La pérdida de funcionalidad de los riñones está íntimamente ligada con la diabetes, la hipertensión y la enfermedad cardiovascular. La detección temprana y el autocuidado son determinantes para el pronóstico a largo plazo.
A la pérdida gradual, progresiva y de largo plazo de la función renal se le llama Enfermedad Renal Crónica (ERC). Es el resultado del daño de los riñones y suele manifestarse de manera tardía, pues los síntomas, en la etapa temprana, son tan inespecíficos que no representan una alarma sino hasta cuando la afectación es mayúscula.
A la ERC se le considera una patología de alto costo por generar un alto impacto económico sobre las finanzas del sistema de salud y por causar un impacto dramático sobre la calidad de vida del paciente y su familia, incluidas las tremendas repercusiones en las capacidades productivas de los afectados.
En el mundo, aproximadamente, una de cada 10 personas tiene ERC y en la mayoría de los casos es de nivel moderado. En Colombia, la prevalencia es aparentemente menor, o probablemente no se han diagnosticado todos los casos esperados, con una frecuencia de 2 por cada 100 personas. Y, según el Fondo Colombiano de Enfermedades de Alto Costo, en el año 2023 se reportaron 991.212 personas con ERC en el país, de los cuales 200.000 fueron casos nuevos diagnosticados en ese año.
Camilo Alberto González, director médico de nefrología de la unidad renal de Clínicas Colsanitas, explica que los riñones se encargan de eliminar las toxinas producto del metabolismo del organismo: “en una primera fase filtran la sangre, seguido de un proceso de selección entre lo que es necesario para el funcionamiento del cuerpo y lo que se debe desechar. También se encargan del control de la presión arterial, regulan la producción de hemoglobina para evitar la anemia, mantienen los niveles equilibrados del sodio, potasio, cloro, calcio. y fósforo. Y, adicionalmente, mediante la activación de la vitamina D, ayudan a mantener unos huesos saludables. Por eso, cuando los riñones dejan de hacer su trabajo las consecuencias pueden implicar riesgo vital”.
La enfermedad renal crónica no da muchas señales, por lo que se debe favorecer la detección temprana. en los grupos de personas que están más propensas a padecerla. En esa población se cuenta a los pacientes diabéticos, hipertensos, obesos, aquellos con diagnóstico de enfermedad cardiovascular, gota a repetición, enfermedades autoinmunes sistémicas, aquella con historia de cálculos renales recurrentes y antecedentes familiares de falla renal en primer grado de consanguinidad, o sea, padres o hermanos”, dice González.
Algunos de los síntomas de ERC pueden ser: pérdida del apetito, retención de líquidos corporales o hinchazón, náuseas, cansancio o debilidad, cambios en el aspecto de la orina persistente (espumoso o color oscuro), alza de la presión arterial. Pero, la severidad del daño puede llevar a otros síntomas como intoxicación, pérdida de peso, inapetencia, piquiña en la piel, anemia y los valores de algunas sustancias en sangre, como el potasio y el fósforo, se ponen en niveles críticos.
Para diagnosticarla los especialistas se basan en las manifestaciones clínicas y recurren a pruebas de laboratorio en sangre y orina, o a imágenes de ultrasonido y computadas, para confirmar sus sospechas. La recomendación es que quienes tienen propensión a sufrir daños en sus riñones se sometan a tamizaje para enfermedad renal de manera periódica, al menos una vez al año.
El Fondo Colombiano de Enfermedades de Alto Costo, cuenta de alto costo, cada año se encarga de registrar las estadísticas de varias enfermedades incluyendo la ERC. En el año 2023 se documentó que 1 de cada 10 colombianos sufre de hipertensión arterial, casi 4 de cada 100 personas tiene diabetes mellitus, y 2 de cada 100 vive con enfermedad renal crónica. Para ese mismo periodo se reportaron casi 35.000 personas en diálisis, y más de 8.000 con trasplante de riñón.
El director médico de nefrología en la unidad renal de Clínicas Colsanitas explica que la enfermedad renal crónica se clasifica en 5 estadios, siendo el número 5 el estadio que representa mayor severidad de la disfunción renal. Si el estadio está en estadios 1 y 3 puede ser manejada por médicos de cuidados primarios (familiar, general, pediatra). “Lo importante es que la enfermedad que la causó esté controlada”, advierte.
Y si la gravedad está entre los estadios 3 y 5, requiere supervisión del especialista en nefrología, de tal manera de “recurrir a tratamientos específicos para desacelerar el daño y mantener el funcionamiento de los riñones por más tiempo”, apunta González.
ERC y diabetes. Los estudios revelan que más de la mitad de las personas con diabetes puede llegar a tener un daño renal importante durante su vida. El especialista González dice que se debe a que la enfermedad afecta el sistema de filtrado y comienza a manifestarse con la aparición de proteínas en la orina: “El azúcar persistentemente elevado en la sangre daña las células que se dedican a la filtración de la sangre y los vasos sanguíneos del riñón. El resultado pueden ser unos riñones disfuncionales que se deterioran progresivamente”, detalla.
ERC y HTA. La presión arterial alta puede dañar los vasos sanguíneos en distintas partes del cuerpo, incluidos los riñones. Se genera un peligroso círculo vicioso, porque la enfermedad renal puede aumentar la cantidad de líquido en los vasos sanguíneos y demandar un mayor aumento en esta presión, esto obliga al corazón a realizar un mayor esfuerzo y lo hace propenso a lesiones. Para evitarlo los expertos recomiendan tratamientos farmacológicos y cambios en el estilo de vida, como restricción del consumo de sodio y actividad física regular.
ERC y Obesidad. La obesidad es un factor de riesgo asociado a la hipertensión y a la diabetes, por lo cual se asocia también con la causa o el agravamiento de la enfermedad renal crónica y las enfermedades cardiovasculares. En los casos extremos de obesidad los riñones están obligados a incrementar su trabajo al máximo (hiper-filtración), y estas fuerzas de presión generan pérdida de las estructuras encargadas de seleccionar adecuadamente lo que se filtra. La sobrecarga de trabajo genera progresivamente un daño renal de nuevo, o progresión acelerada de la ERC, en caso de que ya exista. Mantener un peso saludable hace parte de las medidas más importantes para conservar unos riñones sanos.
Atención para cada caso. El equipo médico de Keralty responde a las necesidades de los pacientes con enfermedad renal crónica y sus entidades precursoras. Para eso cuenta con varios programas bandera. El primero, integrado a los programas de control de diabetes, hipertensión y obesidad, pretende coadyuvar a la detección temprana de la ERC en pacientes propensos a desarrollarla, con base en lo que recomiendan las guías internacionales.
Se cuenta con un programa de nefroprotección, a través del cual se involucran distintos profesionales para adaptar el tratamiento a las necesidades y preferencias del paciente con ERC establecida. Involucra el trabajo de médicos de atención primaria, nefrólogos, enfermeras y la valoración nutricional, que es un aspecto muy relevante e individualizado
Igualmente, está el programa de Pre-diálisis, destinado a pacientes con enfermedad renal avanzada o de alto riesgo. Involucra la atención de nefrólogo, nutricionista, psicólogo, trabajo social, enfermería, y tiene unos objetivos principales, por una parte, hacer un seguimiento cercano de la evolución de la enfermedad, tratamientos para evitar su progresión, tratar las complicaciones de la ERC. Y por la otra, educar a los pacientes sobre la enfermedad, el autocuidado y las opciones de reemplazo renal en caso de falla del órgano, bien sea la diálisis o el trasplante de riñones.
“En estadios severos de la ERC (4 y 5), tratamos de orientar al paciente para considerar ser tributario de un trasplante, porque es lo más conveniente a la hora de reemplazar la función de los riñones, cuando esta es irrecuperable y severamente comprometida. La edad no es limitante para ser candidato a trasplante, pero sí hay condiciones que se deben tener en cuenta para no poner en riesgo la vida del paciente. En todos los casos, lo que queremos es alargar y mejorar su calidad de vida”, concluye el nefrólogo Camilo González.
Finalmente, Keralty cuenta con programas de atención de alta complejidad como el trasplante renal y la diálisis de alta calidad.
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