Donar sangre es un acto altruista que también nuestros perros y gatos pueden hacer para ayudar a otros.
Hace unos meses un amigo compartió en Instagram una publicación de una chica que buscaba con urgencia y desespero un gato donante de sangre. Su gato había sufrido un accidente y estaba en estado crítico; necesitaba una transfusión de sangre para sobrevivir.
Entendí y compartí el desespero de la chica, y pensé si alguno de los gatos que comparten la vida conmigo podría ayudar, pero, ¿realmente podrían hacerlo?, y a todas estas, ¿cómo se hace una transfusión de sangre entre gatos? ¿Representaría algún riesgo para los míos?
Lo cierto es que las transfusiones de sangre entre animales de compañía no son algo descabellado ni misterioso. Perros y gatos deben recibir sangre de su misma especie y tienen, al igual que los humanos, grupos sanguíneos. En perros se han documentado en promedio 13 grupos. El nombre que reciben es determinado por un número antecedido por las siglas DEA (Dog Erythrocyte Antigen).
Para ser donante, la mascota debe tener todas las vacunas, estar sana, desparasitada y no tener sobrepeso.
“Los perros cuentan con una gran ventaja y es que, aunque hay muchos tipos de sangre, los niveles de anticuerpos pueden estar en muy baja concentración, en algunos casos, o no tener anticuerpos, en otros; esto permite que una primera transfusión de sangre se pueda realizar sin conocer el grupo sanguíneo del donante y del receptor”, explica Dálida García, directora del primer banco de sangre para animales en Colombia, Hemovital. Es decir: en caso de extrema urgencia, los perros pueden tener una primera transfusión sin conocer el tipo de sangre propio y de quien les va a donar. Sin embargo, si existe la posibilidad siempre será mejor hacer pruebas de tipificación sanguínea y de reacción cruzada para mirar qué tanta compatibilidad hay entre los grupos sanguíneos del receptor y el donante, y así medir los riesgo de la transfusión.
Los gatos, por su parte, tienen tres grupos: A, B y AB, y no hay compatibilidad entre los mismos. Un gato tipo A debe recibir sangre tipo A. Paola Borda, directora del centro de inmunoterapia veterinaria de Bogotá, y quien se ha especializado en felinos, recomienda siempre a los tutores de gatos saber cuál es el tipo de sangre de su compañero antes de necesitarlo. “Es un examen que se hace una vez en su vida y la ventaja que da, es que cuando necesitas hacer una transfusión ya se sabe qué tipo de donante se busca. Eso le puede salvar la vida al gato”, señala Borda.
Donantes de sangre
Que un perro o un gato sea donante de sangre, por otro lado, tampoco es algo descabellado ni misterioso, pero ciertamente no es común. No muchas personas saben que su animal de compañía podría ser el héroe o la heroína de otro y que en el camino, podría resultar también muy beneficiado.
El más obvio de los beneficios es que si un gato o perro es aceptado como donante quiere decir que está en óptimas condiciones de salud. Para saberlo, se realizan varios exámenes: prequirúrgicos, hemograma completo, pruebas específicas para parásitos y para medir la función del riñón y el hígado, control ecocardiográfico y pruebas virales e infecciosas. “Se indaga mucho en la salud del paciente”, indica Borda, pues la idea es que sea donante permanente y done sangre con alguna frecuencia. Todos estos exámenes se realizan gratuitamente en muchos centros veterinarios; es lo mínimo que podrían hacer ante tamaña acción de altruismo, señala García.
Ser donante permanente significa que cada tres o cuatro meses los veterinarios podrían estar tomando unidades de sangre del animal: 50 milímetros aproximadamente en gatos, y entre 250 y 500 en perros. También significa que en ese mismo periodo de tiempo se corren exámenes para asegurar el constante estado óptimo de salud del felino o canino. Es decir que los tutores tendrán durante todo el tiempo que su compañero sea donante, la seguridad de que está en perfecto estado de salud. En el momento en que algo cambie, lo sabrán de inmediato y podrán actuar rápidamente.
“La donación es sencilla pero no es común. Se necesita mucho, y no hay suficientes donantes”, dice Borda.
Ahí está otro beneficio: en caso de que el animal donante llegase a necesitar una transfusión, será el primero en la lista de espera y podría llegar a recibirla sin costo. Y finalmente, hay un beneficio fisiológico a cualquier donante de cualquier especie solo por el hecho de donar sangre: la médula ósea se estimula y esto contribuye a la producción de células nuevas.
Es posible que haya riesgos, por supuesto, pero la medicina ha avanzado lo suficiente para aminorarlos al máximo y ningún veterinario estaría interesado en que su donante termine siendo paciente. Borda y García cuentan que todas las donaciones que han recibido han sido realizadas exitosamente pues, en términos generales, es un proceso muy sencillo.
Lo importante, como en todo, es que los tutores que estén pensando en ofrecer a sus animales de compañía como donantes se informen muy bien con sus veterinarios antes de proceder, hagan todas las preguntas que consideren necesarias y recuerden que esta es una gran manera de ayudar a otros.
Además de ser un acto altruista, generado por la necesidad de un paciente en riesgo y ejecutado por quien de corazón permite a su perro o gato ser donante, la donación es, sobre todo, la única oportunidad que tienen algunos animales de vivir.
Requisitos para ser donantes
En términos generales, cualquier raza, tanto de perros como de gatos, puede donar. Lo importante es que tengan el tamaño y las características adecuadas.
Perros:
- Entre 1 y 8 años de edad
- Peso mínimo de 25 kilos
- No tener sobrepeso
- Vacunación y desparasitación al día
- Negativo para enfermedades parasitarias y hemoparasitarias
- Buen estado de salud en general
Gatos:
- Entre 1 y 8 años de edad
- Peso mínimo de 4,5 kilos
- Indoor, que no salga de casa
- No tener sobrepeso
- Vacunación y desparasitación al día
- Negativo para virales (leucemia y sida felino)
- Buen estado de salud en general
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