Antes de pensar que usted no tiene el “gen” del orden, analice las razones que lo hacen ser desorganizado. Este es el primer paso para cambiar las rutinas y comenzar a poner cada cosa en su lugar.
Una casa desordenada nos hace sentir tristes, fuera de control, estresados o de mal genio. Y eventualmente, usted podría empezar a sentirse responsable por no haber tomado decisiones contundentes a tiempo para solucionar esa situación.
Asimismo, puede pensar que el “gen” del orden no está en su ADN y considerarse una persona desordenada por naturaleza, pero no es así: el ser ordenado se construye por medio de rutinas y hábitos que se van asimilando en el tiempo. Esto quiere decir que se puede cambiar, progresivamente, y acoger hábitos que generen un estilo de vida más organizado.
Para ser conscientes de qué tipo de persona somos y cuál queremos ser en lo referente al orden de nuestra casa, lo primero es entender por qué ocurre el desorden, cuáles son las causas de dejar los zapatos en la sala y no en el clóset o si existe alguna circunstancia familiar o personal que está afectando la toma de decisiones frente a los espacios. Una vez tenga claras las respuestas, la solución al problema será más fácil de plantear y ejecutar de lo que pensamos.
Otro asunto importante: asegúrese de que todos en la familia remen hacia el mismo puerto. Nada quita más el ánimo y la motivación que pasar todo el fin de semana ordenando la casa para encontrarla hecha un desastre al día siguiente. Tenga presente que una vida ordenada consiste en desarrollar hábitos diarios para usted y su familia que eliminen el caos para siempre de su casa. Los problemas más comunes tienen solución, entonces solo hay que seguir los consejos
Problema 1: tiene demasiadas cosas
Esta puede parecer la razón más obvia para el desorden y, generalmente, es con la que tenemos más problemas. Es probable que usted establezca vínculos emocionales con los objetos y ese apego no le permita deshacerse de cosas que ya no usa o no le sirven.
Solución: eliminar el exceso. Si bien podemos pensar que la solución es comprar contenedores para organizarlo todo, realmente tiene más sentido depurar, eliminar el exceso. Una buena idea es convertirlo en un juego en el que debe deshacerse de diez cosas cada día. Si está emocionalmente apegado a algo para lo que no tiene espacio, busque formas creativas de conservar los recuerdos sin tener que exhibir cada elemento o tratando de ocupar el menor espacio posible.
Empiece con los elementos que son más fáciles de eliminar sin tanto dolor:
- Revistas, catálogos y periódicos viejos.
- Utensilios de cocina repetidos o en mal estado.
- Electrodomésticos que no usa o están dañados.
- Artículos de aseo o belleza viejos y vencidos.
- Cualquier cosa que esté rota y que no haya reparado en seis meses.
- Exceso de ropa de cama; recuerde que dos juegos de sábanas por cama bastan.
- Tecnología antigua como cintas VHS, DVDs, CDs, etc.
Problema 2: no tiene sistemas organizativos simples
Una de las formas más rápidas de desorganizar su hogar es no saber dónde poner las cosas. Y cuando esto pasa, es muy probable que lo deje en la primera superficie despejada que encuentre en el camino, convirtiéndolo en un foco de desorden. De este problema se deriva otro: pierde tiempo buscando artículos.
Solución: identificar el problema y abordarlo. Deténgase y piense ¿por qué pone las cosas allí en lugar de guardarlas? Tal vez sus facturas se acumulan en el mueble de la entrada porque no tiene dónde guardarlas.
Una vez que pueda identificar por qué ocurre el problema, dedique tiempo a configurar un nuevo sistema para solucionarlo:
- Designar un lugar a cada cosa de su casa y etiquetar.
- Devolver todo a su lugar designado inmediatamente lo termine de usar.
- Definir un lugar para el correo no deseado y sus llaves (la entrada de la casa).
- Etiquetar los cajones, cajas organizadoras y repisas que más se utilicen.
- Poner ganchos o perchas en la entrada (incluya un par que estén a la altura de sus hijos).
- Mantener su despensa y su nevera sin exceso de comida.
- Realizar jornadas familiares una vez a la semana donde todo se devuelve a su lugar.
Problema 3: no sabe por dónde empezar
Cuando uno percibe que el desorden le está agotando la vida entra en una etapa de motivación y quiere organizar todo en un día. Pero esta es una estrategia agotadora y una misión imposible, que afectará su compromiso con el orden. Es por eso que usted debe apuntarle a tener un proceso y no una varita mágica que transforme en segundos su casa.
Solución: comience paso a paso y prográmese.
- Vaya poco a poco, si no lo hace de esa manera sus esfuerzos maratónicos de hacer todo en un fin de semana sólo lo dejarán agotado y terminará sintiéndose abrumado.
- Le recomiendo establecer metas pequeñas y realistas, como organizar un estante o un cajón al día.
- Planee ordenar cuando tenga pocas distracciones (tal vez durante la siesta o después de que sus hijos estén en la cama).
- Trabaje en pequeños lapsos de tiempo. Configure un temporizador de 15 a 30 minutos. Trate de no concentrarse en nada más que en ordenar durante este tiempo. Cuando se acabe el tiempo, tome un descanso. Puede volver a su tarea de ordenar más tarde o simplemente dejarlo así por el día. Esto le ayudará a no sentirse frustrado y agotado.
Otras recomendaciones
- Recuerde, no pretenda hacer una depuración general en una sola jornada. Este es un proceso que toma tiempo.
- Dedíquele diez minutos, una hora, un día entero o todo el fin de semana, todo suma y cada acción es parte del progreso. Vaya depurando de a pocos, una cosa menos es una cosa menos, lo cual se traduce en pequeñas victorias.
- Apunte al progreso, no a la perfección.
- Tenga un plan de lo que quiere hacer con los objetos que no va a conservar. Asegúrese de tener cajas o bolsas listas para guardar los artículos que desea donar, y planee recogerlos o dejarlos para que pueda sacarlos de su casa lo antes posible.
- Le aconsejo pedir refuerzos. No tiene por qué hacer esto solo. Vea si algún familiar, algún amigo o algún asesor profesional pueden apoyarle.
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