Hasta un 20 % de los embarazos pueden terminar en aborto espontáneo, sin que la responsabilidad sea de la mujer o persona gestante en la mayoría de los casos.
¿Qué es un aborto espontáneo?
El aborto espontáneo es una pérdida involuntaria de un embarazo antes de las 20 de semanas de gestación. Después de ese periodo de tiempo y hasta la semana 24, a la expulsión del producto gestacional se le llama parto inmaduro; hasta la semana 28, parto pretérmino extremo; y de la 28 hasta la 36, parto prematuro; de acuerdo con Laura Gil, ginecóloga y obstetra miembro de la Federación Colombiana de Obstetricia y Ginecología (Fecolsog).
De acuerdo con Gloria Acero Giraldo, ginecóloga y obstetra adscrita a Colsanitas, saber la causa específica de un aborto espontáneo es muy difícil. Sin embargo, según Acero, aproximadamente el 50 % de las pérdidas se deben a que hay alguna alteración cromosómica del embrión o feto. Esta alteración es resultado de errores que ocurren por azar a medida que el embrión se desarrolla y no de problemas hereditarios.
El porcentaje restante puede estar relacionado con alguna anormalidad o malformación estructural del feto, problemas hormonales de la persona embarazada, infecciones, alteraciones en la estructura del útero (como miomas o pólipos) o patologías de base de la mujer o persona gestante (como hipertensión y diabetes). También existe un subgrupo de casos cuya causa es desconocida, según la especialista.
En cualquier caso, son muy pocas las veces en las que la responsabilidad de un aborto espontáneo recae en la persona embarzada. “Ni las relaciones sexuales, ni hacer ejercicio, ni montarse en una bicicleta o una moto, ni caídas leves o rabias, en general, producen pérdida del embarazo”, dice Acero Giraldo.
Incluso, según explica la doctora Gil, causarse un aborto, si no se tiene la intención, es muy difícil. En los casos en los que se detecta un aborto después de montar en una bicicleta, o después de una caída, lo que ocurre en realidad es que el embarazo no se siguió desarrollando y por la caída el útero se contrae y se da la expulsión; pero el embarazo ya se había perdido.
¿Qué tan común es?
Los abortos espontáneos ocurren con mayor frecuencia de lo que se piensa: “Uno de cada cuatro embarazos se pierde en el primer trimestre sin necesidad de que haya ninguna enfermedad”, señala Gil. Y es posible que haya un subdiagnóstico porque en muchas ocasiones la pérdida ocurre antes de que la persona gestante se dé cuenta de que estaba embarazada.
“La mayoría de mujeres en algún momento de su vida pueden tener un aborto espontáneo y no es porque algo esté mal en ellas sino porque en la concepción hubo un error en el material genético. El embarazo se implanta, pero no se sigue desarrollando hasta cierto punto y se pierde”, aclara Gil.
Estos errores genéticos aumentan con la edad, porque las mujeres nacen con todos los óvulos que tendrán en toda su vida; es decir que los óvulos tienen la misma edad que la mujer que los carga. Y en la medida en que se tienen más años, los óvulos van acumulando más errores por lo que aumenta la probabilidad de que el embarazo se dé con un óvulo defectuoso: entre los 35 y 40 años, la probabilidad de tener una pérdida aumenta a uno de cada tres embarazos, y por encima de los 40, a uno de cada dos.
¿Cuáles son los síntomas?
Puede ser difícil de identificar que una persona está teniendo un aborto espontáneo porque a veces ocurren muertes embrionarias tempranas o fetales intrauterinas y no existe ningún síntoma que lo indique. Entre otras cosas, porque antes de las 20 semanas no se perciben movimientos fetales.
Hay ocasiones, sin embargo, en los que se puede presentar un dolor tipo cólico persistente y sangrado vaginal.
Los abortos espontáneos pasan ademas por fases que se nombran de distinta manera. Si se hace un examen por sangrado y se encuentra que el cuello uterino de la persona gestante está abierto y ya se expulsó parte del embarazo, se le llama aborto incompleto. Si se realiza una ecografía de control, sin ningún síntoma aparente, y se descubre que el embrión está muerto, esto recibe el nombre de aborto retenido, porque no ha sido expulsado. Y si la persona consulta por un sangrado y al hacerle el tacto su médico siente que el embarazo está saliendo del útero, se denomina aborto en curso.
¿Se puede evitar?
Como se mecionó anteriormente, los abortos espontáneos son frecuentes y se dan por varias causas, algunas de ellas desconocidas, por lo que a menudo no hay mucho que se pueda hacer para evitarlos.
Sin embargo, Acero Giraldo sugiere que de ser posible, antes de tener un embarazo, se realice una consulta preconcepcional en la cual se identifiquen los posibles factores de riesgo que se pudieran intervenir para evitar una pérdida. También, por si hay parejas con alteraciones previas cromosómicas, hacerles estudios para identificarlas.
No obstante, hay patologías que pueden ser prevenibles y hay otras que no, porque como también mencionamos, hay alteraciones cromosómicas al azar o deformidades de los embriones que se dan por azar.
¿Qué cuidados se debe tener después de un aborto espontáneo?
La doctora Acero aclara que no siempre se necesita realizar un legrado después de un aborto espontáneo para retirar todo el producto, pues en ocasiones el cuerpo lo expulsa sin ayuda o se puede recibir un manejo farmacológico.
Posteriormente se da una incapacidad de una semana, aunque esto depende del tamaño del feto, y se establece algún método de planificación, mientras se puede estudiar o hacer una consulta preconcepcional para conocer posibles desencadenantes de esta pérdida, entendiendo que en algunos casos no se podrá saber con toda certeza.
Es importante tener en cuenta la salud mental porque la pérdida puede generar una afectación emocional: “Una pérdida puede ser una tragedia de una magnitud emocional desconocida porque nadie puede medir el dolor psicológico que puede causar”, señala Acero Giraldo.
Si después de la pérdida se desea volver a intentar un embarazo, la recomendación médica es esperar tres meses para tener tiempo de recuperarse física y emocionalmente. Además porque, según aclara Gil, tener un embarazo en un tiempo menor a este puede terminar también en una pérdida.
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