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Bienestar Colsanitas

Los colombianos nos alimentamos mal

Más de la mitad de la población en nuestro país tiene exceso de peso.Y lo más alarmante es que el sobrepeso y la obesidad están aumentando en niños menores de cinco años. Una revisión a encuestas e informes recientes.

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ecuerdo que cuando era niña las personas gordas solían inspirar ternura y, solo en algunos casos, comentarios mal intencionados. En ningún momento a los “gorditos”, como decimos coloquialmente en nuestro país, los asociábamos con enfermedades, sufrimiento y muerte. Esto ya no es así. Uno de los grandes problemas de salud pública en todo el mundo es el aumento de peso de la población y los efectos devastadores que esto tiene para su salud y bienestar.

Para entender por qué el exceso de peso es algo grave debemos aclarar un par de conceptos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad se definen como la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Para determinar si una persona adulta tiene sobrepeso u obesidad hay que tener en cuenta el Índice de Masa Corporal (IMC), que se obtiene al dividir el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado. Un ejemplo sencillo: mi peso es de 54 kilos y mido 1,53 metros. La operación es así:

54/ 1,532 = 23

Cuando el IMC es igual o superior a 25 hay sobrepeso, y cuando es igual o superior a 30 hay obesidad. Dicho esto, el panorama en Colombia no es muy alentador. Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional 2015 (Ensin), el 37,7 % de los adultos colombianos tiene sobrepeso, y el 18,7 % presenta obesidad. En total, el 56,4 % de los colombianos tiene exceso de peso. Revisando por sexo, las mujeres tenemos más exceso de peso que los hombres; por pertenencia étnica el problema es mayor en los afrodescendientes, y afecta más a las personas con un índice de riqueza alto.

Sin embargo, lo más delicado es que según la encuesta, el exceso de peso empieza a verse a edades más tempranas e incluso desde la primera infancia. En 2015 el 6,3 % de los niños y niñas menores de cinco años tenía exceso de peso en Colombia, una cifra ligeramente superior al promedio mundial. En los menores de edad el exceso de peso afecta al 24,4%. En este grupo no hay diferencias por sexo pero sí por grupo étnico e índice de riqueza: el exceso de peso se concentra en aquellos sin pertenencia étnica y en los estratos socioeconómicos más altos.

 OBESIDAD EN COL 2

¿Por qué nos engordamos?

Varias razones explican el aumento de peso en la población mundial. El informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe, de 2018, afirma que el desarrollo económico de los países de la región ha modificado los hábitos alimenticios y el estilo de vida. Actualmente las familias tienen un ingreso mayor, que les permite acceder a más alimentos; pero el gran problema es el aumento en la oferta de alimentos con bajo valor nutricional, ultraprocesados, altos en calorías, azúcares simples, grasas saturadas y sodio.

Según Jenny Cuéllar, jefe de nutrición de la Clínica Colombia de Colsanitas, estos alimentos tienen calorías en exceso, que el cuerpo almacena en el tejido adiposo, y allí es donde empiezan el sobrepeso y la obesidad. En este grupo de comestibles se encuentran los snacks de paquete, tortas, galletas industriales, cereales de desayuno, gaseosas, refrescos de fruta de caja y embotellados, las comidas para microondas y la comida rápida, entre muchos otros.

A lo anterior se suma la falta de tiempo para cocinar. Según la Ensin de 2015, en Colombia ha disminuido el tiempo que las personas dedican a preparar alimentos, y señala que prefieren comer fuera de casa o consumir alimentos industrializados que vienen empacados y listos. La otra parte de esta ecuación peligrosa es el aumento del sedentarismo. El caso más dramático se ve en los niños, niñas y adolescentes, pues el tiempo que pasan frente a pantallas electrónicas va en detrimento del tiempo invertido en actividad física —deportes, juegos—, especialmente entre aquellos niños con un índice de riqueza medio y alto. Apenas un poco más del 30 % de los chicos cumple las recomendaciones de actividad física emitidas por instituciones calificadas como la OMS.

Los adultos no nos quedamos atrás: solo la mitad cumple con los mínimos de actividad física que sugiere la OMS, y las mujeres somos las que menos nos ejercitamos. La combinación de alimentación hipercalórica y poco nutritiva, más poco tiempo para preparar alimentos y el sedentarismo crean lo que Carolina Rojas, endocrinóloga pediatra de Colsanitas, llama ambiente obesogénico, es decir, todo a nuestro alrededor nos está llevando hacia la obesidad.

No sabemos lo que comemos

Pensemos por un momento en los alimentos que consumimos. ¿Sabemos cuántas calorías, azúcar, grasa y sodio tienen? ¿Lo que comemos hace parte de una dieta adecuada de acuerdo con nuestros requerimientos? En los últimos años se ha estado discutiendo en muchos países alrededor de cuál es la forma adecuada de informar a los consumidores sobre los alimentos que compramos. El caso más conocido es el de Chile, que en 2012 aprobó la Ley de Etiquetado de Alimentos. Dicha ley ordena incluir sellos al frente en los paquetes de los productos alimenticios, que alertan del exceso de grasas, azúcar, sodio y calorías de acuerdo con el límite impuesto por el gobierno. Esta ley así mismo estableció que los productos con sellos de advertencia no podían ser publicitados ni vendidos en entornos escolares.

El de Chile suele presentarse como un caso de éxito, porque según estudios realizados en ese país, la ley de etiquetado ayudó a modificar los patrones de alimentación de los adultos, permitió que los consumidores tomaran decisiones de alimentación más saludables y redujo la venta de productos con sellos de advertencia.

"Más de la mitad de los alimentos que se venden en los supermercados más importantes de la capital de Colombia tienen exceso de azúcar, grasa, sodio y calorías".

 

En Colombia estamos muy lejos de tener un modelo como el chileno. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Javeriana y la Universidad de Carolina del Norte, los supermercados más grandes del país ofrecen miles de productos ultraprocesados que, según el modelo instaurado en Chile, deberían tener sellos de advertencia en sus empaques.

Mercedes Mora, nutricionista y una de las investigadoras de este estudio, cuenta que en 2016 visitaron 16 supermercados en Bogotá de las cadenas de almacenes más grandes del país, y fotografiaron los códigos de barras de 13.000 productos. De estos, solo 6.708 tenían información nutricional. “No tenemos ni idea de qué nos estamos comiendo”, dice.

Luego de este análisis la investigación se centró en revisar cuáles de esos 6.708 productos requerían sello de advertencia según el modelo de etiquetado de Chile y el modelo propuesto por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y encontraron que el 66,4 % de estos comestibles requerían sello de advertencia bajo el modelo chileno. Según el modelo de la OPS, ese porcentaje llegaba al 80,2 %. Dicho de otra manera: más de la mitad de los alimentos que se venden en los supermercados más importantes de la capital de Colombia tienen exceso de azúcar, grasa, sodio y calorías.

OBESIDAD EN COL 1

Un desenlace fatal y una solución

La mala alimentación y un estilo de vida sedentario generan sobrepeso y obesidad. Y ambas condiciones están relacionadas con la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles (ENT), que según la OMS producen la muerte a 41 millones de personas al año. Entre las ENT se encuentran el cáncer, las enfermedades crónicas respiratorias, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y diabetes.

En Colombia, el 65,5 % de las atenciones en salud fueron por este grupo de dolencias, según el informe Análisis de situación de salud 2017 del Ministerio de Salud. De otro lado, el informe Global Burden of Disease Study, de 2019, afirma que la mala alimentación es el segundo factor de riesgo asociado con mortalidad en el país.

"Las frutas, las verduras y los huevos no tienen publicidad porque no la necesitan, entonces: ¿qué tiene que comprar en el mercado? Lo que no tenga publicidad".

Como el exceso de peso empieza a verse a edades muy tempranas, aumenta el riesgo de que las ENT, que antes eran propias de nuestros abuelos, aparezcan desde la infancia. “Un bebé con obesidad se puede convertir en un niño con obesidad y, más tarde, un adulto con obesidad”, explica Carolina Rojas, endocrinóloga pediatra de Colsanitas. Si la obesidad aparece más temprano en la vida sus consecuencias también se verán más rápido y serán más graves. Sin embargo, nadie está condenado a ser obeso para siempre, pues todo depende de los hábitos. Y nuevamente, la clave está en adquirir buenos hábitos desde la infancia.

La doctora Rojas recomienda mantener a los niños alejados de las gaseosas y los alimentos ultraprocesados: galletería y pastelería industrial, comida de paquete, congelados y alimentos listos para consumir. “Si nunca los han probado no tienen por qué extrañarlos”, dice. A cambio sugiere que toda la comida desde la infancia sea natural y mínimamente procesada, y para eso da un truco infalible a la hora de hacer mercado: “las frutas, las verduras y los huevos no tienen publicidad porque no la necesitan, entonces: ¿qué tiene que comprar en el mercado? Lo que no tenga publicidad”.

Jenny Cuéllar, jefe de nutrición de la Clínica Colombia, también recomienda reducir el consumo de azúcar adicionado y quedarse solo con el que proporcionan las frutas y algunas verduras; cambiar los comestibles ultraprocesados por alimentos naturales: en vez de papas fritas, una papa salada hecha en casa; a cambio de un plato de cereal azucarado, una porción de avena, por poner solo un par de ejemplos. No se trata de evitar alimentos, lo importante es escoger los más naturales. Y acostumbrarnos desde pequeños a consumirlos.

Laura Natalia Cruz

Periodista independiente, frecuente colaboradora de Bienestar Colsanitas.