Bogotá tiene un distrito artístico. Está en el barrio San Felipe, en la localidad Barrios Unidos, y su creatividad desborda los límites de la zona.
as primeras viviendas y el parque central del barrio San Felipe se construyeron durante la segunda década del siglo pasado, paralelo al surgimiento y desarrollo comercial de la Avenida Chile (calle 72). Los habitantes eran profesores del Gimnasio Moderno que tomaban el tranvía para ir adictar sus clases.
El artista plástico Édgar Correal llegó a vivir al barrio con sus padres en 1957, a los 14 años de edad. Ocuparon una casa construida en 1941, y recuerda haber visto pasar varias veces por las calles del lugar al poeta Eduardo Carranza con su gabán. También a pianistas, cantantes y académicos, quienes gestaron una inclinación hacia el mundo intelectual y cultural en la zona; mientras que los niños sembraban árboles, los artistas abrían sus talleres para enseñar cerámica y pintura.
Desde 2009 el barrio San Felipe, entre la calle 72 y la 80, y entre la Avenida Caracas y la 24, se ha venido proyectando más decididamente como el distrito artístico de Bogotá. Hace diez años, un apasionado del arte soñó con hacer de esta zona un barrio tipo Wynwood, en Miami; o Soho, en Nueva York; o Chelsea, en la capital de Inglaterra. Hoy ese sueño se acerca mucho a la realidad; por supuesto, a la medida de la capital colombiana.
La movida del barrio comenzó en marzo de 2013, en la calle 75 A con carrera 20 C. Allí fue la inauguración de la primera exposición de 12:00, galería que se trasteó al sector con sus cuatro años de trayectoria en el norte de la ciudad, impulsada por el visionario arquitecto. Después, en la misma calle, aparecieron Sketch y Beta, otros espacios dedicados al arte. A mediados de 2016, con varias galerías, talleres y espacios culturales en movimiento se institucionalizó la Noche San Felipe, un jueves cada dos meses. Esta iniciativa, que destaca el espíritu abierto del barrio y que apoya los emprendimientos de la comunidad.
Un paseo por el barrio
Si se trata de sugerir una ruta para recorrer San Felipe, es preciso comenzar con un café y un envuelto de mazorca en Lilipán, una panadería tradicional fundada en 1982 en la carrera 20 Ccon calle 76. Las siguientes paradas dependen del día y la hora.
Hay muchos espacios culturales y gastronómicos, así que mencionar solo unos puede resultar antipático con los que se nos escapen. Sin embargo, revisemos unos pocos, que de los demás ya se irá enterando a medida que camina por el sector y se deja llevar por las recomendaciones de los habitantes y de otros visitantes que seguro va encontrarse por allí.
Una sugerencia es ir a conocer a los artistas que trabajan en el coworking de Estudio 74 —en la calle 74 A—, y preguntarles por las galerías o espacios favoritos. Flora Ars + Natura es un referente por tratarse de uno de los pioneros en el área. Ofrece un programa de estudios a artistas en residencia, establece contacto con audiencias diversas e invita pasar a la biblioteca, al espacio expositivo y a las charlas que ahí se dictan.
En la galería Instituto de Visión se encuentra un programacompuesto por un grupo de artistas jóvenes y otro de personajes cuyo trabajo inició entre los años setenta y ochenta. En SGR convergen instalaciones de sitio específico que modifican el espacio y generan diálogo con la arquitectura de la galería. En Plural Nodo Cultural, además de proyectos en exposición, organizan talleres de cocina, cenas y charlas. Sketch le apuesta a artistas emergentes que incitan a pensar el dibujo con sus posibilidades expandidas. Bandy Bandy difunde la cultura urbana que pasa en las calles latinoamericanas, y Liberia promueve distintos lenguajes dentro del carácter industrial que imprime la estructura metálica de su interior.
"Un apasionado del arte soñó con hacer deesta zona un barrio tipo Wynwood, en Miami;o Soho, en Nueva York; o Chelsea, en Londres".
En Casa San Felipe se consiguen sofisticadas máquinas de hacer café. Su área, distribuida en tres pisos, tiene locales para los amantes de esta bebida, del té, de la pizza, del cine, de las serigrafías alemanas, de los libros, la moda. Por supuesto, tiene galería y talleres de artistas. Está ubicada frente al parque central y limita hacia el oriente con la galería Neebex, que acaba de trastearse desde el barrio La Magdalena y que a su vez limita con el estudio del artista Carlos Blanco, quien acaba de llegar de Las Nieves, otro polo artístico bogotano cerca al centro de la ciudad.
Como todos los barrios, San Felipe tiene su cafetería cerca al parque, y su nombre es literal: La Cafetería del Barrio. Es el lugar ideal para hacer un receso durante el recorrido y tomar una copa de vino con una lasaña boloñesa o un capuchino con galletas. Siéntese en la barra o afuera bajo la pérgola: desde ahí podrá ver el movimiento del taller de al lado, donde el cemento del artista Mauricio Combariza se encuentra con las materias primas de sus coequiperos de Proyecto Faenza.
A unas cuadras de distancia, en la carrera 23 con calle 72A, la Galería Elvira Moreno representa artistas colombianos einternacionales establecidos con carrera intermedia. Alberga obras de Rodrigo Echeverri, Saír García y Miler Lagos. Su espacio expositivo está abierto para charlas, conferencias y talleres.
Édgar Correal ya ajusta 62 años viviendo en San Felipe. Asegura que el carácter liberal del barrio ha permitido y respetado la voluntad de cada uno de los que están. “Cada cual es lo que pretender ser, como sus casas. Bogotá ha sido una ciudad introvertida y ahora se ha abierto por ser capital del país y ha tomado la estructura de la nación. No tenemos mar, no tenemos playas, pero tenemos cultura. Lo mejor que le ha podido pasar a San Felipe es la llegada de las galerías, porque se centralizó la actividad plástica en un solo sitio. Esto hace más dinámica la actividad y más efectiva la comercialización del arte, porque la gente puede venir a ver distintas expresiones. El arte no es solo para clientes exclusivos, es para la gente. ¡Es para todos!”, concluye.
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