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Bienestar Colsanitas

Comunicación para el bienestar emocional

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La forma como nos comunicamos con nosotros mismos y con los demás tiene un impacto determinante en la manera como nos sentimos. Hablamos con expertos en comunicación, psicología y temas afines.

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ndrea Ortiz es la decana de la Escuela de Comunicación Social y Psicología de la Universidad Sergio Arboleda en Santa Marta. Ella dice que es necesario entender la comunicación como una oportunidad de ser empático con el otro. Se trata de ponernos en su lugar y estar dispuestos a generar un intercambio de información que resulte afectivo y efectivo para todos los involucrados en el acto comunicativo.

Para ello, es indispensable evitar los juicios de valor o las preconcepciones que condicionan la forma como percibimos lo que nos expresan las otras personas. Estos juicios de valor, que pueden presentarse incluso antes de que nos llegue el mensaje, impiden que podamos leer la información completa. Entonces, el mensaje llega fragmentado, porque lo filtramos con nuestras presunciones y prejuicios, y eso puede desencadenar en respuestas negativas no pertinentes.

“Nos anticipamos porque estamos más pendientes de nuestras normas valorativas que de facilitar una comunicación presente y completa, a la que prestamos atención plena. Pero, en la medida en que identificamos esos filtros podemos deshacernos de ellos, con lo cual conseguimos entrar en sintonía con las personas con quienes nos relacionamos, en favor de una comunicación fluida”, enfatiza Andrea Ortiz.

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Otro aspecto que destaca la decana Ortiz para una mejor comunicación es el de ofrecer retroalimentación permanente, porque es una forma de demostrar que tenemos interés por lo que la otra persona nos comunica. Preguntar, repreguntar, parafrasear y asentir son maneras de decirle al otro “estoy en esto contigo”, “te sigo”.

En tercer lugar, la decana dice que es indispensable estar atentos al estilo de comunicación que tenemos con nosotros mismos, porque si es catastrófico o descalificador hay que tratar de transformarlo por uno más optimista y considerado.

El último punto que advierte la académica es la necesidad de identificar las palabras que usamos constantemente para referirnos a nosotros mismos y también en la interacción con los demás: “Si en nuestro léxico abundan las expresiones relacionadas con la gratitud, el afecto, la solidaridad, el respeto y la igualdad tendremos mayores posibilidades de alimentar nuestra percepción positiva del entorno y facilitar escenarios de concordancia con las personas con las que hablamos. Si, por el contrario, mostramos de manera permanente inconformidad, disgusto, repugnancia y desasosiego, a través de lo que decimos de forma individual o lo que compartimos en nuestras redes sociales, entonces estaremos más expuestos a que las respuestas sean igualmente agresivas y derrotistas”, remata.

Comunicación en tiempos de pandemia

Pedro Pablo Ochoa es el director del equipo de respuesta psicológica ante la COVID-19 del Colegio Colombiano de Psicólogos. Reconoce que la comunicación es capaz de proveer bienestar emocional, en la medida en que la aprovechemos para generar relaciones reconfortantes.

Ochoa señala que estamos ante una situación que nos hace propensos a sentir miedo, ansiedad, estrés, dudas, y es incoherente tener un discurso positivo sobre lo que es verdaderamente incierto. Es desacertado tratar de minimizar los sentimientos de angustia que manifiestan nuestros hijos, nuestros padres o la pareja frente a las consecuencias de esta crisis mundial causada por la pandemia, con expresiones como “no hay razón para preocuparse, todo está y seguirá bien”. Eso neutraliza la posibilidad de que el otro exprese sus emociones, porque se las estamos invalidando con este tipo de comentarios.

Por eso, el experto dice que consideremos normalizar el miedo, en el sentido de permitirnos sentirlo y aceptar que otras personas por las que tenemos afecto nos lo manifiesten. Ser empáticos en nuestra comunicación también implica considerar nuestras debilidades y permitir que los demás encuentren en nosotros un apoyo, así sea para compartir las emociones negativas que genera la incertidumbre.

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"Tenemos que minimizar las interferencias que atentan contra una comunicación eficaz. Evitar los juicios de valor, la discriminación, las posiciones inflexibles, la arrogancia. Más bien apelar a la tolerancia, la paciencia y la consideración para facilitar relaciones humanas más provechosas".

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Por otra parte, Ochoa advierte que sobrecargarnos con mensajes catastróficos y negativos entorpece nuestros planes de recuperar la paz interior, mientras que conversar con nuestros compañeros, familiares y amigos sobre proyectos que queremos desarrollar, gratos recuerdos, emprendimientos exitosos o historias de vida admirables nos recarga de buena energía y nos disponen de manera positiva para hacer frente a los retos cotidianos.

Con respecto a la comunicación en las organizaciones, el representante del Colegio Colombiano de Psicólogos dice que es clave emitir mensajes que transmitan claridad y transparencia, aun cuando no se esté en capacidad de generar toda la certidumbre que los trabajadores desean. Hay asuntos que escapan de las manos de quienes dirigen empresas e instituciones en este momento, pero siempre se puede hacer saber a los involucrados sobre las rutas de exploración que se siguen, de tal manera que se sientan tomados en cuenta. Esta invitación a involucrarse, aún en situaciones de crisis, impacta positivamente en la emocionalidad de los colaboradores en una organización de cualquier tamaño.

Comunicación no verbal

Ana Malkun es psicóloga clínica, magíster en psicología sistémica, y es adscrita a Colsanitas. Ella define la comunicación como un proceso mediante el cual nos relacionamos con los demás, sea de manera consciente o no. Y a partir de este concepto, considera que estamos llamados a revisar cómo estamos utilizando nuestras actitudes y comportamientos para procurar relaciones más sanas y nutritivas.

Explica que cada quien tiene un estilo predominante de comunicación. Podemos ser pasivos, agresivos o asertivos. En el primer caso estamos frente a un emisor que expresa muy poco sus opiniones y necesidades, casi siempre está de acuerdo con lo que dicen los demás, aunque sea en contra de sus propias creencias. El agresivo expresa sus necesidades y opiniones de forma hostil, y trata de imponer sus criterios, sin reconocer el de los demás. Y el asertivo toma posturas frente a los demás, pero considera los argumentos del otro, y expresa sus sentimientos abiertamente.

Malkun dice que en favor de una comunicación que nos produzca bienestar debemos entender que somos diferentes, pues estos estilos de comunicación son definidos por la personalidad y mediadas por las condiciones del contexto en el que nos desenvolvemos. Entonces, la clave es entrenarnos para saber reconocer cuándo estamos emitiendo un mensaje distorsionado (por la rabia, el estrés, la tristeza) y ser capaces de controlar esa respuesta, rectificar o negociar.

“Tenemos que minimizar las interferencias que atentan contra una comunicación eficaz. Evitar los juicios de valor, la discriminación, las posiciones inflexibles, la arrogancia. Más bien apelar a la tolerancia, la paciencia y la consideración para facilitar relaciones humanas más provechosas”, apunta Malkun.

Con respecto a la comunicación intrafamiliar, la psicóloga de Colsanitas opina que la espiritualidad funciona como una amalgama para fortalecer las relaciones con las personas con las que se tienen vínculos afectivos: “No se trata de estar rezando todo el día, sino de aprovechar las creencias y los valores espirituales para establecer acuerdos, reconocer fallas, ser empáticos, pedir ayuda o disculpas y facilitar espacios de encuentro emocionalmente saludables”, comenta.

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Recomendaciones para manejar la comunicación a nuestro favor

• Silencie los chats de los grupos que no sean prioritarios y considere salir temporalmente de algunos grupos que comparten información inútil.

• Deje de seguir en redes sociales a personas que no filtran la información que comparten.

• Procure contactarse frecuentemente con personas que forman parte de su red de apoyo social.

• Dedique tiempo a escribir y a compartir con personas cercanas los planes y proyectos que dan sentido a su vida.

• Identifique las fuentes de gratificación que tiene a mano y recurra a ellas constantemente para recuperar estados de equilibrio emocional.

• Defina horarios dentro de la rutina diaria para informarse sobre los acontecimientos más recientes. No se sature de noticias; tampoco esté desinformado.

• Revise sus redes sociales y verifique cuánto de lo que ha compartido recientemente lleva mensajes positivos y alentadores, o si por el contrario abundan los contenidos negativos y fatalistas.

 

**Periodista, investigadora, profesora universitaria. Colaboradora permanente de Bienestar Colsanitas.

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Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.