Meditar no es una práctica destinada solo a quienes buscan “la iluminación”. También puede practicarla quien desee obtener sus beneficios. Solo hay que encontrar el tipo que más se adapta a su temperamento.
ara construir el hábito de meditar, con las dificultades y facilidades que nos ofrece la vida moderna, es determinante conocer nuestro propio temperamento para entender qué opciones pueden ser más gentiles con nosotros mismos.
Angélica Soler, fundadora de la escuela de yoga y meditación Neutra Bienestar, explica que podemos alcanzar el mismo objetivo con diferentes técnicas: “La medicina ayurvédica, por ejemplo, sostiene que algunos somos fuego, aire, agua, tierra o éter y de acuerdo con esto, está el nivel de concentración”. Saber con cuál elemento nos identificamos puede ayudar a encontrar el tipo de meditación que más nos conviene o se adapta a nuestra personalidad.
Jean Amaya, profesor de yoga, recomienda no forzar esta práctica espiritual: “Entre más suelto y más flexible sea todo, nos resultará más sencillo y agradable el camino”.
El instituto germano Max Planck comprobó en un estudio con más de 200 participantes que estos ejercicios, realizados en secuencias, traen beneficios cuantificables como más concentración, menos preocupación por el pasado o el futuro, mayor capacidad de observación, menos actividad mental y una disposición más positiva hacia los demás.
En otro experimento, neurólogos de Wake Forest School of Medicine en North Carolina observaron que quienes llevan una práctica avanzada de mindfulness presentan menos actividad en la zona cerebral que enciende la alarma de los dolores. Esto refuerza una de las enseñanzas más famosas de Buda: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”.
Algunos ejercicios básicos, que comparten varias prácticas de meditación de distintas culturas, épocas y contextos, pueden ser la mejor manera de comenzar a probar la meditación:
• Respiración consciente: observación profunda de la respiración desde las fosas nasales, zona de pecho y abdomen. Sin alterar el ritmo, sólo sentir cómo entra y sale el aire.
• Escaneo corporal: recorrido detallado de cada parte del cuerpo, desde un extremo al otro, para registrar cada mínima sensación en el cuerpo como dolores, temperaturas y tensiones.
• Poner atención a los pensamientos: observar la actividad mental y los pensamientos sin “engancharnos” o identificarnos con ellos. Ser testigo de lo que se piensa.
A continuación recogemos una selección de siete tipos de meditación practicadas actualmente alrededor del mundo, que nos ayudarán a entender la diversidad que ofrece este amable entrenamiento para el auto conocimiento.
Meditación vipassana
Es una de las técnicas más antiguas en India. Para iniciarse en esta disciplina se debe tomar un curso de diez días en el que se aprenden sus fundamentos y se practica lo suficiente para conocer los beneficios. El propósito del vipassana es ver las cosas como realmente son.
Los ejercicios básicos del vipassana consisten en concentrarse en la respiración para enfocarnos en el presente y observar las sensaciones del cuerpo sin reaccionar ante ellas. El objetivo de esto es no generar apego ni aversión a ninguna sensación, por agradable o desagradable que sea, para alcanzar así la ecuanimidad. Otro principio básico en esta técnica es contemplar la impermanencia o transitoriedad de las cosas.
Meditación zazen
“Zazen” significa en japonés “meditar sentado”. El foco está principalmente en las respiraciones que deben ser contadas. Si aparece una distracción, hay que iniciar el conteo de nuevo.
El reto es expulsar cualquier disturbio mental originado por estímulos externos o internos para experimentar el vacío. Es una práctica muy exigente por lo que se recomienda tener experiencia en otros tipos de meditación.
El zazen y vipassana son estilos de meditación similares. Pero hay dos diferencias fundamentales: en el zazen la respiración se localiza en el vientre y en el vipassana en la nariz. La otra diferencia radica en que la meditación zazen se realiza en posición de loto o medio loto, lo que la hace muy exigente físicamente. Además, los ojos deben estar abiertos con una mirada baja, mientras que en el vipassana los ojos están cerrados, lo que facilita el enfoque y la concentración.
Meditación trascendental
En esta técnica a cada persona se le asigna un mantra según sus cualidades, también se le dan instrucciones específicas y tiempos recomendados. Pero en general, se medita dos veces al día repitiendo el mantra durante 20 minutos cada sesión.
Actualmente, existen aproximadamente 1.200 centros de meditación trascendental en 108 ciudades del mundo. El director de cine David Lynch, fundador de uno de estos sitios, opina que la depresión, la frustración, la ira o el miedo son venenos para el artista y la creatividad, y la meditación ayuda a sosegar las emociones e incrementar la capacidad de percibir detalles y disfrutar el momento. Para Lynch, la intuición crece a través de la meditación, “es como un océano de soluciones”.
Meditación con mantras o meditación del sonido primordial
Los mantras fueron diseñados por sabios de la antigua tradición védica en India y se consideran sagrados. No son sonidos ni palabras al azar. Aunque su origen es milenario, Deepak Chopra y David Simon tomaron las bases de esta práctica y crearon un programa actualizado para que fuese accesible a cualquier persona en Occidente.
La repetición de mantras ayuda a relajarnos, volcarnos hacia nuestro interior, y así poder alcanzar un estado meditativo. Es una manera agradable y sencilla de enfocar la mente.
Angélica Soler, de Neutra Bienestar, explica que el sonido del mantra produce una vibración en todo el cuerpo y puede estimular la hipófisis que controla el resto de glándulas y el sistema endocrino: “Esto significa una gran limpieza para el organismo y una parte fundamental de todo proceso terapéutico”.
Meditación con chakras
Los chakras (o “rueda” en sánscrito) son centros energéticos del cuerpo. Tenemos varios chakras en el cuerpo, pero los principales son siete y están ubicados a lo largo de la columna, desde el suelo pélvico hasta el tope de la cabeza.
Se suele realizar una meditación guiada en la que recorremos cada chakra y exploramos sus cualidades y su relación con el cuerpo físico, emocional y espiritual. También pueden usarse recursos como el sonido, los mudras (posición específica de manos) y la visualización de cada uno de los chakras como espirales o vértices de energía, cada uno de un color diferente.
Al ser una meditación que recurre a distintas herramientas, puede ser una práctica amigable para personas dispersas, que les cuesta concentrarse o que aún no se sienten cómodas en silencio.
Meditación kundalini
La energía kundalini es aquella que debería fluir sin obstáculos a lo largo de la columna vertebral. La meditación kundalini busca despertar y liberar esa energía para alcanzar, como propósito más alto, la iluminación.
La meditación kundalini incluye distintas técnicas de respiración, mantras, mudras y cantos para explorar el poder de la mente inconsciente. Son ejercicios dinámicos y un tanto exigentes para aportar una energía renovada a la mente.
Para el profesor de yoga Jean Amaya, el kundalini se caracteriza por una fuerte búsqueda de la devoción: “Es necesario conectarnos con esa devoción hacia la divinidad, no una divinidad externa, sino interna. Cuando realmente comprendemos lo entrelazado y unido que está todo, podemos reconocer esa divinidad”.
Meditación del metta bhavana o amor incondicional
Bhavana significa “desarrollo” y metta quiere decir “amor y bondad”. Tiene su origen en el budismo y es una práctica que cultiva activamente estados mentales positivos hacia otras personas y hacia nosotros mismos. Según los budistas, conocer a profundidad nuestra vida emocional nos permite hacer hábito las emociones que deseamos tener y reducir las emociones conflictivas o destructivas.
Realizar consecuentemente este tipo de meditación aumenta los niveles de empatía, aceptación de las situaciones y reduce la autocrítica y problemas con la autoestima.
La cultura sufí también comparte meditaciones enfocadas en el amor, siendo el sufismo “el camino del corazón”. Una de estas prácticas es conectarse a Dios, un amigo o familiar y centrarse en el amor que sientes por esa persona. El objetivo es llenarse hasta el tope de la energía del amor, este sentimiento supera a la mente y la deja en un estado vacío.
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