La depresión es un estado de salud crónicoy la principal causa de discapacidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
La depresión se caracteriza por un estado de ánimo bajo asociado a la tristeza y a la dificultad para enfrentar los retos cotidianos. Las personas con depresión suelen cuestionar el valor que tiene su vida.
Para la psicóloga Constanza González, acompañar a alguien cercano que vive con depresión implica un compromiso para identificar, reconocer y cuestionarse las ideas, prejuicios y creencias con respecto a la salud mental con el fin de ser de auténtica utilidad para el bienestar de otros. “Significa brindar soporte adecuado que responda a las necesidades del proceso de la persona, al tiempo que fortalecemos sus herramientas pero sin convertirnos en ‘salvadores’, respetando el proceso y los tiempos de cada uno”, explica.
Es importante tener en cuenta que a veces las buenas intenciones no son suficientes y por eso es clave informarse antes de dar un consejo o palabras de apoyo a una persona con depresión. Evite frases como:
1. Arriba ese ánimo, disfrute la vida
De esta forma desconoce la enfermedad e invalida la experiencia de la persona con depresión.
2. No se le nota la tristeza, se ve feliz
Los pacientes con depresión pueden tener buenas experiencias y esto no significa que su diagnóstico sea diferente.
3. Hay situaciones peores, ponga de su parte
La persona con depresión tiene mayores retos a la hora de enfrentar situaciones cotidianas.
4. Su vida es hermosa, no sea egoísta
Esto pone una carga mayor sobre la persona con depresión, pues se le juzga y culpa por su propio padecimiento.
5. Mañana lo superará, todo pasa
El optimismo no es suficiente. Una persona con depresión debe recibir acompañamiento y tratamiento médico especializado.
Recordemos que la tristeza es un estado de ánimo, mientras que la depresión corresponde a un trastorno del estado de ánimo.
Como lo explica el psiquiatra Cristian Muñoz, adscrito a Colsanitas, la depresión es un trastorno neurobiológico que afecta la salud mental y bienestar, lo que se traduce en un impacto significativo en las funciones de la persona. Los síntomas pueden ser: sentimientos de tristeza, irritabilidad, llanto, desesperanza, pérdida de interés, alteraciones en el sueño o apetito, ansancio, ansiedad, incapacidad para razonar, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, e ideas suicidas.
Por su parte, el psicólogo Óscar Castro, oordinador de la especialización en psicología clínica de Unisanitas, enumera algunas de las responsabilidades que tenemos cuando nos disponemos s a acompañar a otros:
-Conocer la enfermedad: cómo funciona a nivel biológico, neurológico, emocional, fisiológico, cuáles son sus medicamentos y cómo los debe tomar. Cuáles son los picos que genera.
- Empatía: comprender que la persona está pasando por un episodio o crisis de su enfermedad y esto no quiere decir que es una mala persona.
- Conocer las rutas que puede activar: la red de apoyo no solo acompaña, sino que activa otras redes de apoyo según el caso, porque una sola persona no puede hacerlo todo.
- Compasión: aunque puede ser agotador el acompañamiento de un paciente, no se debe perder la perspectiva: hay una enfermedad. La recomendación es tener sus propios procesos de catarsis con respecto a ese proceso de apoyo que le brinda al paciente psicológico y no sobrecargarse en el cuidado.
- Paciencia: cuide su salud emocional para ser una buena red de apoyo. También es importante saber decir “no”, “Hoy quiero descansar y desconectarme”. Es bueno buscar otros espacios, tener vacaciones, otras actividades e interacciones.
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