Investigaciones alrededor de la leche materna han encontrado un ingrediente que ayuda a la buena salud tanto del sistema digestivo como del sistema inmune: los HMO.
Es una verdad incontrovertible que la leche materna provee la mejor nutrición que puede recibir un bebé. Es un alimento inteligente que evoluciona con el menor según sus requerimientos, y que lo protege de infecciones gastrointestinales y respiratorias.
Los científicos no se cansan de investigar la leche materna, y los más recientes estudios destacan particularmente la importancia de un ingrediente en la nutrición infantil, los oligosacáridos de la leche humana (HMO por sus siglas en inglés), que ayudan en el desarrollo de un sistema inmune sano y fuerte.
Los HMO, además, alimentan las bacterias “saludables” que se encuentran en el intestino del bebé, a las que se les llama microbiota. La microbiota intestinal es un complejo ecosistema que acoge a más de mil especies de bacterias, y del que depende el 70 % del sistema inmune.
Hoy sabemos que la actividad de las bacterias intestinales varía según la dieta, pero ya se ha comprobado que los HMO son los responsables de que el sistema digestivo del niño se desarrolle apoyando también el sistema inmunológico, hasta prevenir muchos tipos de enfermedades a corto, mediano y largo plazo.
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