El arte contemporáneo le dice adiós a los stands aburridos para tomarse las alturas. Llega Un_Fair Tequendama, una feria internacional que convierte suites de hotel y edificios reconocidos de Bogotá en galerías. Una nueva apuesta, según sus creadores, que busca dejar de "vender objetos" para volver a ser expresión pura del arte.
Bogotá se ha convertido en escenario para varias de las exposiciones y festivales de arte más importantes del país. Este año la agenda cultural de la capital contó con la primera Bienal de Arte y Ciudad que será celebrada durante 7 semanas, y la primera edición de Un_Fair Tequendama, la feria internacional que apuesta por la proyección de Bogotá como epicentro del arte contemporáneo.
La feria tiene lugar del 24 al 28 de septiembre con formato híbrido de exposición: “gallery in-suites”. 30 galerías de arte nacionales e internacionales exhibidas en las habitaciones de los pisos más altos del Tequendama Suites Bogotá y otras en espacios inmersivos de edificios tradicionales como el Edificio Bachué y las Torres Bavaria, entre las carreras 10 y 13, y entre las calles 26 y 28. Un evento que propone, en palabras de Christopher Pascall, galerista y productor de Un_Fair Tequendama: un formato diferente a “Las ferias de arte que existen desde hace 30 años”. Afirma que actualmente “ya no se trata de expresión humana. Se trata de ir y vender objetos y ponerlos en casas. Se pierde un poco esa razón de la cual el arte existió”.
Entre los artistas que se presentaran están: Alfredo Ginocchio (México), BeatBop (Japón), Beatriz Gill (Venezuela), Moberg Gallery (Ohio) y Casa Cuadrada (Bogotá), además de la sala museológica dedicada al maestro Edgar Negret bajo la curaduría de Álvaro Medina y esculturas públicas de Alejandro de Narváez, Germán Botero, Joel Grossman, Mario Vélez, Gustavo Vejarano y muchos más artistas.
En palabras de Jorge Iván Gómez Bejarano, presidente de la Sociedad Tequendama: “este evento es mucho más que abrir las puertas de un espacio icónico: es sumar arte, innovación y creación de país en un mismo escenario”.


Para Sofía Uzcátegui, artista visual, la experiencia no se redujo a una muestra en sala. Fue recorrer la ciudad, sorprenderse con una casa suspendida en el aire, detenerse frente a un planeta hecho con restos los restos de una casa y, sobre todo, sentir que la apropiación del espacio público le devolvía seguridad y comodidad, “me parece una oportunidad linda para conocer. Vimos la casa que está suspendida en el aire y luego fuimos al centro y vimos otras exposiciones que también estaban afuera. Había una muy linda de un planeta construido con partes de una casa. La gente estaba reunida alrededor de los espacios donde había exposiciones, como una forma de apropiarse de espacio público, de que la gente se sintiera más cómoda por ahí. Yo me sentí más cómoda y más segura, da hasta esa sensación”.


Con esta primera edición, Bogotá abre un nuevo capítulo en su escena cultural: coleccionar, aprender y habitar una ciudad con arte mientras se camina y conoce.


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