Con determinación, constancia y fe, la actriz logró quitarse los kilos de sobrepeso y transformar su cuerpo y su mente. Buena alimentación y actividad física forman parte de sus hábitos saludables.
urante la década de los noventa, cuando Cecilia participó en el programa juvenil y grupo musical Oki Doki, los productores de Sonolux la sacaron de la portada del disco, aún cuando era una de las protagonistas. La razón que le dieron fue tajante: “por gordita”. Aquello fue un golpe duro para una adolescente que empezaba en el mundo del espectáculo. Sin embargo, en vez de cortar sus alas, Navia se planteó un proyecto de vida en el que su peso jamás sería un obstáculo para interpretar los papeles que quisiera.
De ahí que su impresionante cambio físico y su estilo de vida son el resultado de procesos muy profundos: “Soy una persona muy religiosa y espiritual. Rezo muchísimo. También crecí, gracias a mi mamá que sacó adelante a tres hijos, con la mentalidad de que soy capaz de todo. Por eso, cuando conocí a la doctora María Bernarda Vergara y me dijo que podía cambiar el patrón de ‘la niña gordita’, me convencí de que iba a lograrlo”.
Después de su primer embarazo, Cecilia pasó de tener un poco de sobrepeso a llegar a un primer grado de obesidad. Fue entonces cuando empezó un tratamiento en el que lleva nueve años. “Durante los primeros 12 meses perdí 27 kilos, pero el mayor reto ha sido mantenerme, porque es casi una batalla diaria conmigo misma. He tenido retrocesos, claro, pero ¡aquí estoy!”.
La determinación, la constancia, la fe y un equipo completo de colaboradores han sido la clave para ser hoy una de las actrices con mayor reconocimiento a nivel nacional (dos premios india Catalina y varias nominaciones más lo confirman), y también una de las más guapas y saludables.
A la misma doctora, quien es más que su mano derecha, le confió también el cuidado de la piel. La dermatóloga le pone vitaminas y diferentes tratamientos hidratantes, aunque no bótox ni rellenos. “No quiero usar nada que me complique mi oficio como actriz. El bótox tiende a poner rígidos los músculos en la cara y el ácido hialurónico me impediría hacer papeles donde se requieren ciertas líneas de expresión”. Dentro de su rutina diaria está beber mucha agua y respetar las horas de sueño.
Para su pelo, la fórmula es lavarlo dos veces por semana, usar sagradamente acondicionador, una mascarilla cada ocho días y una visita a su estilista —el mismo desde hace 20 años— una vez al mes para que lo despunte y le haga una hidratación. “No uso recetas caseras, ni banano, ni aguacate, ni chocolate. Mi pelo tiene procesos químicos y no es recomendable”.
"Su mejor consejo de belleza es beber mucha agua y respetar las horas de sueño".
Y, por supuesto, el cuerpo firme y tonificado de Cecilia no se debe solo a una buena dieta. A su casa va un entrenador personal con el que trabaja varios días en la semana, toma clases de baile y sube montañas en compañía de sus perros.
“Creo que no hay ninguna persona que no tenga inseguridades, pero en mi caso el tener kilos de más representó una herida de infancia. Lo importante fue que tomé las decisiones correctas y trabajé duro por conseguir una imagen propia que me hace feliz”.
Reglas nutricionales
• Tomarse el proceso como un proyecto, donde el objetivo jamás sea bajar de peso. Eso genera ansiedad y culpa.
• Cantidad, esa es la clave: lo que engorda no es tanto lo que se come sino cuánto. Las raciones deben ser así: la proteína del tamaño de la palma y el carbohidrato del tamaño del puño.
• Tener en cuenta la calidad: hay alimentos con pocos nutrientes pero muchísimas calorías. Lo inteligente es buscar lo contrario: alimentos bajos en grasa y con cocciones libres de grasa.
• Comer cada tres horas. Fisiológicamente ese es el tiempo que necesita el cuerpo para quemar la energía, cuando se ha cumplido con las cantidades establecidas.
• Consumir carbohidratos acompañados siempre de proteína. Esto hace que la digestión del carbohidrato sea más lenta, evitando que se almacene.
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