Cumplir con las medidas dispuestas por el Ministerio de Salud permitirá un retorno seguro a las piscinas.
esde el inicio del Simulacro Vital decretado por la Alcaldía Mayor de Bogotá, en marzo, las piscinas cerraron sus puertas. Y desde el pasado 4 de septiembre el Ministerio de Salud dio su visto bueno para la apertura de piscinas en conjuntos residenciales, centros recreativos y hoteles del país. Para regular los protocolos de bioseguridad publicó la resolución 1547. Sin embargo, su implementación en los diferentes establecimientos está en manos de la Alcaldía Mayor de Bogotá.
Pero más allá de la apertura gradual de algunas piscinas, el debate está enfocado en saber si el nuevo coronavirus se puede transmitir o no a través del agua de los estanques, si es seguro acudir a estos lugares, y qué medidas deben adoptarse en los vestuarios.
En cuanto a la eventual transmisión del covid-19 en las piscinas, parece haber consenso: el virus se desactiva en contacto con el agua clorada. Esta información ha sido confirmada por varios organismos competentes.
Según Jorge Soto, presidente de la Federación Colombiana de Natación, la entidad ha recibido comunicados de la Federación Internacional de Natación y de la Confederación Sudamericana de Natación, según los cuales, “con cierta cantidad de cloro, no hay riesgo dentro de la piscina”. “La verdad es que es un deporte de bajo riesgo”, sostiene Soto.
El pasado mes de julio, en su comunicado titulado “Back to water covid-19 guidelines”, con base en un estudio de la University Medical Center of Utrecht, una de las entidades de salud pública más importantes de Holanda, la Federación Internacional de Natación ya afirmaba que el agua clorada desactiva el virus.
Cristian Rico, licenciado en química, quien cuenta con 12 años de experiencia en el mercado del mantenimiento de las piscinas, así como con certificados nacionales e internacionales tales como el de instructor de operación y tratamiento de agua de piscinas del INAGUA, y el de inspector de piscinas de la National Swimming Pool Foundation (NSPF) de Estados Unidos, coincide con Soto, y agrega que “la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la NSPF identificaron que el covid-19 se desactiva en contacto con el agua clorada si la concentración está entre 1 y 3 partes por millón de cloro”. Según el especialista: “Ya se podrían abrir las piscinas a nivel distrital, ya estamos preparados”.
Cabe resaltar que en la resolución 1547, además de exigir protocolos de bioseguridad muy similares a los impuestos en otras actividades económicas (tapabocas, geles, desinfección, distanciamiento…), se añaden otros acordes con el espacio de la piscina: un aforo de una persona por cada 9 metros cuadrados en estanque cubierto, y una persona por cada 6 metros cuadrados en estanque abierto; la concentración de cloro exigida por el Ministerio de Salud es incluso un poco mayor a la prevista por la legislación colombiana: entre 2 y 4 partes por millón. Siguiendo estas medidas, las piscinas son seguras, tal como ocurre con otras actividades.
Se recomienda asistir con la indumentaria puesta para no hacer uso de los vestidores o permanecer el menor tiempo posible en ese espacio. De cualquier forma, “dependiendo del área del vestuario, el operador decidirá el aforo”, sostiene Alexander Niño, médico del deporte del I.D.R.D.
Los próximos en poder nadar deberían ser los clubes y las escuelas de natación, y finalmente, quienes quieran hacerlo en práctica libre.
La natación es reconocida como un deporte sin impacto, de los más saludables, recomendado en el marco de una gran variedad de terapias físicas que pueden incluir incluso la columna. La natación es mucho más que una afición o un entretenimiento, es una actividad necesaria para mucha gente.
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