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Riñones guardianes de la salud

Riñones, los guardianes invisibles de nuestra salud

Ilustración
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Estos órganos trabajan en silencio para mantener nuestro equilibrio interno. Conocer su funcionamiento, estar atentos a las señales de alarma y adoptar hábitos saludables son pasos imprescindibles para cuidarlos correctamente y disfrutar de una vida sana.

Los riñones son esos dos órganos con forma de fríjol que tenemos a lado y lado debajo de las costillas. Aunque hacen mucho por nuestra salud, pocas personas son conscientes de su importancia y los incluyen en su lista de chequeos médicos anuales.

Estos miembros de apenas 10 centímetros de longitud se encargan de la enorme labor de purificar la sangre. La metabolización de los alimentos, la actividad normal de las células y el consumo de ciertos medicamentos generan productos de desecho que circulan en la sangre y que deben ser eliminados, pues al acumularse pueden resultar tóxicos. Dentro de los riñones hay miles de filtros diminutos que se ocupan de hacerlo: las nefronas separan lo que se debe conservar y lo que no, y lo que el cuerpo no necesita se transforma en orina.

Según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK por sus siglas en inglés), los riñones filtran cada día 1.200 mm de sangre, lo que corresponde a un 20% del total de la sangre bombeada por el corazón.

¿Qué otras funciones tienen los riñones?

Más allá de limpiar la sangre, los riñones cumplen otras funciones esenciales. El nefrólogo José Mauricio Uribe Betancur menciona las siguientes:

  • Mantienen el equilibrio del agua. Eliminan o retienen líquido según lo necesite el cuerpo.
  • Regulan los niveles de sodio, cloro, potasio y bicarbonato. El equilibrio de estos minerales es vital para controlar la presión arterial y para que los órganos funcionen bien. Un desbalance en los niveles de potasio puede afectar el ritmo cardíaco y el funcionamiento de los músculos. Tener el calcio y el fósforo en niveles normales es clave para la salud de huesos y dientes.
  • Producen eritropoyetina, una hormona que estimula la formación de glóbulos rojos, las células encargadas de transportar el oxígeno hacia los tejidos. Si los niveles de glóbulos rojos están muy bajos, se puede desarrollar anemia. 
  • Activan la vitamina D, indispensable para que el intestino absorba el calcio de los alimentos y este pueda fijarse en los huesos.

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