Pasar al contenido principal
Dejar de fumar

Dejar de fumar: tres años después, volví a respirar

Ilustración
:

Tras dejar de fumar, el autor aprendió que lo verdaderamente difícil no era renunciar al cigarrillo, sino recuperar el hábito de hacer pausas. En esta columna gráfica comparte cómo volvió a respirar sin humo y a reconciliarse con el silencio.

Este mes cumplo tres años desde que paré de fumar. Me sigue pareciendo mentira. 

Dejé de fumar, al menos, unos 11.000 cigarrillos.

Decidí convertir esa fecha en un segundo cumpleaños para celebrar.

Porque llegar hasta aquí me costó:

- Dos intentos fallidos
- Mucha ansiedad
- Mucha incomodidad.

Cuando subió la exigencia en mi vida (trabajo, estudios, rutinas), mi círculo se achicó.
Entendí que no todas las amistades requieren la misma energía. Y está bien.

Alrededor del cigarrillo me había construido
un refugio para permitirme estar mal y procesar lo que me pasara.

¡Qué vivan las amistades de “bajo riesgo”!
Las que siguen ahí aunque solo hablemos después de un brunch, unas copas o un meme enviado tres semanas tarde.
Eso también cuenta.

Me enseñé a sentirme aburrido, molesto, cansado, confundido o triste con un cigarro en la mano. 

Era mi excusa para decir: “necesito un momento”.

Ahora me pregunto cómo es que no nos damos eso sin requerir de una cortina de humo.

¿Por qué nos cuesta tanto buscar espacios para estar en silencio y dejarnos atravesar por lo vivido? ¿Por qué nos parece tan artificial pararlo todo para hacer una pausa?

No lo sé. 

Pero en este nuevo cumpleaños trato de celebrar dejando que la incomodidad
me interrumpa el día y me obligue a salir con ella a buscar aire y darme, sí, algo de tiempo para respirar.

Tal vez lo difícil no es dejar el cigarrillo, ni el ruido,
sino aprender a darnos permiso para parar y estar bien o mal sin escondernos detrás de nada.

Jorge Francisco Mestre

Escritor, periodista e historiador. Fanático de las historias contadas con calma, hondura y gracia. Escribe entrevistas, crónicas, ensayos y artículos de análisis para Bacánika y Bienestar Colsanitas. En 2022, publicó Música para aves artificiales, su primer poemario.