La actriz santandereana, empresaria y reciente ganadora del programa de televisión MasterChef Celebrity habló con Bienestar sobre sus proyectos, sus planes a futuro y los ingredientes infaltables en la vida para nunca dejar de sonreír.
CALMA (en mayúsculas) es lo que transmite Paola cuando habla. Es amable, pausada, sabe ponerse en los zapatos de su interlocutor o del público antes de decir algo que pueda hacer daño. Y nadie que haya visto la más reciente temporada de MasterChef Celebrity podría negar que la fórmula que le permitió quedarse con el botín fue, por supuesto, su sazón, pero también el espíritu de samurái ―serenidad y disciplina férrea― con el que se movió en medio de una olla a presión en constante ebullición: “Ese programa saca lo que eres sí o sí, no hay manera de disimular”.
Estudiaba hasta altas horas de la noche, llenaba cuadernos por montones, pensaba en sus hijos una y otra vez y aguantaba en paz cualquier chaparrón que viniera por parte de los jurados o de la audiencia. ¡Y lo logró! Un plato inspirado en Santander (cordero en salsa de hormigas culonas y puré de arepa santandereana) la consagró como la mejor cocinera del concurso.
¿Cuál es su secreto? “La felicidad y el éxito viene de nosotros mismos, de nuestro amor propio, de nuestra capacidad de aceptación, de qué tanto nos sabemos perdonar y entender en los momentos en que nos equivocamos”, responde la actriz, quien además lanzará el próximo mes un libro con las mejores recetas y experiencias de su paso por el programa.
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Ahora que todo es mediático, donde todo el mundo sale a decir qué hace y qué no hace, yo siento que no debo, ni quiero, sacrificar mi conexión con mis hijos por mostrársela a los demás.
¿Desde que ganó el programa ha cambiado su forma de alimentación?
Fui vegetariana durante siete años, pero lo dejé antes de mi primer bebé. Me di cuenta de que no todos los cuerpos tienen la misma condición para el vegetarianismo y que, en mi caso, necesito comer carne roja de vez en cuando. Eso sí, no como cerdo y en MasterChef me tocó volver a probarlo para saber el punto de cocción y esas cosas. Fue durísimo, pero cambié el chip. De resto, hace mucho tiempo decidí no darme tan duro. Antes hacía mucho ejercicio y dietas muy restrictivas. Pero entendí que al cuerpo hay que oírlo y decirle: “No te voy a torturar más, te voy a dar amor”. Quité los pensamientos negativos antes de comer, que, al final, son los que nos producen esos efectos dañinos. Han sido años de trabajo, pero desde que vivo así, sin estresarlo y sin misterio, me mantengo en la misma talla y peso. Además, mejoró la calidad de mi piel.
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Y, deporte, ¿sigue haciendo?
Pasé por muchos tipos de ejercicio, hasta que descubrí que el pilates es lo que más me gusta. Lo practiqué durante los dos embarazos y la recuperación fue buenísima, porque es un ejercicio que trabaja muchísimo el core.
Tras verla en MasterChef, donde quedó expuesta su calma aún en los momentos más estresantes y su disciplina a la hora de estudiar, quiero saber: ¿ha sido así siempre?
Siempre he sido tranquila, pero, por supuesto, la madurez del tiempo, el ser mamá, la vida misma me han enseñado a vivir desde el agradecimiento. Y creo que, si estás agradecido con la vida, estás en paz.
Empezó una carrera pública cuando tenía 16 años; le llegó la fama de un momento para otro. ¿Cómo fue vivirlo y que no se alterara su esencia?
Yo soy muy tímida, así que fue muy raro y difícil ver que la gente me miraba en la calle, que se me acercara y se interesara por mí; pero, gracias a mis padres y su apoyo, me mantuve con los pies en la tierra. Me hicieron entender que hay que aprovechar y agradecer las oportunidades que llegan en la vida, pero que también se pueden ir en cualquier momento. Así que hay que vivir en el presente y disfrutar lo que se tiene, sin darlo todo por sentado.
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La madurez del tiempo, el ser mamá, la vida misma me han enseñado a vivir desde el agradecimiento. Creo que, si estás agradecido con la vida, estás en paz”.
¿Desde entonces ha sido reservada con su vida privada? Sus redes son un caso especial: ha demostrado que se puede tener éxito con estas sin necesidad de incluir su vida personal.
Cuando empecé en televisión no existían las redes sociales, además, yo siempre he estado guardada o escondida detrás de un personaje, sin exponerme demasiado. Ahora que todo es mediático, donde todo el mundo sale a decir qué hace y qué no hace, yo siento que no debo, ni quiero, sacrificar mi conexión con mis hijos por mostrársela a los demás. Entiendo y respeto a quienes quieren compartirlo, pero no va conmigo, no le veo sentido. Me encantan los seguidores, el apoyo que me dan y la capacidad de leer en tiempo real lo que te dice el público, pero no estoy dispuesta a abrir mi vida personal. Quizás sea porque no nací dentro de ese mundo.
Su disciplina también fue importante a la hora de diversificar sus ingresos. No se dedicó solo a la actuación, sino que tiene una productora de cine y hace inversiones en finca raíz, entiendo que desde muy joven…
Sí, le agradezco a mi papá que, desde que yo tenía 18 años, me ayudó a invertir inteligentemente y gracias a él tengo negocios que se han convertido en algo alterno a mi trabajo. Me gustan mucho las finanzas y los números.
¿Esa misma diversificación le ha dado también libertad para elegir o rechazar personajes? Para usted la maternidad ha sido un filtro tremendo a la hora de escoger sus proyectos en televisión…
Sí, definitivamente, tengo mucha suerte porque pude dedicarme a mis hijos y he podido escoger qué quiero. Por ejemplo, hacer MasterChef fue increíble porque ellos se lo gozaron y se sintieron orgullosos de mí. Eso es muy bonito y es el tipo de cosas que, por ahora, me interesan. Sí le he dicho ‘no’ a muchos proyectos que siento que no son acordes a mi realidad de mamá, pero son decisiones de vida que tomé, estoy tranquila y las disfruto completamente.
Siendo muy joven le tocó recibir toda clase de adjetivos que hoy no se permitirían:“mamacita”, “sexy” y todo lo que traía la sexualización de las mujeres ¿Cómo fue esa época?
Sí, había ese boom, ese furor y lo hice; tomé la decisión de hacerlo y estuve posando en revistas masculinas. Era el momento que estaba viviendo y no me arrepiento, pero hoy no lo haría. Son etapas que van pasando en el periodismo, en la vida de los artistas, y no son malas ni buenas, son experiencias que se asumen y hacen parte de una historia.
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Restaurante Emilia Grace: culto a la pasta
La cocina de este restaurante, ubicado en Chapinero, en Bogotá, mezcla los sabores auténticamente italianos con algunos ingredientes y presentaciones americanas, lo que hace sus platos muy variados y apetitosos. La carta empieza con entradas muy sabrosas para carnívoros, como el Carpaccio di Manzo: lomo de res, pesto de rúgula emulsión de parmigiano y limón, o para vegetarianos como la Burrata: mermelada de tomates, albahaca fresca, aceite de oliva y pan tostado. Entre los fuertes se destacan las pastas frescas, como El ravioli Pisello, relleno de puré de arveja, con salsa de crema de leche, hierbabuena y prosciutto o los fetuccinis, las lasagnas o los agnolotis. Los postres combinan sabores colombianos e italianos, como el Baked Piamonte: galleta de limón con gelatina de ciruela, cremoso de albahaca, helado de mora y merengue. Un lugar con un ambiente soleado, amplio y con una atención que se esmera por cuidar las peticiones de cada comensal. Este restaurante fue el espacio escogido para retratar a Paola Rey, nuestra protagonista de estas páginas.
Dirección: calle 65# 4A-51. Bogotá
IG: @emiliagracerestaurante
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Este artículo hace parte de la edición 198 de nuestra revista impresa.
Encuéntrela completa aquí.
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