Entre avenidas, semáforos y muros de asfalto se encuentra un jardín con árboles, palmeras y orquídeas que tiene las puertas abiertas para quien quiera visitarlo. Es el Jardín Botánico de Bogotá.
e trata de un jardín que lleva más de 61 años dándole aire a la ciudad. Su nombre es un homenaje al botánico y geógrafo José Celestino Mutis, cabeza de la famosa Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Este museo vivo fue producto del esfuerzo de Enrique Pérez Arbeláez, quien convirtió una antigua zona de relleno en un importante centro de investigación y conservación de la vegetación colombiana, sobre todo de la flora agroandina y de páramo.
No es un parque, es un centro de investigación, recreación y pedagogía con énfasis en ecosistemas de la Región Andina. Tiene 20 hectáreas de extensión y una gran variedad de especies en su interior. Es un espacio silencioso, parece improbable que un terreno tan extenso se esconda entre los edificios bogotanos. Está lleno de aves y gatos que se pasean por entre la vegetación. Los visitantes caminan por senderos de piedra donde la naturaleza ya ha comenzado a colarse; las flores de colores adornan el espacio como botones sobre una lona verde, y los guías enseñan a los visitantes todo lo que deben saber sobre la vegetación que los rodea. Su directora, Viviana Barberena Nisimblat, explica que aparte de los tres núcleos comunes en un jardín botánico —investigación, educación y promoción de la recreación en torno a la naturaleza—, el Jardín Botánico de Bogotá es responsable de las coberturas verdes de la ciudad, específicamente de las áreas que no están administradas por otra entidad: el espacio público como vías y rotondas es un ejemplo. También brindan asesoría a las alcaldías locales en temas “verdes”.
Una visita virtual
Muchas veces la naturaleza sorprende a los expertos con la cantidad de especies e individuos nuevos que se pueden encontrar en el lugar. Es un espacio lleno de vida, donde cada árbol, flor y planta es igual de importante, por lo que el cuidado es constante. La flor emblemática del jardín es la mutisia, de tono entre rojizo y amarillo con pétalos largos y delgados.
El jardín está clasificado por ecosistemas. Se puede encontrar selva húmeda, páramo, humedal y desierto dentro de las 33 áreas que posee. “Para 2018 se abrirán las puertas del nuevo Tropicario, un espacio que albergará todos los ecosistemas con tecnología bioclimática. Este proyecto será el más moderno de Suramérica” afirma Barberena.
La entrada vale 2.700 pesos para adultos y 1.400 para niños. El jardín también tiene cursos de jardinería y agricultura urbana, asesoría en diseño paisajístico, y realiza cuatro exposiciones al año. En 2016 se expusieron plantas carnívoras, tulipanes, orquídeas y bonsáis. El último viernes de cada mes se realiza “el jardín de noche”, una actividad gratuita donde el teatro, la música, el cine y las muestras gastronómicas se unen en torno a la naturaleza.
El Club de Ciencias es un espacio que se abre periódicamente para que niños entre 5 y 18 años se interesen en la observación y exploración de la naturaleza. Tiene un valor que varía según los espacios que se vayan a utilizar y los equipos de laboratorio que se vayan a emplear. En general, la oferta de programas está en constante movimiento, si se celebra alguna fecha en especial como el día de la mujer o el mes de la tierra se abre una programación extraordinaria donde hay expositores científicos y eventos enfocados a la celebración.
Barberena señala que el Jardín Botánico José Celestino Mutis es una entidad altamente capacitada y especializada en la investigación de la flora de la región; por eso ayuda a conservar, propagar y mantener vivas las especies en riesgo. Además, en el caso específico de este jardín, se produce un conocimiento práctico, aplicado, por ejemplo, a coberturas verdes. Se busca que los ciudadanos se apropien del conocimiento que alberga el lugar, que tengan una idea de cómo ayudar al medio ambiente y lo hagan en sus casas.
Las recomendaciones para disfrutar del jardín son: siempre mirar la oferta de programas en la página web y las redes sociales, llevar ropa cómoda, no ingresar alimentos, realizar los recorridos guiados en caso de ser la primera vez en el lugar. También se pueden programar recorridos o utilizar la aplicación BogotanicApp para tener una experiencia en realidad aumentada enfocada en las formas de energía limpia. Con la aplicación celular se puede disfrutar de un recorrido en tiempo real donde en cada punto se activará un micrositio con información sobre energía eólica, hidroeléctrica, etc.
El encanto del Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis se esconde para muchos. Pero está ahí, habitado por gigantes verdes, esperando a ser descubierto, esperando a que la curiosidad de las personas se despierte y quieran apropiarse de un jardín que es de toda la ciudad. La vida se desborda de sus cascadas, se siente al respirar, caminar, observar y escuchar.
Fotografía: cortesía Jardín Botánico
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