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Mejor en bici

Ilustración
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El uso de la bicicleta va en aumento en todo el mundo. Al parecer, es la alternativa más inteligente a los problemas de movilidad en las ciudades.

 

MEJOR EN BICI

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esde hace unos años en Bogotá han nacido iniciativas que buscan promover el uso de la bicicleta como medio de transporte, lo cual ha contribuido a que haya aumentado considerablemente el número de viajes que se hacen en ella. Según la Encuesta de Movilidad de 2005, en ese momento se hacían 281.424 viajes diarios en bicicleta, de los cuales 231.668 correspondía a hombres y 49.755 a mujeres. De acuerdo con la encuesta de 2015, la cifra deviajes aumentó a 575.356.

El aumento en el uso de la bicicleta no es algo exclusivo de Bogotá:en casi todas las ciudades del mundo se viene presentando lamisma tendencia, así como el surgimiento de movimientos socialesque la promueven y defienden. Pero la capital colombiana ha sido un caso particular, en tanto la ciudad ha sido pionera en muchas iniciativas alrededor de la bici. Aquí nació la ciclovía dominical, iniciativa ejemplar que ha sido replicada en decenas de ciudades en todos los continentes. En Bogotá nació el concepto de ciclorruta,y éstas se construyeron en un momento en el que nadie pronosticaba el caos de movilidad que inevitablemente tendríamos. La ciclovía nocturna y el día sin carro también son productos bogotanos que han sido adaptados en muchas ciudades. La administración ha liderado varias iniciativas como Al Colegio en Bici, que busca que los niños crezcan conociendo y aplicando valores que se aprenden con el uso frecuente de la bicicleta, como la sostenibilidad y la corresponsabilidad.

Pero, ¿por qué personas de diferentes ciudades del mundo están acudiendo a este medio de transporte? ¿Por qué han surgido tantas iniciativas invitando a que las personas utilicen la bicicleta? ¿Por qué cada vez se hacen más estudios o investigaciones alrededor de este medio de transporte?

No tengo una respuesta para cada una de esas preguntas. De lo que sí estoy seguro es de que quienes usamos la bicicleta tenemos una mejor calidad de vida, y no nos basta con ser simples usuarios: nuestra pasión es querer que las demás personas también tengan una buena calidad de vida. Cada vez más personas están descubriendo en la bicicleta un estilo de vida más tranquilo, sencillo, humilde y práctico. La gente que utiliza la bicicleta tiende a disfrutar más del viaje, conocer más su ciudad, aprovechar mejor el tiempo y tener una mejor salud física y mental.

Revisemos brevemente tres de los múltiples problemas que se viven en las ciudades, y cómo la bicicleta se convierte en un aporte a su solución.

La salud

Debido al sedentarismo, cada vez hay más personas obesas que sufren problemas cardiovasculares o diabetes. También están las enfermedades respiratorias derivadas de la mala calidad del aire. La accidentalidad vial se ha convertido en un problema de salud pública, debido al número alto de personas que mueren al año en accidentes de tránsito. En Colombia mueren más personas en accidentes de tránsito que en el conflicto armado. Por eso a veces me da por pensar que quienes debieron estar en mesa de diálogo en La Habana eran los representantes de los medios de transporte, a ver si pacificamos las vías y nos dejamos de matar en ellas.

Por el lado de la salud mental, la tensión que genera el tráfico nos ha puesto en una situación de agresividad altísima, y ni hablar de la ansiedad y la depresión que están viviendo las personas todos los días en sus desplazamientos.

Pues bien, la bicicleta se convierte en una manera sencilla de evitar el sedentarismo y las enfermedades que se derivan de él. La bicicleta es un medio de transporte que no genera emisiones, así que entre más viajes se hagan en ella más contribuimos a mejorar la calidad del aire. Por ser un vehículo lento pero eficiente, la bicicleta contribuye a pacificar el tráfico y a disminuir la ansiedad y la accidentalidad vial. Los invito a hacer un ejercicio simple: miren la cara de un ciclista en hora pico y compárenla con la de un conductor o usuario del transporte público.

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La movilidad

Es el más evidente de los problemas que viven las ciudades. Nos comimos el cuento de que el carro era lo mejor del mundo, y por eso las ciudades se llenaron de vehículos particulares. Sin embargo, muchos carros no significa que haya muchos viajes en ellos, pero sí significa un gran trancón. Para ilustrar este punto, en Bogotá solo el 14% de los viajes se realizan en vehículo particular, pero estos ocupan el 92% del espacio vial. En realidad, el problema de movilidad es un problema de optimización de espacio público. Por eso, lo sostenible es promover medios como el transporte masivo o los viajes a pie o en bicicleta.

De manera particular, la bicicleta se ha convertido en el medio de transporte más eficiente sin necesidad de ser rápido. La autonomía e independencia que significa le evita al usuario pasar tiempo en trancones o filas. Pero además, cada bicicleta que se moviliza puede significar un vehículo menos o un espacio menos en el transporte público, lo que puede llegar a ser un regalo para la ciudad.

Es normal que en una ciudad como Bogotá una persona gaste menos tiempo haciendo un viaje en bicicleta que en cualquier otro medio de transporte, sobre todo en hora pico. En ese sentido, hizo bien Bogotá cuando en 1998 comenzó con la construcción de ciclorrutas, la ampliación y construcción de andenes y con la implementación de un sistema de transporte masivo. Esto hay que mantenerlo y continuarlo.

La segregación social

Aunque silenciosa, la segregación social es uno de los problemas más complejos que tienen las ciudades. Particularmente en América Latina pueden verse brechas sociales dramáticas. Es deber tanto de la administración como de la ciudadanía generar escenarios en los que dichas diferencias disminuyan o se eviten.

Una manera simbólica y práctica es a través de la bicicleta. Históricamente las ciudades han destinado recursos para construir y mantener la malla vial pero han dejado de lado hacer lo mismo para quienes se movilizan en bicicleta o a pie, como si se tratara de ciudadanos de segunda o tercera categoría. Por eso, al invertir en aceras o ciclorrutas se invierte en la seguridad de población muy seguramente de escasos recursos. Cuando se construye o se implementa espacio público de excelente calidad, se rompen las brechas.

Bogotá sigue siendo una ciudad afortunada pese a que por algunos años se hizo poco desde lo público. A pesar de eso, contamos con la red de ciclorrutas extensa que ya llega a más de 392 km. Poco a poco estos planes se integran con Transmilenio, ya que el sistema cuenta con cicloparqueaderos. La geografía es óptima y el clima es, en contravía de lo que piensan muchas personas, un aliado, ya que el frío bogotano hace más agradable el uso de la bicicleta, y debido a la independencia que genera, la gran mayoría de las veces es posible hacerle el quite a la lluvia programando los horarios de viaje. Por todo esto y por mi experiencia personal, no dudo en decir que un ciudadano que anda bicicleta es más feliz.