¿Qué significa ser intolerante a la lactosa? ¿Es igual la intolerancia que la alergia? Aquí resolvemos las dudas más frecuentes sobre la leche y sus derivados.
es extraño que, en una cafetería, algunas personas opten por ordenar su capuchino con leche deslactosada porque la leche entera les “cae pesada”. Sin embargo, no hay que confundir los síntomas de la intolerancia con los de la alergia a la lactosa, porque no son lo mismo. Entonces, ¿cuáles son esas diferencias? ¿Qué productos deben evitarse en caso de una intolerancia? ¿Cómo saber si se tiene alergia a la leche? Consultamos a varios especialistas que ayudarán a esclarecer estas y otras dudas comunes.
¿Qué es la lactosa?
Hay que empezar definiendo el componente principal de la leche, y a menudo, el causante de muchos malestares causados por el consumo de lácteos: la lactosa. Como bien explica Vilma Blanco Peña, nutricionista-dietista del Clinicentro Colsanitas Calle 96, la lactosa es un carbohidrato que se encuentra de manera natural en la leche de los mamíferos, incluida la de los seres humanos. Como aporta un sabor dulzón, se le conoce también como “el azúcar de la leche”.
Es procesada en el organismo por una enzima que se denomina lactasa, la cual se encuentra en el intestino delgado. La lactasa se encarga de descomponerla, de tal manera que pueda ser absorbida correctamente.
¿En qué alimentos se encuentra la lactosa?
Ángela María Navas, médico especialista del Grupo de Soporte Nutricional de la Clínica Reina Sofía, explica: “Naturalmente, así como se encuentra en la leche de vaca y en la materna, también está presente en derivados como el yogur, el kumis, la mantequilla, el queso y en galletas, tortas y panes”.
Dependiendo de su elaboración y procesamiento, también puede haber trazas de leche o alguno de sus componentes en alimentos como las carnes embutidas, los caramelos, los edulcorantes, los vinos y hasta en algunos medicamentos.
¿Qué significa ser intolerante a la lactosa?
Aquí es importante hacer una anotación. Pese a que tanto ser intolerante como alérgico corresponden a la categoría de reacciones adversas que se tienen frente un alimento, no son lo mismo; es decir, no son equivalentes.
El gastroenterólogo Benedicto Velasco de la Clínica Reina Sofía explica que a partir de los cuatro años, la cantidad de lactasa comienza a disminuir, y es esta la razón de la intolerancia a la lactosa, ya que no se asimila correctamente este carbohidrato de la leche. Cuando se presentan síntomas, los más frecuentes son dolor, distensión abdominal, flatulencias y diarrea, entre otros.
Ahora bien, esta carencia de lactasa puede ser pasajera (por la presencia de una inflamación en el intestino, por algún tratamiento médico o químico) y la reacción intolerante no causa, necesariamente, un daño en la mucosa intestinal, añade Blanco.
"A partir de los cuatro años, la cantidad de lactasa comienza a disminuir, y es esta la razón por la cual no se asimila correctamente la lactosa".
¿Y qué es la alergia a la leche?
Como explica la doctora Navas, la palabra alergia siempre trae implícito un problema inmunológico. La alergia a la leche podría explicarse, entonces, como una reacción del sistema inmune a proteínas de la leche como la caseína, entre otras, lo cual puede ocasionar daños serios en la mucosa intestinal.
Blanco, por su parte, aclara que esta alergia suele ser hereditaria; que es más común en los bebés lactantes y niños pequeños, y la mayoría de las veces se cura espontáneamente alrededor del tercer año de vida. Los síntomas incluyen alteraciones cutáneas, respiratorias y gastrointestinales severas. Es importantísimo detectarla y tratarla rápidamente, evitando por completo la leche y todos sus derivados. Y también se debe advertir que consumir productos deslactosados no evitará la reacción alérgica.
¿Qué alimentos son permitidos cuando hay intolerancia?
Contrario a cuando se presenta la alergia, la intolerancia a la lactosa no es una condición para dejar de consumir leche y derivados. Hay múltiples alternativas en el mercado: desde productos deslactosados hasta bebidas lácteas fermentadas, como el kéfir o el yogur. Los quesos, por ejemplo, entre más madurados estén menor cantidad de lactosa tendrán.
Y las bebidas vegetales, ¿qué?
Con este tema, la doctora Navas es enfática: las bebidas vegetales no tienen nada que ver con la leche de vaca. Tal vez en apariencia, pero no en contenido nutricional. Las bebidas de almendras y arroz no contienen proteínas, ni vitamina D; sí contienen calcio, pero en menores cantidades. La bebida de soya, por su parte, sí posee proteína, pero poco calcio y nada de vitamina D; y la bebida de coco no tiene proteína y su contenido de grasas saturadas puede llegar a ser problemático si se consume en exceso. En conclusión: “son alimentos que han venido a enriquecer las dietas, pero no deben verse como reemplazo de otros, sino como un complemento”.
'
Dejar un comentario