El dolor de espalda es una molestia común que no solo es señal de problemas musculares, sino también de condiciones que requieren atención médica. Conozca sus diversas causas, señales de alerta y opciones de tratamiento.
El dolor de espalda es una de las causas más comunes de consulta médica externa y de urgencias, y puede afectar a personas de todas las edades. Así lo señala la doctora Melissa Lemus, internista adscrita a Colsanitas. Aunque normalmente esta molestia se atribuye a problemas musculares, el dolor de espalda puede ser una señal de alarma para otras condiciones que afectan la columna vertebral y los órganos internos.
Según la doctora Lemus, “el dolor de espalda se puede clasificar en tres tipos según su ubicación: cervical, dorsal y lumbar”. En el caso del dolor cervical, la molestia se localiza en la región del cuello y se conoce como cervicalgia, abarcando las vértebras desde C1 hasta C7. El dolor dorsal, o dorsalgia, se localiza en las partes superior y media de la espalda, que va desde la vértebra T1 hasta la T12. Por último, el dolor en el segmento lumbar o parte baja de la espalda se conoce como lumbalgia y la molestia más común de las tres. “En la zona lumbar se presentan aproximadamente el 70% de los dolores de espalda”, afirma la doctora.
Causas del dolor de espalda
Algunas de las razones que causan un malestar en esta zona del cuerpo son:
• Problemas musculares: los músculos paraespinales juegan un papel crucial en la postura y el movimiento, pues son los que rodean la estructura vertebral. Estos músculos pueden sufrir desgarros o inflamaciones, especialmente en personas que realizan actividades físicas intensas o mantienen una mala postura.
• Condiciones degenerativas: condiciones como el desgaste de los discos intervertebrales y la espondilosis, una afección degenerativa de la columna vertebral, pueden causar dolor crónico. También la hernia discal, que ocurre cuando el material gelatinoso dentro de un disco en la columna se desplaza a causa de un desgaste y presiona los nervios, causando dolor. Estas dolencias suelen afectar con más frecuencia a personas mayores y pueden llegar a necesitar intervenciones quirúrgicas para tratarse.
• Condiciones inflamatorias: las enfermedades autoinmunes, como las espondiloartropatías, pueden ser una causa significativa de dolor de espalda. Se trata de un grupo de enfermedades inflamatorias crónicas que afectan principalmente las articulaciones de la columna vertebral y las áreas donde los ligamentos y tendones se unen al hueso. Entre estas afecciones se incluyen la espondilitis anquilosante, la artritis psoriásica, la artritis reactiva y la artritis asociada a enfermedades inflamatorias del intestino, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Pueden causar dolor, rigidez y pérdida de movilidad en la columna vertebral, así como en otras articulaciones del cuerpo.
• Problemas renales: las infecciones urinarias altas y las piedras en los riñones pueden causar dolor en la región lumbar. Este dolor suele ser unilateral y estar acompañado de otros síntomas como fiebre o sangre en la orina.
• Problemas oncológicos: el dolor de espalda puede ser un signo de cáncer metastásico, especialmente en casos de cáncer de mama, próstata o pulmón. La metástasis ósea puede invadir los huesos de la columna, causando dolor persistente, fracturas, compresión nerviosa y pérdida de la función neurológica. Es crucial evaluar el dolor de espalda persistente para descartar o confirmar la presencia de cáncer en la columna vertebral.
Evaluación y diagnóstico
La evaluación del dolor de espalda comienza con una historia clínica detallada, un examen físico exhaustivo y exámenes médicos adicionales según se requieran. "Para hacer un diagnóstico es crucial preguntar al paciente sobre sus antecedentes médicos, hábitos como el tabaquismo y el uso de corticoides a largo plazo. Estos factores pueden contribuir a condiciones como la osteoporosis y aumentar el riesgo de fracturas”, explica la doctora.
En pacientes adultos y, especialmente, mayores es importante considerar las patologías degenerativas como la osteoartritis y la osteoporosis, así como condiciones oncológicas y autoinmunes que pueden manifestarse con dolor de espalda. En pacientes más jóvenes, las causas comunes del dolor de espalda a menudo se deben a malas posturas, lesiones por sobreesfuerzo físico o actividades deportivas intensas.
“Los estudios de imagen, como las radiografías y las resonancias magnéticas, son útiles para identificar problemas en la estructura ósea y los tejidos blandos”.
Además, para determinar la causa del dolor de espalda se puede requerir de exámenes médicos especializados, según lo considere el profesional de la salud. Los estudios de imagen, como las radiografías y las resonancias magnéticas, son útiles para identificar problemas en la estructura ósea y los tejidos blandos. Las tomografías computarizadas pueden proporcionar una vista más detallada de las estructuras internas y las pruebas de laboratorio pueden ayudar a detectar infecciones, entre otras afecciones.
El manejo del dolor de espalda varía según la causa. Las condiciones inflamatorias y autoinmunes pueden requerir medicamentos antiinflamatorios, inmunomoduladores y fisioterapia. En casos de degeneración discal o hernias, el tratamiento puede incluir desde manejo con fisioterapia y analgésicos hasta intervenciones quirúrgicas. Para los problemas musculares, "el fortalecimiento de la musculatura de la espalda a través de ejercicios específicos es fundamental", recomienda la doctora Lemus. Además, es importante tener presente la importancia de una postura correcta y técnicas para levantar objetos adecuadamente para prevenir lesiones.
En situaciones en las que el dolor de espalda es síntoma de una condición sistémica, como infecciones renales o cáncer metastásico, el tratamiento debe enfocarse en la enfermedad subyacente. Esto puede incluir antibióticos para infecciones, quimioterapia o radioterapia y, en algunos casos, cirugía para aliviar la compresión nerviosa o estabilizar la columna.
Finalmente, es importante aclarar que cada caso requiere una evaluación cuidadosa para determinar el tratamiento adecuado, pero, en general, un dolor de espalda nunca se debe tomar a la ligera. A través de una evaluación completa, que incluya historia clínica, examen físico y pruebas diagnósticas, es posible identificar la causa del dolor y crear un plan de tratamiento efectivo. Abordar este dolor de manera integral no solo ayuda a aliviar el malestar, sino que también puede mejorar significativamente la calidad de vida y prevenir problemas más graves en el futuro.
SIGNOS DE ALARMA
Según la doctora Lemus, ciertos signos de alarma pueden indicar que el dolor de espalda es síntoma de una condición más grave. Entre estos se incluyen:
• Dolor severo en pacientes mayores o menopáusicas: este dolor puede ser indicativo de osteoporosis y fracturas vertebrales, que a menudo afectan a personas con pérdida de densidad ósea.
• Déficit neurológico: la pérdida de sensibilidad o fuerza en una extremidad puede señalar compresión de la médula espinal o de una raíz nerviosa, lo que requiere una evaluación urgente para prevenir daños permanentes. • Dolor de espalda acompañado de otros síntomas sistémicos: síntomas adicionales como pérdida de peso inexplicable, fiebre persistente, sudores nocturnos o malestar general pueden indicar condiciones como infecciones en el organismo.
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