Médicos y nutricionistas recomiendan consumir entre 500 miligramos y un gramo diario de calcio. Así se previenen enfermedades óseas, cardiovasculares y oncológicas.
l calcio es el mineral más abundante en nuestro cuerpo. Alrededor del 2% del peso corporal es calcio. Si pudiéramos extraerlo y llevarlo a una balanza la aguja marcaría aproximadamente 1,2 kilos. La mayor parte se encuentra en los huesos y en los dientes, el resto está en los tejidos blandos y en los fluidos corporales. La razón por la que hay tanto calcio en el cuerpo es que interviene en todos los procesos óseos y celulares del organismo.
¿De dónde viene?
La leche y sus derivados son los alimentos que mayor cantidad de calcio aportan. La leche líquida provee 124 miligramos por cada 100 gramos de alimento. Es decir, un solo vaso de leche aporta un tercio del calcio requerido en un día. Las verduras de hoja verde como las espinacas o las acelgas, y algunas frutas como la naranja, la mandarina, el kiwi y las moras también son fuentes de calcio, aunque no en la misma proporción que la leche y sus derivados.
¿Qué hace?
El calcio tiene funciones esqueléticas y funciones reguladoras. Las primeras tienen que ver con la capacidad que tiene de mineralizarse junto al fosfato y el magnesio para desarrollar los huesos.
Las funciones reguladoras del calcio son aquellas que permiten el correcto funcionamiento de las células, pues el calcio se encarga del mantenimiento de las estructuras celulares. Las células de todos los tejidos corporales trabajan en gran medida gracias a la presencia del calcio.
¿Para qué sirve?
Las funciones esqueléticas y regulatorias garantizan que el sistema óseo sea resistente y que el sistema muscular funcione de manera correcta. Eso sin mencionar la capacidad que tiene el calcio de mantener a raya enfermedades crónicas.
La osteoporosis se define por la baja densidad de la masa ósea junto al deterioro de la arquitectura interna del hueso. Como principal consecuencia está la fragilidad del hueso y el consecuente aumento del riesgo de fracturas. Suele ser una enfermedad que llega con la edad; sin embargo, también puede aparecer en edades tempranas cuando la ingesta de calcio no es suficiente para suplir las necesidades del cuerpo o cuando la vitamina D es baja en el organismo.
Hay estudios que demuestran una relación entre el bajo consumo de calcio y el cáncer colorrectal. Cuando el consumo de calcio no alcanza los 400 miligramos al día, aumenta el riesgo de que el revestimiento interno del colon o del recto crezca y forme lo que se conoce como pólipos, en muchos casos precursores del cáncer.
El calcio también ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. Algunos estudios han establecido una relación inversa entre el consumo de calcio y la disminución del colesterol total y de la hipertensión arterial.
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