El tenis es un deporte que requiere un equilibrio entre fuerza, resistencia y técnica. Con un entrenamiento adecuado y un enfoque en la prevención de lesiones es posible maximizar el rendimiento y minimizar los riesgos para la salud.
El tenis pone a prueba la agilidad, la fuerza y la resistencia del cuerpo, activando diferentes músculos y articulaciones en cada jugada. Desde los golpes explosivos hasta los sprints, este deporte exige mucho más que habilidad técnica. Con la asesoría del doctor Mauricio Mejía, especialista en medicina deportiva adscrito a Colsanitas, exploramos cómo cada movimiento impacta el cuerpo y cómo prevenir lesiones para mantener un rendimiento óptimo.

Cerebro y mente
Los tenistas de alto rendimiento deben reaccionar rápido, tomar decisiones ágiles y mantener la concentración. El entrenamiento cardiovascular es fundamental para mejorar la agudeza mental y retrasar la fatiga.
Ojos y coordinación
La visión y la coordinación ojo-mano son clave para anticipar la trayectoria de la pelota y golpearla con precisión. Ambas habilidades deben entrenarse para mejorar la rapidez de reacción y la efectividad del jugador.
Hombros y brazo dominante
Los hombros y el brazo dominante son claves en el tenis y aunque la tendinopatía en el manguito rotador suele afectar a muchos tenistas por los movimientos repetitivos, en los hombres, el mayor volumen muscular en los brazos aumenta la carga sobre los hombros. Para prevenir esta lesión es fundamental fortalecer los músculos y mantener una buena biomecánica.
Codo y muñeca
Gran parte de la fuerza en los golpes proviene del codo y la muñeca de los tenistas. Lesiones como la epicondilitis lateral o codo de tenista surgen por un mal revés o por el encordado (las cuerdas) tenso de la raqueta. La técnica y la fuerza del golpe influyen en el riesgo de lesión. Para prevenirlas es esencial mantener una buena técnica, escoger la raqueta adecuada y fortalecer el antebrazo.

Rodillas y parte inferior
Las rodillas soportan el impacto de los movimientos rápidos y saltos. La alineación de las caderas, que en las mujeres tiende a ser más ancha, puede aumentar el riesgo de lesiones como daños en el ligamento cruzado anterior. Fortalecer los cuádriceps, isquiotibiales y glúteos mejora la estabilidad articular y previene sobrecargas.
Pulmones y resistencia cardiovascular
La resistencia cardiovascular es esencial para mantener la energía durante el partido y evitar la fatiga prematura. Realizar ejercicios cardiovasculares, como correr, nadar o andar en bicicleta, mejora la capacidad de recuperación y permite un rendimiento sostenido a lo largo del juego.
Tipos de superficie
Polvo de ladrillo: menos impacto articular, ideal para quienes tienen problemas en las rodillas, pero con mayor demanda muscular.
Césped: superficie rápida que ofrece menor impacto articular, pero incrementa el riesgo de esguinces de tobillo debido a su inestabilidad.
Cemento: ofrece un alto impacto articular y muscular y es menos recomendable para jugadores con antecedentes de lesiones articulares, pues aumenta el riesgo de lesiones musculares y articulares.
Recuperación
La calidad del sueño y una dieta adecuada son esenciales para una recuperación física óptima. Dormir lo suficiente y seguir una nutrición balanceada no solo ayudan a reducir el riesgo de lesiones, sino que también mejoran el rendimiento a largo plazo, permitiendo que el cuerpo se recupere y funcione de manera más eficiente durante los entrenamientos y partidos.

Este artículo hace parte de la edición 198 de nuestra revista impresa.
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