La necesidad de acompañamiento psicológico al deportista se ha vuelto cada vez más visible, en virtud de las múltiples exigencias psicosociales y emocionales a las que deben responder permanentemente. Consultamos a los expertos.
Fue muy mediática la revelación de la medallista olímpica estadounidense Simone Biles, quien utilizó el altavoz más contundente del deporte, los Juego Olímpicos de Tokio 2020, para advertir sobre la urgencia de prestar atención a la salud mental de los atletas. Con su negativa a seguir en competencia, la estrella de la gimnasia dijo que ya no confiaba en sí misma y debía retirarse a recuperar su estabilidad mental y emocional “antes de hacer algo estúpido en la arena” o arriesgarse a que la sacaran en camilla. Otros deportistas de alta competencia como la tenista japonesa Naomi Osaka, el patinador artístico canadiense Paul Poirier, el mejor nadador de todos los tiempos Michael Phelps y el heroico futbolista español Andrés Iniesta también han hablado públicamente de sus trastornos mentales como consecuencia de la presión que soportaban.
“Aunque las evidencias demuestran sistemáticamente que la actividad física regular está asociada con mejoras en el bienestar físico y mental, los estudios revelan, sin embargo, que uno de cada
tres atletas puede experimentar síntomas de trastornos mentales”, apunta el Kit de Herramientas de Salud Mental del Comité Olímpico Internacional (COI) para atletas de élite, publicado en 2021.
Al respecto, Laura Marcela Ayala, subdirectora nacional de psicología del deporte y el ejercicio del Colegio Colombiano de Psicólogos, advierte que en el desempeño de disciplinas deportivas resulta indispensable aprender a priorizar las expectativas individuales frente a las demandas del entorno. Y en eso, el mundo deportivo suele centrarse en la prevención y el manejo de las lesiones, el aumento de la fortaleza física y el rendimiento, la alimentación y la competitividad, pero se subestima la importancia de la preparación mental de los deportistas en formación y en los de alto rendimiento.
El Kit de Herramientas del COI define la salud mental como “un estado de bienestar en el que un individuo es consciente de sus propias habilidades, y puede hacer frente a las tensiones habituales de la vida, puede trabajar de manera productiva y es capaz de contribuir a su entorno”. Y destaca que algunas de las afectaciones más frecuentes a la salud mental de los deportistas de alta competencia son: ansiedad, depresión, trastornos del sueño, de la conducta alimentaria, estrés, abuso de sustancias psicoactivas, sobreentrenamiento (que supone una excesiva cantidad e intensidad de entrenamiento físico), trastornos bipolares o psicóticos, adicción al juego e ideas suicidas.
En el documento se muestra que el 49 % de los atletas olímpicos tiene problemas relacionados con el sueño, el 7 % de todas las causas de muerte en atletas de élite es el suicidio, el 5,4 % de los competidores revela síntomas de déficit de atención e hiperactividad. “A través del acompañamiento psicológico los atletas obtienen estrategias para afrontar situaciones de fracaso y de éxito, consejos para sortear los obstáculos del día a día, y además es una herramienta para facilitar el trabajo en equipo y la relación con los entrenadores. Y esto, a fin de cuentas, tributa para un mejor desempeño como deportistas y como individuos”, explica Ayala.
Otro factor que altera la salud mental de los deportistas es su exposición mediática. La avalancha de mensajes a través de las redes sociales y la interacción con los medios de comunicación son una carga más que deben soportar. En paralelo está el hecho de ser referentes idealizados de sectores de la sociedad que los consideran invencibles, sobrehumanos. Y también están los compromisos económicos, porque en muchas ocasiones el sustento familiar depende del desempeño del atleta.
La especialista Laura Ayala explica que el deporte de competición se enfoca en el resultado de una competencia o un partido, pero no se valida el proceso. Se juzga, tanto al deportista como al equipo, por el marcador. En cambio, pocas veces se reconoce el esfuerzo y el proceso que se ha hecho para llegar ahí. Esto puede generar violencia y discriminación, pues las expectativas de la hinchada son siempre muy altas. Esta presión en el deportista se puede reflejar en respuestas de estrés, ansiedad o frustración, generando alteraciones en su pensamiento o conducta tales como dificultad para dormir, agitación, aumento o disminución de su apetito, tensión muscular, miedo, angustia, tristeza e irritabilidad.
Por eso el apoyo psicológico es clave para que el atleta aprenda a regular sus expectativas, valorar los elementos positivos que pueden contribuir con su proyecto de vida y rendimiento, aún cuando el marcador no le favorezca.
La especificidad en el apoyo
“Los atletas a menudo parecen encarnar sentimientos de alegría y esperanza, y dan lo mejor de sí mismos para alcanzar sus sueños; pero como todos nosotros, también pueden necesitar apoyo para su salud mental”, apunta el documento del Comité Olímpico Internacional.
Laura Arenas, quien también es especialista en psicología del deporte, magíster y docente de la facultad de Psicología de Unisanitas, señala que cada disciplina deportiva demanda habilidades diferentes en los atletas. Y también es importante analizar si el deporte es individual o en equipo. En cada caso, el psicólogo trabajará en procesos básicos como atención, capacidad de activación, regulación emocional y temas asociados como el autoconcepto. Adicionalmente, se hará mayor o menor esfuerzo, según el caso, en habilidades sociales y de equipo, como la comunicación, el liderazgo, la combinación de tareas y la empatía.
“Para ser asertivos en el abordaje los psicólogos deportivos tenemos que conocer muy bien la disciplina, las normas que la rigen y los actores involucrados, porque incluso en los deportes individuales hay un equipo detrás del atleta, integrado por entrenadores, fisioterapeutas, nutricionistas, técnicos, autoridades, patrocinantes. A lo que se suman las redes de apoyo cercanas constituidas por los padres, la pareja, los maestros, que tienen una incidencia determinante en el comportamiento del deportista”, detalla Arenas.
LA CIFRA
"El 49 % de los atletas olímpicos tiene problemas relacionados con el sueño".
Jainir Cantillo, psicólogo deportivo de la división menor del Junior de Barranquilla, advierte que la especialidad de la psicología del deporte se rige por un método científico, de tal manera que no se puede ver como una intervención aislada y accesoria, sino más bien como un proceso fundamental para lograr el bienestar integral del atleta. Por eso, “es imposible pretender que el apoyo psicoemocional al atleta sea simplemente ofrecer una charla motivacional una hora antes del partido o la competencia”, dice.
Cantillo considera que son cuatro los aspectos que determinan un mejor desempeño del jugador: lo técnico, referido a las capacidades aptitudinales; lo físico, que tiene que ver con las características del organismo en cuanto a fuerza, estatura, complexión, etc.; lo táctico, relacionado con la comprensión del rol del atleta en la cancha; y lo mental, que involucra el papel que tienen las emociones, las reacciones y los pensamientos en el rendimiento deportivo. De ahí que se combinen los aportes de profesionales de distintas áreas para lograr un acompañamiento integral.
Para Laura Ayala, en el ámbito deportivo está siendo frecuente el intrusismo de personas diferentes al profesional de la psicología del deporte, quienes sin ninguna preparación científica o académica asumen el rol de acompañamiento en salud mental de los atletas. La mayoría de las veces tienen buenas intenciones, pero no siempre disponen de las herramientas suficientes para dar respuesta a las necesidades específicas del competidor. Y en este sentido, resulta indispensable que los clubes, las ligas, las federaciones y los comités departamentalesy nacionales sean cuidadosos en la selección del personal que liderará el soporte psicológico de los atletas, pues, como se ha demostrado, se trata de un proceso complejo que requiere de la preparación adecuada, el seguimiento constante y muchas veces personalizado.
-Este artículo hace parte de la edición 181 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa en este enlace: https://www.bienestarcolsanitas.com/images/PDF%20ED/Bienestar184-1.pdf
* Periodista y profesora universitaria.
Dejar un comentario