Lo ideal es acudir a un control odontológico y a un chequeo médico cada seis meses. Ese es el camino más seguro para mantener una buena salud o recibir tratamiento oportuno.
Con frecuencia, la salud odontológica y la salud sistémica suelen pensarse como dos vías distintas que no se cruzan en ningún punto del recorrido. Dependiendo de la historia personal, algunos optan por acudir más al odontólogo y otros al médico general. Sin embargo, la pregunta es necesaria: ¿nuestra salud bucal afecta de alguna manera nuestra salud general, o viceversa? O, dicho de otro modo, ¿puede una caries o una inflamación de las encías llevarnos a desarrollar problemas cardíacos o respiratorios?
De la mano de María Fernanda Neira, odontóloga especialista en patología oral, respondemos a esta y otras preguntas necesarias para garantizar una buena salud integral.
¿Son lo mismo salud dental y salud bucal?
La salud dental es un término que abarca únicamente el estado de los dientes, es decir, el esmalte, la dentina, el cemento y la raíz. Mientras que la salud bucal o salud bucodental, abarca el estado de toda la boca, incluyendo los dientes, huesos, tejidos blandos y tejidos duros, tales como el paladar y la lengua.
La distinción es importante en la medida en que una buena salud bucodental implica una buena salud dental, mientras que una buena salud dental no necesariamente conlleva una buena salud bucodental. Al respecto, basta con recordar aquellas ocasiones en las que nos vimos libres de caries pero aún así hemos sentido dolor o tenido sangrado en las encías a causa de alguna infección bacteriana.
¿La salud bucodental afecta la salud sistémica?
A menudo cometemos el error de separar la boca del resto del organismo y creemos que las molestias que presentamos en ella no tienen relación con el correcto funcionamiento de los sistemas de nuestro cuerpo; o viceversa. Nada más equivocado. La boca es el punto de entrada para las vías digestivas, las vías respiratorias y tiene comunicación directa con el torrente sanguíneo.
La doctora Neira señala que la boca es un ecosistema complejo que alberga bacterias necesarias para mantener un equilibrio al interior de sí misma. Dicho equilibrio depende, entre otras cosas, del sistema inmune; esto quiere decir que cada uno de nosotros necesita cuidados y atenciones diferentes para que el ecosistema se mantenga armónico. “Cuando un paciente tiene un desequilibrio biológico, esas bacterias responsables de las enfermedades bucodentales, como la caries o la periodontitis, también pueden afectar su salud en general”, comenta.
De ahí la importancia y la insistencia desde temprana edad en la buena higiene oral (lavado de dientes, uso de seda dental y de enjuague bucal por lo menos tres veces al día) y en un examen periódico con el odontólogo de confianza para evitar que lesiones bucodentales se salgan de control y afecten órganos como el corazón. No olvidemos que, según la Organización Panamericana de la Salud, nueve de cada diez personas en el mundo está en riesgo de tener algún tipo de enfermedad bucodental, desde caries hasta cáncer de boca.
¿Por qué razón una afecta a la otra?
La boca es una ventana que permite echar un vistazo a la salud del cuerpo, especialmente a la de los sistemas digestivo, respiratorio y circulatorio. La boca dice mucho de quienes somos y de cómo estamos. Pero la relación es bidireccional: así como algunas enfermedades bucodentales potencian ciertas enfermedades sistémicas, algunas enfermedades sistémicas producen enfermedades bucodentales.
Por este motivo, una infección en las encías (como la gingivitis o periodontitis) podría posibilitar el desarrollo de una condición o una enfermedad cardíaca en el futuro inmediato. O la misma infección podría ser el síntoma de una enfermedad inmunológica no tratada o no diagnosticada a tiempo. La doctora Neira enfatiza en la importancia de reconocer que esta relación boca-cuerpo existe para buscar tratamientos interdisciplinarios cuando sea necesario.
¿De qué tipo de afectaciones estamos hablando?
En términos generales, algunas bacterias bucodentales causantes de infección pueden llegar al corazón y causar una inflamación riesgosa para pacientes con problemas cardíacos de base; por otro lado, una persona con problemas inmunológicos puede tener mayor probabilidad de desarrollar infecciones en la boca a causa de alguna bacteria no tratada; sumado a ello, una persona con alteraciones en sus dientes o lesiones en la boca y con dificultad para masticar podría presentar síntomas de alteraciones gastrointestinales; y, finalmente, una persona con tumores en boca es susceptible de desarrollar metástasis en algún otro sistema del cuerpo.
En términos concretos, la diabetes, la anemia, la psoriasis, el sarampión, la mononucleosis infecciosa, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, y el síndrome de Sjögren son algunas de las enfermedades sistémicas que pueden presentar lesiones en boca. La doctora Neira señala que hay evidencia de 24 enfermedades sistémicas que guardan relación con algunas bacterias que se presentan en la boca.
¿Cómo saber si necesito un tratamiento interdisciplinario?
Para saberlo, es necesario asistir a controles con odontología cada seis meses (si no hay señales de alarma) o cada tres meses (si hay antecedentes de enfermedades bucodentales o de enfermedades crónicas). En caso de haber alguna señal de alarma, la especialista podrá determinar de qué tipo se trata y tomar las rutas de tratamiento necesarias. No hace falta preocuparnos antes de tiempo o caer en la autodiagnosticación.
Aun así, la doctora Neira sugiere que algunas enfermedades crónicas tienen mayor impacto en la salud buco-dental, y viceversa. La diabetes y las enfermedades autoinmunes suelen acarrear problemas en la boca; el cáncer y la quimio o radioterapia pueden generar lesiones necesarias de tratamiento oportuno; y el embarazo, debido a los cambios naturales del cuerpo, conlleva a mayor inflamación en las encías y focos de infección en la boca que también necesitan de un tratamiento en conjunto con otros especialistas.
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