Contra todas las probabilidades, David Bueno fue diagnosticado con gota a los 24 años. ¿Qué tan prevalente puede ser esta enfermedad en personas jóvenes? ¿Cómo sobrellevarla?
La gota es una condición de salud que afecta a entre el 1 y el 2 % de la población en el mundo, según la OMS. Se desarrolla predominantemente en hombres mayores de 40 años, pero también puede tener incidencia en mujeres. Según la doctora María José Janiot, reumatóloga adscrita a Colsanitas, “la gota es una enfermedad metabólica asociada a la acumulación de cristales de urato monosódico en las articulaciones y también en tejidos blandos”.
Es una enfermedad fundamentalmente genética y está relacionada con la deficiencia de una enzima crítica dentro del metabolismo de una serie de alimentos que se llaman purinas. “Si se consume un exceso de purinas se convierten en ácido úrico. Por lo que se produce un trancón de ácido úrico en la sangre que se termina desplazando a tejidos periféricos como las articulaciones, causando procesos inflamatorios”, afirma la doctora Janiot.
David Julián Bueno, bogotano de 24 años residente en Nueva York, es comunicador social y se describe a sí mismo como un joven muy activo y enérgico. Hace aproximadamente dos años fue diagnosticado con gota con tan solo 22 años, un caso muy poco frecuente debido a su edad. “Todo empezó con el dolor de la articulación de mi pie, específicamente en el dedo gordo. Al principio era un dolor tolerable, pero empezó a aumentar gradualmente hasta el punto de que no solo me dolía al caminar, me dolía sin importar si estaba acostado, sentado o con el pie en reposo”, afirma David.
En principio atribuyó el dolor a un golpe o esguince, pero al empeorar día a día decidió acudir a urgencias. “El dolor que produce la gota se siente como si te pusieran un encendedor en el dedo del pie, se siente como fuego. Arde y duele mucho, a tal punto que es incapacitante. Por eso decidí ir a urgencias y allí fue como, tras una evaluación general y exámenes médicos, confirmaron que mis niveles de ácido úrico estaban elevados y me diagnosticaron gota”.
Según la doctora Janiot, “la gota en personas jóvenes ocurre normalmente cuando hay antecedentes genéticos importantes, pero también puede presentarse por otros factores como alguna forma de quimioterapia o un consumo irregular y anormal de purinas en la dieta”. En el caso de David, el factor que prendió todas las alarmas en su diagnóstico fue el hereditario, pues es una condición recurrente en su familia. “Varios familiares sufrían de gota, entre ellos mi papá, mi abuelo materno y mi abuela paterna, entonces no soy ajeno a la enfermedad. Incluso estaba familiarizado con la descripción del dolor que sentí, pero en principio pensé que por mi edad era poco probable”, afirma David.
Como en el caso de David, las primeras manifestaciones de la gota se dieron de forma recurrente a través de un dolor agudo en la articulación del dedo gordo del pie conocida como articulación metatarsofalángica. Sin embargo, la gota también puede llegar a inflamar otras articulaciones como el empeine del pie, el tobillo, la rodilla, el codo o la muñeca, que son lugares donde comúnmente se puede confundir a la enfermedad con un esguince o lesión.
Los riesgos de desarrollar gota son similares a edad temprana o tardía, sin embargo, cuanto más temprano aparezca la gota, mayor es el riesgo de complicación. “Si la gota no es tratada correctamente puede llegar a comprometer varias articulaciones en el cuerpo debido a lo que llamamos tofos. Los tofos son depósitos de ácido úrico que se desarrollan tras años de sufrir la enfermedad. Estos depósitos normalmente se localizan en los tejidos blandos y en las articulaciones de todo el cuerpo”, afirma la doctora Janiot. La aparición de los tofos puede causar alteraciones importantes en zonas del cuerpo como las rodillas, los dedos o los codos causando dolor y dificultad para llevar a cabo las actividades cotidianas.
Además de esto, según la doctora Janiot, “otras formas más complejas de la gota pueden afectar no solo articulaciones sino también tendones, músculo y ligamentos causando dolor y molestia. Y en casos más extremos, donde los niveles de ácido úrico son extremadamente altos, puede ocurrir una situación más seria, conocida como nefropatía, que es una lesión renal causada por el ácido úrico”. Es por esto que la prevención y el tratamiento oportuno son claves para que las personas con la enfermedad puedan tener la mejor calidad de vida posible.
En el caso de David, tras ser diagnosticado, recibió tratamiento farmacológico para el dolor y la inflamación, pero los mayores cambios fueron en su alimentación y estilo de vida. “Lo primero que me dijeron los médicos es que era muy importante cuidar mi alimentación de productos altos en purinas y adicionalmente enfatizaron en la importancia de tener un peso saludable, con una dieta balanceada y actividad física”, dice David.
Además de esto, la doctora Janiot ratifica la importancia de acudir a exámenes preventivos de medicina interna para tener controlados los niveles de ácido úrico en la sangre, esto especialmente en hombres mayores de 20 años. Así mismo, subraya que “los hábitos de vida saludables son fundamentales para la prevención y el tratamiento de la gota, especialmente a través del consumo controlado de alcohol y de purinas”.
Los alimentos ricos en purina más consumidos y que suelen causar problemas a las personas con gota son: la cerveza, las bebidas alcohólicas de alta graduación, las bebidas edulcoradas como las gaseosas, las carnes rojas, las vísceras y algunos mariscos, el pescado azul, las sardinas…
En el caso de David, los alimentos que ha identificado que le causan una reacción negativa casi que inmediata son las carnes rojas y el vino tinto, por lo que ha restringido su consumo al máximo.
Aún cuando no hay una cura absoluta para la gota, David se siente confiado de que a través del autocuidado y el tratamiento farmacológico, su vida no tendrá cambios drásticos por la enfermedad en caso de tener un ataque agudo. Los últimos dos años después del diagnóstico ha sido más consciente de su cuerpo y de los factores que pueden afectar o beneficiar su salud. “Cuando somos jóvenes es fácil dar por sentado la buena salud. Siento que la gota me hizo tomar consciencia de que en cualquier momento algo puede fallar y que nuestros hábitos de vida inciden directamente en cada parte de nuestro cuerpo y también de nuestra mente”, finaliza David.
La dieta ideal para una persona con gota tiene tres objetivos principales:
1. Mantener un peso saludable y fomentar buenos hábitos alimenticios.
2. Evitar o reducir el consumo de alimentos altos en purina.
3. Incluir alimentos que ayudan a controlar los niveles de ácido úrico.
Por eso resulta esencial incluir en la dieta alimentos como vegetales, frutas, lácteos bajos en grasas, legumbres como el garbanzo, el frijol o la lenteja, cereales integrales, semillas de sésamo, linaza o calabaza, frutos secos y no olvidar la hidratación constante. Cualquier ajuste en su dieta debe ser asesorado por un especialista.
- Este artículo hace parte de la edición 186 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completaaquí.
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