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Bienestar Colsanitas

Respira en el colegio

La práctica del mindfulness en algunos colegios públicos y privados está demostrando con cifras que funciona en el empeño de crear ambientes escolares más pacíficos y eficientes.

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l niño sostiene una botella llena de agua y tierra. Cuando la agita, el agua se torna turbia y marrón. “Cuando la botella está así sucia”, dice este niño de una escuela del Tambo, en el departamento de Cauca, “es porque estoy pensando muchas cosas o cuando me enojo”. Luego de unos segundos la tierra se asienta en la botella y el agua vuelve a ser clara: “cuando está limpia es porque estoy tranquilo”, remata. La botella es un elemento que usa el programa Respira en Colombia para explicarle a los niños de una forma sencilla cómo funcionan la mente y las emociones. Y cómo pueden parar y regular los pensamientos para ser más asertivos y mejorar las relaciones de convivencia.

El programa Respira en Colombia nació en 2013 de la mano de Paula Ramírez y Matthias Rüst, un par de jóvenes con tres intereses comunes: la educación, la paz y el mindfulness. Ambos querían probar en Colombia lo que habían practicado en otros países, porque habían constatado que funcionaba. Se unieron para diseñar un programa que, usando las herramientas que da la práctica de mindfulness, mejora la calidad educativa a través de la convivencia pacífica. No aplicaron una metodología idéntica a la de otros países, sino que la adecuaron al contexto colombiano.

El programa piloto se hizo en cinco colegios públicos, tres en Tumaco y dos en Bogotá, para probar la metodología. Luego se inició el trabajo en más colegios. Y en 2014, la Universidad de Los Andes hizo una evaluación de impacto del primer año de programa en 16 colegios. Allí se recogieron datos y testimonios que mostraron los efectos positivos y palpables: baja depresión, ansiedad y estrés; mayor empatía. Los profesores refirieron la transformación en los estudiantes: “escuchan más, respetan más”. Y esos cambios empezaron a repercutir en el comportamiento y los resultados académicos.

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En la evaluación de impacto se recogieron los efectos positivos y palpables: baja depresión, ansiedad y  estrés; mayor empatía. Los profesores refirieron  la  transformación de los estudiantes: escuchan más, respetan más.

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¿Qué es el mindfulness?

Esta práctica consiste en focalizar la atención en el momento presente a través de ejercicios simples como la observación de la respiración o la consciencia de los pensamientos, emociones y estados de ánimo. Jon Kabat-Zinn, fundador de la Clínica para Reducción del Estrés en la Universidad de Massachusetts, popularizó esta técnica en Occidente desde 1979. En un inicio trabajó con pacientes con enfermedad crónica, pero pronto se dio cuenta de que el efecto era muy positivo, así que empezó a practicarlo en los colegios.

Camila Díaz Samper, quien también practicaba mindfulness y tenía una maestría de Educación para la Paz de la Universidad de Columbia, se unió a Paula y a Matthias. Su experiencia en el área social y su certificación en Mindful Schools, que consistió en cómo aplicar mindfulness al aula, le permitían aportar mucho al programa Respira en Colombia.

Hoy Camila Díaz es coordinadora del programa y cree fervientemente en el poder del mindfulness, en los cambios que genera en las personas y, en particular, los que procuran el bienestar y la construcción de paz de adentro hacia afuera, en comunidades afectadas por el conflicto armado o por cualquier otra forma de violencia. Esta práctica es beneficiosa para cualquiera: “Respira es consciencia para el bienestar”.

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COLEGIO B

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¿Cómo funciona?

El programa Respira entrena en clases teóricas y prácticas a los profesores para que ellos apliquen los conocimientos en sus aulas y en su vida cotidiana de forma transversal. Así, no hay una clase de mindfulness, sino que se aplica en todas las clases: es una actitud que contempla el estar presente, consciente, y eso puede practicarse en clases de matemáticas, español o educación física. Camila Díaz explica que el trabajo con los docentes se enfoca en ellos como seres humanos más que como maestros. Los primeros cambios se generan en ellos mismos, y de esa forma ellos son los portadores de las técnicas que replicarán con los niños. Con esta práctica —que empiezan aplicando en su vida personal y luego trasladan a las aulas— mejoran su estado interno, están más motivados con su labor, más tranquilos y son más asertivos con sus alumnos. Fomentar el bienestar docente y estudiantil repercute en la mejora de la calidad educativa: los maestros tienen herramientas para manejar el estrés, la violencia escolar, la convivencia.

Luego de seis sesiones de entrenamiento, Liliana Saavedra, maestra del jardín Vueltacanela de Bogotá, ya empieza a ver los cambios: “Me detengo a escuchar atentamente a los niños, todos traen sus historias y necesitan ser escuchados. Eso ha facilitado la conexión con ellos”.

Silvio Andrés García, docente del Instituto de Educación Agrícola de Quilcacé, también ha visto la transformación: “Al principio pensé que el programa eran solo ejercicios de relajación, pero me doy cuenta de que va más allá: se mete en lo educativo. Se nota el cambio en los estudiantes: escuchan más, respetan la palabra, sea mía o de sus compañeros”.

Patricia Toledo, otra maestra de Vueltacanela, valora esta experiencia porque la ha hecho ser más asertiva y ver las cosas desde otro punto de vista.

Antes de tener clases de matemáticas, respiran un minuto, se toman un tiempo para reconocer las emociones que están sintiendo. También lo hacen antes de presentar exámenes, y reconocer la angustia de ese momento los ayuda a regular ese sentimiento, a pararlo. “No es la reacción sin filtro sino la respuesta a tu cuerpo, a las emociones que estás experimentando.

Hay una respuesta más proactiva de parte de docentes y niños, la coexistencia mejora, se cortan esos ciclos de reacción reactiva”, explica Camila.

El mindfulness funciona en manejos de crisis particulares, pero básicamente es una herramienta preventiva, por eso es que se busca trabajar con los niños más pequeños, para que cuando estén más grandes puedan enfrentar y responder de una manera adecuada, no reactiva, a distintas situaciones de la vida.

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COLEGIO A

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Escenario de postconflicto

Los niños colombianos han crecido cerca de la guerra —unos más que otros—. Y no pocos han sido tocados por la violencia, como víctimas o como victimarios. Por esta razón, Camila Díaz cree que es fundamental mirar hacia adentro: saber qué hay ahí, de qué está hecho el dolor y reconocer la carga emocional de la guerra. Porque solo así, desde la conciencia, se puede crear una postura sociopolítica diferente que apueste por la paz.

Los resultados del programa muestran su efectividad, por eso la coordinadora cree tan importante poner esta práctica en la agenda del país: “con esto se puede construir paz en Colombia en un escenario de postconflicto y en distintos contextos”. Aunque insiste en que es beneficiosa para cualquier persona, haya sido afectada directa o indirectamente por la violencia: “Todo el mundo lo necesita. Pero las zonas afectadas por distintos tipos de violencia tienen una necesidad más tangible de esta herramienta de bienestar”.

Actualmente el programa Respira funciona en 25 colegios públicos y privados en Cali, Cauca, Tumaco y Bogotá. Respira se ha extendido a otras áreas y por eso tiene cuatro líneas de intervención: Respira en Educación, Respira en la Vida, Respira en Empresa y Respira en Comunidad, todas unidas bajo la misma filosofía de aportar al bienestar y a la construcción de paz.

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Para la vida

Mindfulness significa atención plena o consciencia plena. Es una práctica basada en la auto observación y el entrenamiento mental. Camila Díaz explica que con la práctica de mindfulness se evita el enganche con emociones y pensamientos que no pertenecen al presente, con esos ciclos de la mente que llevan al estrés y a pensar en cosas que afectan el cuerpo y el momento presente.

No se trata de no pensar en el futuro, porque la mente está hecha para pensar. Se trata de observar, de aceptar sin juzgar. “Estar más con lo presente que con lo ausente. Hacer silencio dentro del ruido. El mundo no se va a acabar si en una hora no miras el celular por estar disfrutando con tu familia”, dice Camila.

La práctica de mindfulness no tiene nada de esotérico. Sus beneficios son tangibles. La respiración tiene una explicación científica: cuando nos estresamos la glándula suprarrenal libera cortisol, alterando la frecuencia cardiaca y bloqueando el pensamiento racional. Respirar antes de reaccionar parece una solución sencilla pero en realidad es una respuesta efectiva. La ONU fundamentó su campaña Respira Paz, dirigida a Colombia, en el simple acto de respirar antes de actuar.

Fotografías cortesía del Programa Respira en Colombia

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María Gabriela Méndez

Periodista. Editora de Bienestar Colsanitas.