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Erick Morales

Lo que he aprendido corriendo con mi perro

Fotografía
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Lo primero que hace un perro por instinto es correr. ¡Qué mejor que correr con ellos! El canicross no es solo un deporte, es una forma de construir confianza, cuidar la salud y fortalecer la relación con tu perro.

Hay algo en lo que coincidimos muchos canicroceros cuando hablamos de cómo llegamos a esta práctica: buscábamos una actividad física que pudiéramos compartir con nuestros perros. Ante la imperiosa necesidad de canalizar la energía desbordante de nuestros compañeros de cuatro patas, encontramos en este deporte una alternativa para ofrecerles algo más y, al mismo tiempo, cuidar de nuestra salud.  
La primera vez que corrimos juntos Taco, mi perro criollo de gran tamaño; Tequila, una pitbull dulce y enérgica; mi pareja, y yo fue en el Parque Simón Bolívar, que pronto se convertiría en nuestro terreno de entrenamiento habitual. Allí, con Jkninos, el equipo de canicross que conocí gracias a una amiga, aprendimos todos. Conectados a nuestros perros a través de una línea de tiro, comenzamos a correr. Mientras Taco aprendía a seguir instrucciones, yo aprendía a moverme a su ritmo y a respirar bien al trotar, y descubría un nuevo dolor en las piernas, ese que antecede al fortalecimiento.

Pero no fue hasta que corrimos nuestras primeras carreras de canicross que sentí todo hacer clic: cada vez que Taco y yo nos lanzábamos juntos a la pista, algo se encendía. Sentía nervios, adrenalina y emoción ante la incertidumbre. Me ponía feliz ver a Taco disfrutar. En esas carreras me di cuenta de que el mushing definitivamente fortalecía el vínculo con mi perro. 

El mushing nació a comienzos del siglo XX como una forma de transporte en las comunidades indígenas del Ártico, donde los perros jalaban trineos en la nieve. Con el tiempo, se transformó en un deporte con identidad propia y múltiples modalidades, como el canicross, el bikejoring y el scooter. Reconocida por sus beneficios físicos y emocionales, hoy es una actividad en crecimiento en muchos países, incluido Colombia.  

Si en el canicross corres con tu perro, en el bikejoring vas en una bicicleta de montaña y en la modalidad de scooter, en una patineta de tiro especial. Todas las modalidades comparten dos reglas básicas: la primera es que el perro y el humano deben estar unidos por un arnés especial o una línea de tiro elástica; la segunda, que los perros deben ir adelante.
Aunque a simple vista puede parecer solo una forma activa de pasear al perro, el mushing es mucho más que eso: se trata de una disciplina que implica coordinación, confianza mutua y un fuerte vínculo entre humano y animal.

En nuestros primeros entrenamientos, nos dimos cuenta de que la energía desbordada de Tequila respondía mejor a la voz de mando de Andrés; mientras que Taco, un poco más equilibrado, era ideal para correr conmigo. Eso determinó nuestros binomios. 

Junto al equipo y con Jorge, nuestro entrenador, aprendimos no solo sobre las herramientas especializadas para practicar este deporte, sino sobre la importancia de cuidar el bienestar físico y emocional de los perros, que tienen un propósito en la vida de las personas. También comprendimos que, para practicar canicross de manera segura, debemos tener en cuenta nuestro propio estado físico y entrenar con regularidad.  

Otro aprendizaje clave de los entrenamientos de cada domingo fue que los perros son animales de manada: aprenden observando a otros perros. El progreso de Taco y Tequila fue evidente con el tiempo. Al principio, ninguno de los dos entendía qué había que hacer. Mientras otros perros ya sabían el comando de salida, ellos solo ladraban y querían “perseguir a la liebre”, como coloquialmente le decimos en el equipo a la acción de perseguir a otro perro como referente de impulso y guía. Fueron los mismos perros del equipo los que les enseñaron a correr en equilibrio. Es como si se hablaran entre ellos, esa es la magia del canicross: los perros se enseñan unos a otros, y nosotros, sus humanos, aprendemos de ellos.

La idea de manada también habla del trabajo con el equipo, del apoyo mutuo y de encontrar un espacio seguro en el que podamos entender el lenguaje de los perros. Comprendí que cuando un perro es miedoso, reactivo o muestra signos de depresión, muchas veces es porque no ha tenido la oportunidad de canalizar su energía o socializar con otros animales. Gracias al equipo, a la manada, uno toma más conciencia sobre lo que implica una tenencia verdaderamente responsable.

Antes de participar en una carrera oficial, todo binomio humano-perro necesita construir confianza mutua a través de entrenamientos progresivos que le permitan a las dos partes adaptar sus ritmos. Con el tiempo, fui aprendiendo las reglas que protegen a los binomios de cualquier lesión: evitar correr en horas de calor extremo, elegir rutas y superficies naturales como tierra o césped, procurar que la altimetría del terreno no tenga demasiado desnivel, llevar siempre agua y usar el equipo adecuado.  

Estas prevenciones las tienen en cuenta siempre en los lineamientos que establecen para las competencias los jueces de la Federación Colombiana de Deportes Caninos, entidad avalada por la International Federation of Sleddog Sports (IFSS), el organismo que regula y promueve este deporte en el mundo. La salud física y emocional del binomio se prioriza en las carreras. 

El canicross me enseñó a amar el running, y ha transformado mi vida y la de mis perros. Hoy no solo corro más fuerte, corro más conectada. Mi cuerpo es más resistente, pero, sobre todo, mi vínculo con Taco y Tequila es más profundo. He visto que son más equilibrados a la hora de dar un paseo matutino y al correr; también he sido testigo del cambio en los perros de mis compañeros de equipo. Además de verse más atléticos, se ven más felices: han mejorado su relación con otros perros y ya no muestran miedo o reactividad. Aron, uno de los veteranos de la manada, tiene sorprendidos a los veterinarios que lo examinan. A sus diez años, sus huesos, órganos y músculos parecen los de un perro de tres. Su vitalidad es una muestra del impacto positivo que el canicross puede tener en el bienestar físico y emocional de nuestros perros.

Volviendo a mí, puedo decir que este deporte me ha aportado libertad y pasión, y ha reducido significativamente mi estrés. Compartirlo en pareja, con Taco y Tequila, ha hecho que el ejercicio se transforme en vínculo, disfrute y una nueva forma de bienestar. 

Equipo básico:

  • Arnés deportivo para el perro: debe permitir libertad de movimiento sin generar molestias.
  • Línea de tiro con amortiguador: conecta al perro con la persona y reduce tirones bruscos.
  • Cinturón para el corredor: se ajusta a la cintura y distribuye el peso, permitiendo correr con las manos libres.

Lo que debes saber:

  • Los perros solo pueden empezar a entrenar desde los ocho meses y el año, una vez sus huesos han terminado de formarse completamente.
  • Es fundamental hacerle al perro una revisión veterinaria que incluya radiografías (placas) de caderas y codos para asegurarse de que está apto para correr.
  • Aunque todos y todas son bienvenidos, no todos los perros pueden entrenar.  Jorge, nuestro entrenador, enfatiza que razas braquiocefálicas, como los pugs o los bulldogs franceses, tienen más riesgo de complicaciones respiratorias durante las carreras.
  • Para empezar a practicar canicross no tienes que ser atleta. Lo más importante es tener ganas y que tú y tu perro se adapten.

Este artículo hace parte de la edición 201 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.