Practicarse una cirugía para renunciar a la posibilidad de tener hijos es una decisión reconocida en la legislación colombiana para mayores de 18 años.
La planificación familiar es el derecho individual que tienen cada hombre y cada mujer de disfrutar de una vida sexual satisfactoria, segura, libre e informada; así como de tener la autonomía para decidirse por la reproducción o no, y cuándo hacerlo. Desde 1969, Colombia cuenta con un activo programa de anticoncepción, al que en 1970 se le añadió la vasectomía y, luego, en 1972, la esterilización femenina.
Ambos métodos se efectúan mediante una cirugía en la que, según cifras oficiales y al testimonio de los propios especialistas, va en aumento el número de jóvenes menores de 30 años que ingresan a las consultas con el propósito de realizarse este tipo de procedimientos.
Erwin Urbina es un joven bogotano de 27 que desde los 15 tenía claro que no quería hijos biológicos. "Mi familia y amigos me preguntaban el porqué de mi decisión. Creían que con el paso del tiempo me enamoraría y cambiaría de opinión. Más tarde conocí al amor de mi vida y mi deseo de no procrear seguía intacto. Ella me apoyó en todo el proceso y, cuando cumplí 22 años, me hice la vasectomía. Hoy estamos juntos, felices y cumpliendo cada uno con nuestras metas individuales, sin preocuparnos por la crianza de un hijo".
Aunque existen operaciones para revertir la esterilización, los especialistas recomiendan a los jóvenes que asuman la esterilización como un método de anticoncepción definitivo, debido a las escasas posibilidades de éxito que tiene este segundo procedimiento.
“Es muy importante que, con hijos nacidos o sin tenerlos, las jóvenes tomen la decisión de esterilizarse tras un profundo análisis”, así lo recomienda Yolima Rodríguez Peña, ginecobstetra, especialista en ginecología infantojuvenil de Sanitas, quien aclara que “el éxito de una recanalización tubárica para intentar devolverle a una mujer la posibilidad de embarazarse, dependerá de la técnica usada por el cirujano, de la cantidad de centímetros que haya cauterizado durante la ligadura y del estado general de daños en que se encuentre la trompa de Falopio. Sin embargo, hay estadísticas que indican que solo un 12 % de las mujeres esterilizadas se intentan recanalizar y, de ellas, la mayoría suele estar en el rango de edad que no superan los 30 años”, comenta.
Katerin López tiene 26 años y hace seis dio a luz a un niño que no había sido planificado; tuvo que poner en pausa sus estudios y otros proyectos: "después de ese embarazo tan repentino empecé a planificar con pastillas, pero en ocasiones olvidaba tomarlas. Luego me insertaron un dispositivo en el brazo que me hizo subir 25 kilos de peso y me dejó nuevamente embarazada porque no lo reemplacé oportunamente a los tres años, cuando debía hacerlo. Perdí ese embarazo, pero el susto fue grandísimo, así que me ligué las trompas hace dos años", cuenta.
La estadística indica que solo a través de Profamilia, desde 1973 hasta mediados de 2023, se contabilizó un total de 2'203.236 ligaduras de trompas uterinas. En 2020, durante la pandemia, la institución practicó ligadura a 29.465 mujeres y vasectomía a 13.459 hombres. Pospandemia, las cifras se han mantenido muy similares, tanto en procedimientos, como en el hecho de que las mujeres doblen el número de los hombres que optan por este tipo de anticoncepción.
La esterilización es una cirugía que evita de manera permanente la reproducción. En las mujeres, este procedimiento quirúrgico se denomina esterilización tubárica y consiste en atar las trompas de Falopio para impedir el paso del óvulo desde los ovarios hasta el útero. En los hombres, se llama vasectomía y consiste en cortar los conductos deferentes para que durante la eyaculación solo sea expulsado semen y los espermatozoides no salgan de los testículos. En ambos casos, el propósito es el mismo: impedir la reproducción.
Usar estos procedimientos como métodos de planificación familiar dejó de ser un asunto exclusivo de personas mayores de 35 años. Los jóvenes con menos de 30 años, aun cuando no hayan tenido hijos, también pueden renunciar a la posibilidad de procrear, según lo establece la normativa del sistema de salud colombiano, bajo el argumento del control de natalidad.
La ley 1412 de 2010 autoriza “la realización de forma gratuita y se promueve la ligadura de conductos deferentes o vasectomía y la ligadura de trompas de Falopio como formas para fomentar la paternidad y la maternidad responsable”. Hasta entonces, las mujeres que querían renunciar a la posibilidad de un embarazo debían tener una autorización firmada con el consentimiento de su esposo y someterse a una valoración psicológica que permitiera determinar su buen juicio y mesura.
Hoy en día basta con ser mayor de 18 años y estar completamente seguro de no querer hijos biológicos, ni ahora ni en el futuro.
Para la Sociedad Colombiana de Urología (SCU) se está volviendo cada vez más visible la presencia de jóvenes con el deseo de consultar y practicarse una vasectomía, “pero en la mayoría de los casos toman esa decisión porque saben que existe la vasovasostomía, que es el procedimiento quirúrgico usado para intentar revertir la esterilización masculina”, comenta el urólogo-andrólogo de Sanitas, César González Encinales, miembro de la USC.
Revertir una vasectomía o una ligadura de trompa con el propósito de la reproducción solo tiene 50 % de efectividad o menos.
El especialista González resalta la importancia de que los pacientes que opten por estos métodos conciban las cirugías de anticoncepción como procedimientos definitivos e irreversibles, “porque la tasa de efectividad real en la recanalización, que es el procedimiento usado para revertir la esterilización, es muy baja”.
Por su parte, Luis Enrique Abuchaibe, cirujano urólogo adscrito a Sanitas y vinculado al Instituto Urológico del Norte en Barranquilla, coincide en hacer la misma recomendación y destaca las bondades de la vasectomía: “Es un procedimiento poco invasivo, con muy alto porcentaje de efectividad en la anticoncepción, no causa dolor y los pacientes se recuperan del posoperatorio en menos de cinco días. No causa impotencia ni pérdida del deseo sexual y tampoco se pierde rigidez de la erección”.
El procedimiento
Para someterse a cualquiera de estas cirugías de anticoncepción no se requiere de muchos trámites. Los pacientes hombres deben consultar al urólogo y las mujeres al ginecólogo, quienes ordenarán exámenes de laboratorio y generarán posteriormente la orden para que se efectúe el procedimiento.
Lo único que podría impedir la realización de estas cirugías es que el médico tratante se niegue a hacerlas por notar dudas en el paciente o porque les pidan que les garanticen posibilidad absoluta de la reproducción, si eventualmente en el futuro deciden cambiar de opinión.
Si la cirugía de reversión no funciona, los pacientes esterilizados pueden intentar tener
hijos biológicos con una técnica de reproducción asistida.
Vanesa Matiz, psicóloga y sexóloga, trata en sus consultas este tipo de casos en los que, ocasionalmente, los pacientes no muestran total convencimiento de querer esterilizarse o de que aún no entienden que deben asumirlo como un procedimiento definitivo.
En sus abordajes, la especialista se asegura de que el candidato no tenga ningún tipo de trastorno ni esté influenciado por terceros o por hechos temporales como desamor, abuso sexual o múltiples compromisos que en la actualidad le impiden dedicar tiempo a los potenciales hijos. "Todo eso puede cambiar, es circunstancial. Pero cuando no se evidencia en un paciente esas condiciones, automáticamente se le debe dar el visto bueno para que se realice el procedimiento. La decisión de maternar y paternar es individual y no debe ser vulnerada", explica Matiz.
Paso a paso:
- Tener 18 años o más.
- Tomar cita con un especialista (urólogo para los hombres y ginecólogo para las mujeres).
- Realizarse exámenes de laboratorio preoperatorios. (Si el especialista tratante percibe indecisión del paciente, probablemente no efectúe la operación o remita con un psicólogo para una segunda valoración).
- Programar la cirugía con su médico especialista.
- Firmar el consentimiento informado acerca del procedimiento al que se va a someter. (La recuperación postoperatoria demora entre 3 y 5 días).
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