Mitos familiares desmentidos por la medicina

¿Nadar después de comer produce calambres? ¿Ver televisión de cerca daña la vista? Entérese de una vez por todas con este artículo.

Seguramente a usted se lo dijeron en algún momento de su vida: no abra la nevera acalorado. Tal vez usted haya preguntado por qué y le hayan hablado de la alta probabilidad de “torcerse”, es decir, de sufrir una parálisis facial. Así usted lo haya creído o no, seguro le hizo caso a quien le advirtió: es preferible prevenir que curar. Y así uno se queda con la incertidumbre, que termina viajando de generación en generación y que se transforma en un mito.

Aunque alguno que otro de estos mitos podría llegar a ser verdad, lo cierto es que esta clase de conocimiento se alimenta del día a día, de suposiciones y rumores, y pocas veces está respaldado por la medicina moderna. Ante la duda, lo mejor es preguntarle a un experto para que nos aclare algunas de esas ideas que van quedando sin confirmación.

Consumir carnes rojas produce artritis

Falso, parcialmente.

Se conoce como artritis a la inflamación de las articulaciones, lo que produce dolor y rigidez dentro y alrededor de las mismas. Ya que las causas de esta enfermedad son muchas, existen por lo menos 100 clases de artritis, siendo las más comunes la artrosis (desgaste de la articulación) y la artritis reumatoide (enfermedad autoinmune en el cual el sistema inmunológico ataca las articulaciones sanas).

Según la doctora María José Janiot, reumatóloga de Colsanitas, no existe ningún vínculo entre el consumo de carne roja y la aparición de esta enfermedad. Sin embargo, existe un tipo de artritis conocida como gota, que se manifiesta por la acumulación de ácido úrico, un químico que se produce cuando se descomponen sustancias producidas por el cuerpo y presentes en productos como la carne, la cerveza y los frijoles, entre otros. En este caso, los médicos recomiendan bajar el consumo de estos alimentos. De cualquier forma, una alimentación saludable rica en frutas y verduras y baja en alimentos procesados ayuda a reducir los síntomas de esta enfermedad.

Es posible que un niño se “descuaje”

Falso.

Existe la creencia popular de que cuando los niños se caen o son alzados de forma inadecuada, pueden sufrir diarrea y dolor abdominal debido a que una parte del intestino, conocido como cuajo, se descuelga. Según el mito, la única cura para esta dolencia es que el niño sea llevado con un sobandero, quien, con ayuda de masajes y ungüentos, podrá reacomodar el intestino. Para el gastroenterólogo infantil Otto Guerrero.

“No existe un órgano como el cuajo; éste hace parte del sistema digestivo de los bovinos y no de los seres humanos”. Y añade: “Lo que probablemente origina la diarrea aguda es una infección producida por virus, que son muy comunes a esa edad y sobre todo si las condiciones de higiene no son adecuadas. Esta infección la combate el organismo en aproximadamente siete días; si la madre lleva a su hijo al sobandero después de cinco días de diarrea, es posible que ella relacione la mejoría de su salud con los masajes”.

Si la diarrea se extiende por más de siete días, se convierte en diarrea prolongada, que puede producirse debido a una mala alimentación, bacterias que dañan las paredes del intestino o incluso intolerancia a la lactosa, por lo que lo más recomendable es acudir al especialista, sobre todo si se presenta sangre o moco en las heces.

Nadar o bañarse después de comer es peligroso

Falso, parcialmente.

El mito más común sobre nadar después de comer es que produce calambres dolorosos que impiden moverse y, por lo tanto, existe el riesgo de ahogarse. Sin embargo, los calambres suceden comúnmente por un esfuerzo excesivo al nadar y no porque tengamos el estómago lleno. Según la reumatóloga María José Janiot, “Lo que sí puede pasar es que se produzcan náuseas y se afecte la calidad de la digestión. Esto debido a que el organismo entra en el llamado reflejo de buceo, en el cual se priorizan los órganos críticos cuando el cuerpo, y sobre todo la cara, entra en contacto con el agua. Como consecuencia, deja sin oxígeno a otros órganos”.

Cuando una persona acaba de comer y entra a la piscina, la sangre que está siendo usada por el aparato digestivo es redirigida a otros órganos como el corazón, el cerebro y la piel, pues está última debe regular la temperatura corporal.

Ver televisión de cerca daña la vista

Falso.

La distancia que tenga el observador con la televisión o con otra pantalla no causa ningún daño a los ojos ni puede generar defectos en la visión como la miopía, el astigmatismo o la hipermetropía, ya que estas enfermedades tienen un gran componente genético. En el caso del astigmatismo, puede producirse también por una lesión o por otra enfermedad, como ptosis palpebral (párpado caído). Aunque existen investigaciones que señalan que una falta de luz natural en la infancia podría provocar miopía, aún faltan estudios determinantes.

Según la doctora Martha Medina, oftalmóloga adscrita a Colsanitas, “Es probable que la razón por la que alguien vea la televisión muy de cerca sea porque ya es miope y tiene un problema de refracción, entonces acercarse a las pantallas sería una consecuencia de la miopía, y no al revés”. Por otra parte, una exposición larga a este tipo de dispositivos sí podría generar fatiga ocular.

Sentarse o acostarse inmediatamente después de correr causa riesgo de infarto

Falso.

Según el cardiólogo Javier Moreno, una persona no tendría por qué sufrir ataques cardiacos u otros problemas cardiovasculares al detener súbitamente un ejercicio extenuante. Sin embargo, se recomienda dejar que el cuerpo entre en un proceso de regulación a través del enfriamiento progresivo ya que, de lo contrario, podría producirse un desequilibrio entre la presión arterial, la frecuencia cardiaca y la frecuencia respiratoria, lo que, en casos extremos, podría generar un síncope o desmayo.

Por otro lado, en el caso de que la actividad no se detenga, sino que se inicie abruptamente después de estar en reposo, existe un riesgo cardiovascular alto para las personas con alguna enfermedad coronaria o insuficiencia cardiaca. 

Los cambios bruscos de temperatura producen parálisis facial

Verdadero.

Además de producir dolores articulares en los músculos del resto del cuerpo, “existe una pequeña probabilidad de que al pasar de calor a frío el nervio facial de un lado de la cara se inflame, provocando una compresión neurológica” dice la doctora Ximena Chacón, especialista en medicina interna. Al cabo de unas horas un adormecimiento en la zona detrás del oído se extenderá hasta las mejillas y los labios perderán sensibilidad, esto es lo que se conoce como parálisis facial periférica a Frígore o parálisis de Bell.

Después de 24 horas, es posible que el paciente no pueda cerrar un ojo y que le sea imposible articular palabras correctamente. Si bien es una condición leve que normalmente sana por sí sola en cuestión de días, es recomendable acudir a un especialista para asegurarse de que la parálisis no se debe a otras causas como tumores cerebrales, hemorragias o infecciones.La parálisis de Bell es más frecuente en personas de la tercera edad, con diabetes o hipertensión.

*Periodista. Colaborador frecuente de Bienestar Colsanitas.