Si está pensando en tatuarse pero desconoce los riesgos, las zonas más dolorosas o las implicaciones de usar diferentes tintas, este artículo le ayudará a aclarar todas las dudas.
on muchas las culturas que a lo largo y ancho del mundo han cultivado el arte del tatuaje. Se han encontrado momias egipcias y suramericanas en cuya piel aún asoman, siglos después, las marcas de tinta. Las sociedades autóctonas de Polinesia en el Pacífico son unas de las que más han grabado su historia, imaginarios, nombres y símbolos en la piel. Y esto sin hablar del derroche de color que los japoneses desarrollaron a partir de su rica cultura visual.
De acuerdo con distintas encuestas, en los Estados Unidos entre el 30 y el 40 % de la población tendría al menos un tatuaje. Hoy es una de las prácticas más extendidas de modificación del cuerpo. En Colombia, como en cualquier otro lugar, en las calles de cualquier ciudad es posible encontrar opciones para todos los gustos y presupuestos.
Aunque las complicaciones de un tatuaje son raras, como anota Astrid Lorena Ruiz, dermatóloga clínica y estética adscrita a Colsanitas, cada vez es más frecuente encontrar pacientes que acuden a su consulta por alguna complicación. Esto se debe a que también se ha incrementado el número de personas que se hacen tatuajes.
Si usted está pensando en hacerse uno (o en quitárselo), pero desconoce qué riesgos hay, cómo podría envejecer esa marca, cómo cuidarla, si duele, o acaso tiene una condición preexistente en la piel que lo ha hecho pensar si vale la pena intentarlo, o simplemente quiere cuidar el proceso de cicatrización y envejecimiento de los diseños con los que decidió embellecer su piel, aquí tiene una guía de todo lo que quiso saber sobre tatuajes y nunca se atrevió a preguntar.
¿Qué es un tatuaje?
Un tatuaje es una marca visible en la piel lograda por medio de inyecciones de tinta en la capa de la piel llamada dermis, que está debajo de la epidermis. Una vez introducidas, suspendidas y encapsuladas, como con un hematoma, la coloración sigue siendo visible a través de la delgada capa superior de la piel. “El tatuaje genera un trauma en la piel porque el pigmento se introduce con microinyecciones. Y como con cualquier otro cuerpo extraño que entre en el organismo, puede haber reacciones”, señala la dermatóloga. “La piel reacciona primero con un proceso inflamatorio, derivado de esa inflamación hay dolor, enrojecimiento y posteriormente la formación de costra”.
¿Cómo escoger el lugar donde se hará el tatuaje?
Cada parte del cuerpo tiene un pronóstico de recuperación, perdurabilidad y definición a largo plazo diferente. Hay lugares donde la piel es muy tierna como en la cara interna del brazo, donde puede ser especialmente doloroso. Por otro lado, vale la pena tener en cuenta, como anota la doctora Ruiz, que hay zonas de la piel y del cuerpo que por su configuración y características producen más fácilmente las cicatrices excesivas que conocemos como queloides: “El esternón, los hombros, las escápulas y cerca o sobre las mandíbulas”.
Por último, se desaconseja que el tatuaje se practique en áreas con lunares o marcas de nacimiento o de sol, ya que podría dificultar o impedir el reconocimiento temprano de cambios en la piel indicativos de cáncer.
¿Tener una condición como la psoriasis, la dermatitis atópica o una enfermedad como el lupus es un impedimento para tatuarse?
“Condiciones como la dermatitis atópica, el lupus o la psoriasis son enfermedades que afectan el sistema inmune y una parte de este sistema es específico para la piel”, señala Astrid Ruiz. “Los pacientes con esas condiciones que se hacen un tatuaje están poniendo un agente externo dentro de la dermis y por lo tanto se están exponiendo a una reacción que tiene más probabilidades de complicarse que en una persona que no tenga nada. De hecho, las enfermedades autoinmunes pueden activarse por culpa de un tatuaje. El consejo que damos es que alguien con esos antecedentes no lo haga porque existe la posibilidad de que se agrave, y eso no se puede prever. Lo mismo que no se puede prever quién tendrá un proceso granulomatoso o un queloide. Así que si la persona lo quiere hacer, debe entender que hay un riesgo y que puede salir bien o no”.
Los empeines, la cara interior del codo, la corva de la rodilla y el torso suelen ser las zonas más sensibles para hacerse un tatuaje. Los muslos, gemelos y pantorrillas los menos sensibles.
¿Cómo debe cuidarse la cicatrización de un tatuaje?
Ante todo, siga las instrucciones que le dé el tatuador sobre cuánto tiempo mantenerlo cubierto, cuándo lavarlo, con qué productos y por cuánto tiempo mantenerlo alejado de la exposición directa al sol. Al respecto anota la doctora Ruiz: “Hay que procurar mantener una adecuada hidratación, usualmente con vaselina, aunque yo recomendaría que se utilicen cremas con componentes cicatrizantes. Pero definitivamente, es clave evitar la exposición solar para que evolucione bien”.
“Los tatuajes se deben cuidar del sol durante uno o dos meses para evitar quemaduras en la piel y cambios en el pigmento”, advierte la especialista. Se deben usar protectores solares SPF 50 o más, y de todas maneras no se debe exponer el tatuaje al sol directamente durante ese periodo de sanación. “Los efectos del sol sobre la piel son muchos. Y entre ellos los rayos UV producen una pérdida del colágeno, la flexibilidad, suavidad y tersitud, ya que envejece las células e incluso puede alterar su ADN. Con los tatuajes, los efectos de este envejecimiento se notan, pues afectan directamente cómo se ve el tatuaje”, explica.
¿Cuáles son las posibles reacciones adversas?
Entre 8 y 10 % de las personas que se hace un tatuaje sufre una o más complicaciones asociadas a éste. Entre los posibles efectos secundarios están las reacciones alérgicas al pigmento, las cicatrices granulomatosas, también conocidas como dermatitis granulomatosa o sarcoidosis. Además, por la presencia del cuerpo extraño, el sistema inmunológico produce granulomas —suerte de racimos excesivos de células inmunológicas— que se acumulan en la piel donde está el tatuaje. Para tratarse, en algunos casos, se podrían requerir corticoides para controlar la inflamación e incluso, en casos severos, medicación inhibidora o inmunosupresora.
“Aunque estas complicaciones son raras, existen y aparecen en el mediano y largo plazo. Una alergia podría aparecer en semanas. La aparición de queloides puede tomar meses. A corto plazo puede haber infecciones agudas, en caso de contaminación. Aunque también hay complicaciones infecciosas a largo plazo que se desarrollan a lo largo de meses, muy lentamente. Y esas son más complicadas”, asegura Ruiz.
¿Cómo se pueden prevenir los riesgos?
Es fundamental que el lugar donde se hará el tatuaje cuente con todas las medidas de asepsia y antisepsia, que el tatuador use guantes, deseche las agujas usadas e implemente antibacteriales. Si reutiliza una pieza, ésta debe ser esterilizada adecuadamente. “Estas medidas deben bastar para resguardar al paciente del contagio. El cliente debe exigir que le abran la aguja nueva frente a él, chequear que se pongan guantes nuevos y se desinfecte todo con alcohol o antibacterial”. Si en el local no tienen las medidas de higiene adecuadas, tatuarse puede pasar de ser un momento agradable a un proceso molesto y en algunos casos raros, difícil de tratar.
Por las agujas o equipos no esterilizados se pueden contraer infecciones cutáneas con bacterias o virus. En muchos casos, se pueden tratar con antibióticos. Pero en algunos menos frecuentes, se pueden contraer patógenos más raros y graves como el estafilococo áureo resistente a la meticilina (MRSA), el VIH o la hepatitis. Si la tinta está contaminada puede provocar infecciones micobacterianas extrañas o atípicas. “Estas, además, se demoran meses en mostrar sintomatología y por eso es muy difícil detectarlas tempranamente”, agrega la doctora Astrid Ruiz.
¿Qué pasa con los tatuajes cuando envejece la piel?
Los tatuajes viven el proceso de envejecimiento natural de la piel. Con el tiempo pierden algo de color y definición, en mayor o menor medida según la habilidad del tatuador, el diseño y el cuidado de su portador, aunque se trata de un proceso inevitable. Con los días, las siluetas impecablemente trazadas se difuminarán ligeramente y el proceso continuará en alguna medida con los años.
Es recomendable que el diseño no sea tan pequeño, pues parte del detalle podría dejar de ser legible en el mediano plazo.
Con el tiempo, los tatuajes pierden color y definición.
¿Cambia algo si es en tinta negra o en otros colores?
Escoger el color es algo que puede ir más allá del gusto y del precio. Hacer un tatuaje a solo tinta negra reduce el tiempo y el precio de un tatuaje, pero además, en caso de querer removerlo, puede ser un proceso mucho más fácil y exitoso. Asimismo, las probabilidades de desarrollar una reacción alérgica son mayores con algunos colores como el verde, el amarillo o el rojo; y con este último vale la pena tener precaución. “No se sabe exactamente por qué, pero la tinta roja de los tatuajes es más propensa a formar cicatrizaciones granulomatosas”, señala la doctora Ruiz.
¿Cómo se borra un tatuaje?
Actualmente los tatuajes se borran por medio de la luz pulsante de un láser que se aplica sobre la piel por un nanosegundo. Esta técnica desarrollada desde los años 70 ha permitido mejorar ampliamente los resultados gracias a distintos avances tecnológicos. El principio por el cual funciona se llama fototermólisis selectiva y consiste en romper las moléculas del pigmento con la energía del láser. Las partículas residuales de la tinta son evacuadas y procesadas por el sistema linfático. Para lograrlo, por lo general, son necesarias varias sesiones y puede ser un procedimiento costoso. Inicialmente la eliminación por láser dejaba cicatrices en el lugar del tatuaje debido al uso de láseres con un espectro no controlado que lastimaban bastante la piel mientras eliminaban el pigmento, además de que no lograban eliminarlo completamente en muchas ocasiones. Hoy, gracias a varias innovaciones, se logra un pronóstico mucho mejor.
El resultado dependerá de varios factores: si el tatuaje lo hizo un profesional o un aficionado, la técnica utilizada (la tinta puede estar más o menos profunda en la piel), la tinta utilizada, los colores usados (el más fácil de eliminar es el color negro) y el tamaño del diseño.
Es imposible que la piel quede exactamente con la apariencia que tenía antes del tatuaje. En los últimos cinco años se han desarrollado esos mismos aparatos, pero con picosegundos, con los cuales se logra aún mayor efectividad. Aunque de esos láseres hay muy pocos porque son muy costosos y los de nanosegundos ya funcionan muy bien.
Después de este procedimiento también se deben seguir algunas indicaciones para cuidar y evitar infecciones.
¿Eliminar un tatuaje o hacerse otro encima?
Si la razón para eliminarlo es la pérdida de definición del tatuaje y no se tiene el tiempo, la paciencia o el dinero para eliminar el pigmento, tal vez sea mejor y más fácil hacer un nuevo diseño sobre el viejo. En estos casos, sugiere la doctora Ruiz, vale la pena consultar con un dermatólogo que le aconseje la mejor solución. Es importante saber que los colores del tatuaje afectan el resultado final luego de removerlo. La tinta negra se puede trabajar con todas las longitudes de onda y borrar más fácilmente que una tinta de color azul, amarilla, verde o roja, que limitan las longitudes de onda que se pueden utilizar con el láser.
* Historiador y escritor.
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