Hinchazón, dolor abdominal y problemas con la digestión son los síntomas más frecuentes de este mal que aqueja al 15 % de la población mundial.
s frecuente que algunos alimentos altos en grasas y otros generen molestias estomacales. La mala alimentación (muchas chucherías, pocas frutas y verduras), el sedentarismo, el estrés y la deshidratación son algunos de los factores que inciden en la salud intestinal. Con esta guía podrá entender el asunto y adoptar una dieta apta con esta condición.
¿Qué es el síndrome del intestino irritable?
El doctor Benedicto Velasco, gastroenterólogo adscrito a Colsanitas, explica que el Síndrome del Intestino Irritable es “una enfermedad que se caracteriza por la presencia de dolor abdominal, distensión, estreñimiento y diarrea (o las dos)”. Pese a ser un mal que podría catalogarse como crónico, los síntomas son intermitentes, es decir, que pueden o no presentarse en varios meses. Normalmente, hay alimentos o situaciones externas —estrés, deshidratación, sedentarismo— que detonan dichos síntomas.
¿Qué hacer si hay sospechas de padecerlo?
“Lo primero es consultar con el médico general o acudir a un internista o gastroenterólogo”, enfatiza Velasco. Una vez en la consulta, es esencial relatar cada uno de los síntomas de la manera más precisa posible. También es vital identificar si existe una relación entre la aparición de los síntomas y el consumo de ciertos alimentos; si las incomodidades mejoran con la evacuación y si los episodios se relacionan con el estrés del paciente.
¿Cuál es el tratamietno?
En general, el pronóstico casi siempre es favorable. De hecho, la clave del tratamiento está asociado a un cambio en el estilo de vida del paciente, porque la mayoría suele mejorar evitando los alimentos irritantes que disparen los síntomas y controlando el estrés a través de ejercicios de meditación, respiración o terapia psicológica. También, según sea el caso, es probable que el especialista recete algunos medicamentos para contrarrestar los gases o el dolor.
Signos de alarma
Después de la consulta médica, dependiendo de la gravedad y frecuencia de los síntomas, el primer paso será descartar enfermedades que podrían tener algunos síntomas en común: tales como el cáncer de vías digestivas, la colitis ulcerativa, la enfermedad de Crohn o la celiaquía (reacción inmunológica ante la ingesta de gluten). Estas son algunas señales alarmantes:
● Sangrado rectal.
● Pérdida de peso (sin explicación).
● Cambios drásticos en los movimientos intestinales.
Alimentos recomendados
En general, los alimentos con fibra ayudan a evitar el estreñimiento y a garantizar el buen funcionamiento intestinal. Alexandra Franco, nutricionista-dietista adscrita a Colsanitas, dice que es importante consumir entre 2 y 3 porciones de fruta al día, así como dos tipos de verduras (cocinadas) diariamente. Otros alimentos que pueden ayudar a mejorar la digestión y aliviar las molestias son:
● Frutas como papaya, pitaya, granadillas, ciruelas y manzana verde.
● Espárragos.
● Avena cocida.
● Agua (mínimo 4 vasos al día).
Alimentos que se deben evitar
Dice Franco que se debe hacer una evaluación individual “pues no todos los alimentos les sientan mal a todas las personas”. En general, quienes padecen del síndrome deben evitar:
● Leguminosas porque son difíciles de digerir (frijoles, garbanzos y soya).
● Azúcares. “La fructosa (frutas) y lactosa (leche) son difíciles de absorber, son
utilizados por las bacterias para producir gas y, por lo tanto, distensión”, dice
Velasco.
● Alimentos fritos y procesados.
● Las verduras crucíferas: brócoli, coliflor, repollo, coles de Bruselas.
● Pimentón.
● Frutas como melón y banano.
● Lácteos.
● Pan blanco.
El colon y el estrés
En el tracto digestivo se produce el 90 % de la serotonina —la hormona de la felicidad, el deseo sexual y los ciclos del sueño— y es por eso que al intestino se le llama el segundo cerebro. De hecho, concluye Velasco: “Se cree que durante los episodios de estrés se liberan sustancias que actúan a través del eje cerebro-intestino y, por eso, el paciente puede llegar a experimentar dolor y alteraciones en la motilidad intestinal”.
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