo y para entrar al selectivo hay que estar en lo más alto del escalafón nacional, cuyos puntos se consiguen en distintas competencias nacionales e internacionales a lo largo del año. Hay una selección para la categoría juvenil y otra para la categoría mayores, que va desde los 18 años en adelante. Tal vez la decisión más acertada por parte de la Federación Colombiana de Patinaje es renovar la selección anualmente. Esto quiere decir que nadie tiene el cupo asegurado y que un multicampeón puede quedarse afuera entre un mundial y otro.María José recuerda lo mucho que la impresionó llegar al mundial y sentir el respeto que la delegación imponía ante el resto de equipos. “Las demás delegaciones nos miraban queriendo saber qué hacíamos distinto: desde cómo nos poníamos los patines hasta cómo nos movíamos en la pista”, señala. Y cuando le pregunto qué diferencias notó en el resto de selecciones frente a la colombiana, responde sin titubear que todo lo relacionado con el trabajo en equipo. “Acá se trabaja demasiado con el hecho de que tu compañero es otro tú. Muchos de los patinadores de los otros países compiten entre sí. Creo que eso es un plus gigante que tiene Colombia: sus dos deportistas, que son top, están enfocados como equipo en que uno de los dos va a ganar según la estrategia planeada”.

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Jorge Roldán, Gerente Deportivo de la Federación Colombiana de Patinaje y Director Mundial del Patinaje de Carreras, sugiere que el éxito del patinaje colombiano a nivel institucional se debe a que hay una articulación sólida entre la Federación, los clubes deportivos y las escuelas de patinaje en todo el territorio. Eso posibilita una formación temprana de patinadores que van creciendo lentamente hasta alcanzar la edad para participar de la Selección Nacional y así garantizar una renovación permanente. “En el deporte, como en la vida misma, lo difícil a veces no es ganar sino mantenerse en la cima”, señala.

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Casi todos los grandes nombres del patinaje colombiano lamentan haberse retirado sin poder conseguir una medalla olímpica, incluso, sin haber podido competir por una. Aunque la explicación no oficial es que la supremacía de Colombia le restaría competitividad al deporte evitando que potencias como Estados Unidos consigan medallas, la explicación oficial es que aún no se cumplen los requisitos de cobertura mundial para entrar en el listado olímpico. Algunos de estos requisitos son tener una federación en por lo menos 75 países para hombres y 50 para mujeres y ser practicado en más de tres continentes. Sin embargo, han sido incluidos deportes como el surf o el skateboarding, cuya cobertura mundial suele ser tema de discusión.

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María José Quiroz ganó dos medallas de oro y dos de plata en el mundial de Barcelona del 2019. Ese era su último año en la categoría juvenil. En el 2021 tuvo un problema personal que la alejó de las competencias durante un año y medio. Retomó a mediados del 2022 y el proceso de readaptación fue lento. Después de haber dedicado toda su vida al patinaje, dice sentir la misma emoción de cuando tenía catorce años y competía junto a sus compañeras de la escuela: cierta confianza en creer que el oro está a una carrera de distancia; no por el oro en sí, sino por el atado de sueños que su brillo ilumina.

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Brian Lara

Periodista. Colaborador frecuente de Bienestar Colsanitas y de Bacánika.