La quinua es una semilla altamente nutritiva, con gran potencial para convertirse en una respuesta a la desnutrición global. Sin embargo, su auge en países del primer mundo ha puesto su consumo en el centro de algunas polémicas.
n 1993 la NASA emitió el reporte Quinua: un emergente “nuevo”cultivo con potencial para SSVEC (Sistema de soporte de vida ecológicocontrolado). Y aunque el título del documento suene como parte de la bitácora del capitán Kirk en Viaje a las estrellas, lo cierto es que se trata de un extenso estudio donde se analizaba el potencial de este alimento como comida para los astronautas. La NASA concluyó que la quinua era el snack perfecto para largas misiones espaciales, ya que es la única semilla vegetal que puede reemplazar la proteína animal.
Después de esta publicación, la popularidad de la llamada “semilla madre” de los incas se disparó en los Estados Unidos y Europa. Reconocidas presentadoras de televisión como Oprah y Martha Stewart comenzaron a predicar sus milagrosas propiedades, comerciantes ecologistas organizaron convenios con campesinos bolivianos para facilitar su exportación y granjeros orgánicos hicieron sus primeros cultivos en las montañas de Colorado. Un auge sin precedentes para un alimento que era llamado, de manera despectiva en Perú y Bolivia —únicos lugares del mundo donde se cultiva—, “comida de indios”, y que fue prohibido por los españoles en la Conquista bajo la premisa de que solo era bueno para cebar cerdos.
A pesar de su antigüedad, muy poco se sabe de ella. Incluso, muchos confunden esta semilla de la familia Amaranthaceae, la misma de la espinaca y la remolacha, con un cereal, y se piensa erróneamente que sus propiedades nutricionales son más cercanas a las del arroz y el trigo. Lo cierto es que la quinua podría ser una alternativa para reemplazar estos granos ya que, por un lado, dobla en proteína al arroz y a la cebada y, a diferencia del trigo, no contiene gluten. Así mismo, germina en climas áridos, alturas superiores a los 3.000 metros y suelos salinos. Por eso la ONU proclamó 2013 como el “Año internacional de la quinua”, en un esfuerzo por dar a conocer esta semilla como una alternativa clave en la lucha contra el hambre y la desnutrición.
Los incas conocían muy bien sus milagrosos componentes y la utilizaban como alimento base de su dieta. También la usaron en compresas para reducir la hinchazón de los hematomas; en infusión como diurético; para tratar problemas hepáticos y del tracto urinario y en tratamientos para la tuberculosis. Otro simpático registro que se tiene de sus beneficios se encuentra en La mesa peruana, el primer recetario anónimo que se compendió en el país andino, en 1867, donde se lee: “Se dice vulgarmente que cuando las niñas comen quinua hervida sin agua y sin sal amanecen más hermosas y de muy buenos colores, con los ojos grandes y la boca chica. ¿Será cierto?”.
La polémica
Sin embargo, este boom ha acarreado también polémicas. La quinua pareciera un alimento perfectamente diseñado para la nueva cultura de consumo consciente o para los bobós: bohemios burgueses, como satíricamente se les ha llamado a estos compradores, para quienes las etiquetas “libre de gluten” y “comercio justo” son tan importantes que los llevan a pagar el doble o el triple por estos productos en los mercados de productos orgánicos, sostenibles y demás. En efecto, en esta última década el precio de la quinua se ha triplicado. Los campesinos e indígenas que la cultivan prefieren venderla a consumirla, y esto ha cambiado sus hábitos alimenticios causando altos niveles de malnutrición en zonas andinas. Muchos campesinos han decidido reemplazar las tierras de pastoreo por cultivos de quinua, para suplir la demanda internacional. Ante esta situación, expertos en ética alimentaria como Tanya Kerssen, de la Universidad de Berkley, se han pronunciado: “Cuando un alimento se transforma en mercancía hay una ruptura en las dinámicas sociales y un alto costo ambiental”.
El debate, que pone en una balanza sus beneficios nutricionales y las consecuencias de una alta demanda, ha llevado a que expertos a reflexionen sobre la posibilidad de cultivar quinua en regiones como Asia y en crear planes alimenticios que hagan que esta semilla vuelva a tener un precio accesible para los indígenas y campesinos que la han desplazado de su dieta.
Beneficios
• Se ha comprobado que la quinua contiene el doble de fibra que la avena y bajo índice glucémico. Es ideal para bajar de peso.
• Su alto porcentaje de vitamina B12 ayuda a reducir la migraña, y su alto contenido de magnesio la hace ideal para combatir la presión arterial alta, pues este mineral hace que los vasos sanguíneos se relajen.
• Fortalece el sistema inmunitario y estimula la producción de serotonina en el cerebro, haciéndola efectiva en los tratamientos anti depresión.
• Gracias a su alto contenido de fibra, ayuda a controlar los niveles de colesterol.
• Tiene propiedades antioxidantes.
• Contiene minerales, hidratos complejos y proteínas, lo que hace de ella una importante fuente de energía.
• Sirve para regular el estrés.
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