La hipertensión suele pasar desapercibida: nueve de cada diez personas que la padecen no presentan ningún síntoma. Una dieta sana y ejercicio frecuente reducen el riesgo al mínimo.
¿Qué es la hipertensión?
Es una patología crónica que consiste en el aumento de la presión arterial. La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón. La presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación. Por eso cuando se mide se dan dos números. Cuando uno de esos dos números o ambos son altos (por encima de 140/90 mmHg en un adulto), puede decirse que hay hipertensión.
¿Cuáles son las causas?
Hay factores no modificables comunes en la mayoría de cientos que la sufren: la herencia (tener uno de los dos padres hipertenso aumenta la probabilidad de desarrollar la enfermedad); el género (los hombres tienen mayor predisposición que las mujeres, y la predisposición en las mujeres aumenta cuando entran en la menopausia); la edad (la presión arterial es más alta conforme se envejece), y la raza (las personas de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión frente a los de raza blanca). También existen otras causas asociadas al estilo de vida y los hábitos alimenticios de las personas: la obesidad, el sobrepeso, el consumo alto de sal, alcohol y tabaco, el sedentarismo.
La única manera de detectar la hipertensión en sus inicios es a través de exámenes medicos.
¿Cuáles son los síntomas?
En el 90% de los casos de hipertensión es asintomática. Por eso esta enfermedad pasa inadvertida: porque sus síntomas muchas veces se asocian a otras dolencias. Sólo en casos de presión muy alta puede presentar dolor de cabeza, dolor en el pecho, sensación de ahogo, mareos, dificultad respiratoria, taquicardias y hemorragias nasales.
¿Puede prevenirse?
Sí. Tener hábitos de vida saludable, evitar el sobrepeso y la obesidad son dos de los principales factores que ayudan a prevenir la hipertensión. Una dieta sana (alta en vegetales y frutas, baja en grasas, azúcar y sal); un consumo moderado de alcohol, nada de cigarrillo y, al menos, 30 minutos diarios de actividad física entre moderada y alta, disminuye notablemente el riesgo de hipertensión. Si la persona tiene una predisposición a padecerla, debe reforzar el estilo de vida saludable.
¿Qué exámenes deben hacerse?
La única manera de detectar la hipertensión en sus inicios es a través de exámenes médicos. Si tiene sospechas, antecedentes o predisposición –por alguno de los factores mencionados– de padecer hipertensión, lo ideal es acudir a un médico general a un cardiólogo que haga un examen que incluya evaluación de los antecedentes familiares. El médico tomará varias lecturas de la presión arterial por medio de un tensiómetro y realizará algunos estudios de rutina, como una radiografía de tórax y un electrocardiograma.
¿Cómo se trata?
En la mayoría de los casos la hipertensión no puede curarse, pero sí controlarse. A algunas personas les basta con cambiar su estilo de vida y adoptar una dieta saludable, hacer ejercicio y dejar de fumar en caso de que lo hagan. A otras personas estos cambios les resultan insuficientes, y necesitan tomar medicamentos. En cualquiera de los casos, la combinación de medicamentos y hábitos saludables es clave para controlar la enfermedad. Por supuesto, los medicamentos deben ser ordenados por el médico.
¿Cuáles son los riesgos de no controlar la enfermedad?
A largo plazo puede derivar en complicaciones cardiovasculares mayores como infarto de miocardio, hemorragias cerebrales, insuficiencia renal severa, daños en la circulación de las piernas y alteraciones en la visión. En los hombres puede ser causa de impotencia.
*Con la colaboración del cardiólogo José Medardo Rozo.
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