La primera tenista paralímpica del Equipo Colsanitas es la prueba de que ningún obstáculo es suficientemente grande si hay disciplina y determinación.
sus escasos 11 años, María Angélica Bernal se estrenó en su primer torneo de tenis en silla de ruedas. Como en ese entonces no existía la categoría femenina, su contrincante fue Eliécer Oquendo, un hombre “grandotote”, como ella lo describe, y además de eso el número uno de Colombia. María Angélica perdió ese primer partido, pero logró ganar el segundo contra una tenista de Armenia. Aquel fue el triunfo inicial de una carrera que ya ajusta 14 años, los mismos que hoy la tienen en el número 8 del escalafón mundial. Y solo tiene 25 años.
María Angélica nació sin su pierna derecha debido a una condición llamada focomelia. Sus padres, Nelly Villalobos y Miguel Ángel Bernal, se comprometieron desde los primeros días en hacer todo lo posible para darle a su hija las herramientas para que fuera autónoma, así como la fortaleza y convicción de que no habría nada que ella no pudiera hacer. Y así fue.
A los dos años ya había aprendido a caminar con la prótesis que le diseñó y ajustó su papá, y desde entonces estuvo interesada en la actividad física. Patinó, jugó basquetbol, pateó pelotas de fútbol e hizo saques de voleibol, hasta que a los seis años aprendió el deporte que marcaría un rumbo definitivo en su vida, el tenis. Comenzó a jugar parada con su prótesis, y aunque no era muy rápida, sí conocía la técnica a la perfección.
En un evento de la ITF (International Tennis Federation), un entrenador de Holanda se fijó en sus capacidades. Sin embargo había un problema: la única forma de jugar tenis paralímpico de alto rendimiento era sentándose en una silla de ruedas. A Angélica y a sus papás la idea les sonó descabellada. “Hago muchísimas actividades”, decía ella. “¿Por qué una silla de ruedas? Es una limitación… En ese momento lo vimos como lo ve generalmente la sociedad”.
Las dudas se despejaron gracias a la tía de María Angélica, una entrenadora de tenis que la impulsó a ver la silla como un medio para poder jugar profesionalmente. “Me encantó desde el primer momento que me senté en la silla, no era a mi medida, pero ya podía llegar a todas las bolas. En últimas no se me hizo muy difícil acoplarme”.
Durante cuatro años jugó sentada en la silla con la prótesis, la cual la ponía en desventaja debido a que representaba un peso extra a la hora de desplazarse. El siguiente desafío fue animarse a jugar sin la prótesis, que la llevaba acompañando desde sus primeros años de vida, y que ya hacía parte de su cuerpo. “Viajé a España a hacer un campamento de verano y allí conocí a un chico en silla de ruedas: él podía caminar, usaba prótesis, pero en el momento de entrar a la cancha se la quitaba. Lo vi muy natural. Después de eso por fin me la quité”.
Poco a poco se afirmó en que eso era lo que quería hacer por el resto de su vida, jugar al tenis de manera profesional. Su apoyo incondicional en esa travesía siempre fueron sus padres, que no solo le enseñaron que la determinación es vital, sino que han depositado su confianza en ella y le han dado apoyo emocional y económico. “La familia es el principal patrocinador de un deportista”, afirma María Angélica.
La silla de ruedas dejó de convertirse en un impedimento y fue la manera de llegar a todas las bolas.
Ascenso imparable
Durante su carrera deportiva su ascenso y combatividad han sido imparables. En la actualidad es la número uno de Colombia y de Latinoamérica, y entre sus planes está ser la número uno del mundo. Tokio 2020 iban a ser sus terceros Juegos Paralímpicos, pero la pandemia los tiene suspendidos por ahora. Sin embargo, el 2020 le dio otra alegría: “Tuve mi primer Grand Slam”.
María Angélica es la primera semifinalista sudamericana en un Grand Slam, y además lo logró en su debut en el US Open 2020. En el mismo torneo había tenistas de la talla de Serena Williams, Novak Djokovic y, por supuesto, los colombianos Robert Farah y Juan Sebastian Cabal. “Es súper imponente el lugar, solo llegar te pone nerviosa, sientes la responsabilidad de hacer un buen papel; también porque hay muchas más personas pendientes de estos torneos en comparación con otros”.
A la pregunta de si se ha sentido discriminada por su condición, María Angélica responde: “En el deporte y en la sociedad, la mujer tiende a sufrir de discriminación, no importa si está o no en una silla de ruedas. También pasa en el sistema paralímpico en general”. Su convicción es clara, las mujeres no deben quedarse esperando a que alguien les dé un lugar, sino que deben ir a buscarlo. Por eso desde que empezó a entrenar, y en la ausencia de una categoría femenina, no tuvo miedo de jugar contra hombres. “Tenemos que darnos el permiso de fallar, de intentarlo; puede que no todo vaya a salir bien, pero entre más unidas estemos todo va a salir mejor”, dice.
Nelly Villalobos y Miguel Ángel Bernal le han enseñado a su hija la determinación que la caracteriza.
Su llegada al Equipo Colsanitas
Este año comenzó con el Australian Open 2021, al que asistió como parte del Equipo de Tenis Colsanitas. Firmó a finales de 2020: “Más que un equipo es una familia. Me acogieron como un miembro más, es muy lindo ser parte de la familia del tenis colombiano, del top de los tenistas que representamos a Colombia por el mundo”. Junto al Equipo Colsanitas María Angélica pasará una temporada en Europa, como parte de su preparación con miras a los Paralímpicos de Tokio.
Los objetivos son claros para esta tenista: no descansará hasta ser la número uno del mundo. Pero incluso desde ya piensa en el futuro, cuando acabe su vida deportiva: “Cuando me retire quiero ser Ministra del Deporte en Colombia y ayudar desde mi carrera a todos los deportistas. Desde mi conocimiento como deportista y con mi profesión, puedo aportar mucho desde alguna institución nacional o internacional al deporte colombiano”. María Angélica está en noveno semestre de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos.
Ahora bien, no está esperando a retirarse para ayudar a otras personas: con su familia, de la mano de amigos y organizaciones, fundaron hace diez años la escuela de tenis en silla de ruedas Semillas Sin Barreras. La institución sin ánimo de lucro busca dar un espacio a niños discapacitados para que vean al tenis como una actividad para desarrollarse y fortalecer la confianza en sí mismos. Y para apoyarlos si quieren dedicarse al deporte profesional.
María Angélica sabe que el tenis es un deporte donde los resultados se ven a largo plazo. Ella está dispuesta a seguir trabajando hasta cumplir sus metas. “Yo creo que siempre vamos a tener limitaciones y barreras de todo tipo. Lo importante es no dejarnos cerrar la mente y estar muy abiertos a todo tipo de posibilidades y adaptaciones que necesitemos. La disciplina y la determinación son lo más importante para cumplir nuestros sueños”.
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