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Viajar me liberó de cargas invisibles

Viajar me quitó pesos que no sabía que cargaba

Ilustración
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A veces cargamos con pesos invisibles que no sabemos que tenemos hasta que un viaje los libera. En esta columna ilustrada, la autora comparte cómo viajar le ayudó a soltar lo que creía imprescindible.

¿Alguna vez has sentido que cargas una maleta llena de dudas, heridas y miedos?

cargas físicas, emocionales, pensamientos que arrastramos sin darnos cuenta. Así me sentía antes de ese viaje que lo cambió todo.

Durante años pensé que debía tenerlo todo bajo control, seguir la ruta correcta y que, si lo hacía bien, todo saldría como lo había planeado. Pero… ¿y si algo se salía del guión? Me frustraba, me sentía perdida y derrotada.

Cuando llegué a Estambul, una ciudad mística que siempre soñé visitar, y caminé sin rumbo por sus calles, solté la necesidad de tener todas las respuestas. En esa libertad, encontré una calma que no sabía qué buscaba.

Perderme se volvió una forma de encontrarme. Porque al desviarme, conocí lugares que no imaginaba, personas que no esperaba, historias que me cambiaban la perspectiva.

Sentí la inmensidad del mundo, la diversidad de culturas, idiomas, puntos de vista y la libertad de no tener que controlar cada paso.

Viajar me ha enseñado que la vida no es una línea recta ni un camino único. Es un entramado de posibilidades, de desvíos, de aprendizajes inesperados. Perderse es parte del viaje.

Volví más ligera, solté la presión, entendí que un viaje no solo te lleva a un destino, sino que te trae distinta: más liviana, más libre, más auténtica.

Laura Daniela Soto Patiño

Laura Soto es periodista y redactora de Bienestar y Bacánika. Bumanguesa de nacimiento, boyacense de corazón y bogotana por adopción. Vive con su gata Morita y sus orquídeas. Romántica irremediable, le toma fotos a la comida y ama a su familia más que a nada en el mundo.