Pasar al contenido principal
Bienestar Colsanitas

Bebidas energizantes, ¿exceso de energía?

Aunque la publicidad las muestra como un impulso extra para los desafíos cotidianos, un consumo excesivo puede conllevar problemas de salud.

SEPARADOR

Cae la noche y los efectos del cansancio comienzan a sentirse. Somnolencia, ardor en los ojos e incluso dificultad para concentrarse son señales de que nuestro cuerpo necesita descansar.  Tal vez anhelemos un sueño reparador o por lo menos una siesta, pero no siempre es posible. En algunas ocasiones, una larga jornada de trabajo, un parcial o una tarea pendiente puede quitarnos el sueño, literalmente.

Entonces buscamos soluciones a nuestra falta de energía y tomar una bebida energizante a veces parece una salida milagrosa. Después de todo, es barata y se consiguen en cualquier parte, lo que según la química farmacéutica y profesora universitaria Mary Trujillo, “la convierte en un producto con una alta demanda, sobre todo por estudiantes, personas que trabajan en turnos nocturnos y trabajadores del sector del transporte”.

De acuerdo con una encuesta de mercado dirigida por la firma Kantar en 2020 —Que se realizó en 11 países y en los que participaron más de 20 mil personas— el consumo de bebidas energizantes ha aumentado en casi un 50 % respecto a años anteriores y continúa aumentando. Esto respalda una afirmación de otro informe: la bebida energizante Red Bull es la tercera más consumida en el mundo después de las gaseosas Coca Cola y Pepsi, según la firma consultora Brand Finance. En 2020, fueron casi ocho mil millones de latas las que se vendieron en todo el mundo.

La promesa de las bebidas energéticas es tentadora. Alas, poder, una recarga instantánea de energía.  Sin embargo, dice Luisa Becerra, nutricionista adscrita a Colsanitas, que aunque algunas bebidas energizantes contienen vitaminas del complejo B que participan en el metabolismo energético y en la utilización de proteínas y carbohidratos, el resultado final no es ofrecer energía como lo harían normalmente los alimentos. En su lugar, las bebidas energizantes generan estímulos en el cuerpo de la misma forma como lo harían otras sustancias psicoactivas y algunos medicamentos.

 

¿Cómo funcionan?

Según Trujillo, “las bebidas energizantes tienen un alto contenido de cafeína, su ingrediente activo principal”.  Esta sustancia actúa inhibiendo el efecto de la adenosina, un neurotransmisor conocido por sus capacidades sedantes e inhibitorios sobre el cerebro, la médula espinal y los nervios, “al consumir cafeína, esta actúa como un estimulante del sistema nervioso, lo que no solo da la sensación de estar más despierto, sino que además hace que se aumente la presión arterial, la contracción muscular, y el estado de alerta cognitivo”, añade Trujillo.

Además de cafeína, las bebidas energizantes pueden contener otros estimulantes que, a pesar de no ser tan eficientes como la cafeína, en conjunto llegan a formar un poderoso coctel. Estos son la teofilina y la teobromina, sustancias que se encuentran naturalmente en alimentos como el café y el té, el asaí y el guaraná.

Asimismo, a algunas bebidas se les añade taurina, un compuesto químico que se encuentra en las carnes y los productos lácteos en bajas cantidades. “Aunque no se ha demostrado en un 100 %, algunos estudios demuestran que el consumo de esta sustancia mejora el rendimiento físico durante el ejercicio”. Por esta razón es un ingrediente que también se puede encontrar en bebidas deportivas.

A diferencia de las bebidas energizantes, las bebidas deportivas o isotónicas tienen un contenido alto de carbohidratos y sales, por lo que tienen una gran capacidad de rehidratación. Una característica que las hace idóneas para deportistas de alto rendimiento.

BebidasEnergizantes CUERPOTEXTO

Riesgos

Aunque la cantidad de cafeína por porción puede variar dependiendo de la marca, este rango es en promedio de 30 mg, lo que equivale a cuatro tazas de café bien cargadas aproximadamente, una cantidad considerada segura por el INVIMA y muy por debajo del rango de intoxicación, que ronda los 400 mg. Si se tomara esa cantidad tan alta, las repercusiones serían fáciles de notar: dolor de cabeza, taquicardia y nerviosismo. No obstante, dice Trujillo, “existe evidencia de que un consumo más reducido pero prolongado en el tiempo, podría conducir a las mismas consecuencias, afectando la salud del consumidor”.

Según investigadores de la Organización Mundial de la Salud, el consumo excesivo de estos estimulantes está asociado a la diabetes tipo 2, problemas durante el embarazo y daño neurológico y cardiovascular en niños y adolescentes. “Al estar en proceso de desarrollo y tener una superficie corporal más pequeña, los efectos de la ingesta de cafeína pueden verse incrementados en pacientes más jóvenes”, explica la doctora Becerra. Por esta razón, es de vital importancia leer detenidamente las etiquetas y recomendaciones del producto en cuanto a edad sugerida y cantidad.

Otros problemas relacionados con los energizantes son: insomnio, ansiedad, mala salud dental, obesidad y enfermedades gastrointestinales y del corazón. Adicionalmente, al ser la cafeína una sustancia psicoactiva, tienen el mismo riesgo de generar adicción y como resultado, síndrome de abstinencia. Lo que puede producir irritabilidad, fatiga e incluso fuertes migrañas.

Una práctica conocida entre los consumidores de bebidas energizantes es combinarlas con bebidas alcohólicas durante fiestas o reuniones. Esto debido a que, en apariencia, disminuye los efectos de la embriaguez y da la sensación de sobriedad. Sin embargo, esta mezcla es particularmente peligrosa puesto que el alcohol funciona como depresor del sistema nervioso, lo que disminuye la actividad cerebral. Entonces, al combinarse con energizantes, puede que disminuya su efecto sedante, pero por lo demás, el organismo seguirá intoxicado.

Los daños que puedan causar una y otra bebida se acumulan. “Puede que las personas tengan mucho alcohol en su organismo, pero no se den cuenta porque la cafeína está contrarrestándolo. Entonces continuarán consumiendo alcohol y cafeína, lo que en un nivel muy elevado puede llegar a la intoxicación etílica”, dice Becerra.

Alternativas saludables

Aunque parezca obvio, la mejor alternativa para las bebidas energizantes es el café, entre otras opciones que contienen cafeína en bajas cantidades. “Hay alimentos como el té negro, el té matcha (té verde concentrado) la guaraná y el chocolate que tienen dosis de cafeína suficientes para despertarnos”, señala Becerra.  En cuanto a una forma de aumentar la energía en el día a día, nada como tener hábitos saludables.

Generalmente, una buena higiene del sueño y la práctica diaria de ejercicio pueden ayudar a contrarrestar el cansancio de los largos días de trabajo que, en ocasiones, no podemos evitar.

Cabe destacar que, “para pasar una noche en vela no es recomendable consumir alimentos altos en azúcar o grasa, debido a que su metabolización puede producir adormecimiento. En ese caso, las calorías adicionales solo servirían si se está realizando actividad física”, comenta la doctora Becerra.

 

 

*Periodista. Colaborador frecuente de Bienestar Colsanitas.

SEPARADOR

Esteban Piñeros Martínez

*Periodista, colaborador frecuente de Bienestar Colsanitas.