Aprender a gestionar las emociones negativas le ayudará a llevar una vida más tranquila y le dará herramientas para acompañar a otros en momentos difíciles.
Ser optimista es una cualidad que identifica a quienes ven las situaciones desde un punto de vista favorable y positivo. Sin embargo, llevar al extremo esta visión puede ser perjudicial para la salud mental propia y de las personas alrededor, debido a que el optimismo aplicado de manera inadecuada, puede incurrir en el silenciamiento de las emociones negativas.
La positividad tóxica, aún cuando no es un concepto técnico que haga parte de la teoría psicológica, se interpreta como un exceso de optimismo que tiene el objetivo de matizar o minimizar las situaciones negativas; pero estas, aunque no son deseables, hacen parte de la vida. Según la doctora Nidia Preciado, directora de la maestría en psicología de Unisanitas, “la positividad tóxica genera altos niveles de frustración y malestar emocional debido a que nos ponemos a nosotros mismos en un escenario en el que un resultado diferente al deseado, nos afecta de manera nociva”.
¿Cómo identificarla?
Una persona con optimismo exacerbado tiende a generalizar las situaciones de los demás y a utilizar frases como“piense en positivo y el universo le ayudará”, “no tiene por qué quejarse cuando hay personas en peores condiciones que usted”, “no tiene sentido llorar por eso, debe ser fuerte y ver lo bueno de la vida”, “estar feliz es una elección que podemos tomar en cualquier momento”, entre muchas otras, que lejos de brindar apoyo emocional pueden invalidar emociones normales como la tristeza, la rabia o la frustración.
Todas las emociones son importantes
Aunque poco deseables, las emociones que denominamos negativas hacen parte de la condición humana y son necesarias para el desarrollo emocional de las personas. Según la doctora Preciado, “emociones como la frustración nos estimulan a avanzar en la vida y a darle mayor valor a situaciones positivas, son parte del cambio y la superación personal. Además, se debe tener en cuenta que las persona que imponen la felicidad, no se dan el permiso de hacer una transacción correcta de sus emociones, lo que puede terminar en un trastorno o alteración de la salud mental”.
La influencia de las redes sociales
La positividad tóxica se puede generar en entornos sociales, laborales o familiares. Sin embargo, las redes sociales han sido un lugar donde estos mensajes se difunden con rapidez. “Hay una tendencia a publicar solo cosas buenas y puede desdibujar la realidad, pues no todo es perfecto las 24 horas del día. Las redes sociales a veces son un reflejo de lo que deseamos y no necesariamente de la realidad”, afirma Preciado.
Desde esa perspectiva, las redes sociales han masificado el imperativo de una vida feliz donde todo lo negativo desaparece. En palabras de la doctora Preciado, “Se ha generado un ideal social muy difícil de alcanzar. Lo que yo he visto desde mi profesión es que esto ha generado un aislamiento social muy fuerte, sumado a una dificultad importante para reconocer la emoción negativa y darse el permiso de sentirla y expresarla”.
Diferencias entre positividad tóxica y apoyo emocional
Hay formas sanas de comprender y validar las emociones de los demás y desde allí crear una red de apoyo sólida para afrontarlas. Parte esencial de este proceso es el reconocimiento de los sentimientos negativos como algo normal: está bien no estar bien. Preciado, explica que “cuando yo solo veo un escenario positivo y trato de matizar o transformar las cosas hacia esa visión, estoy desconociendo que para otras personas esta misma situación puede ser algo angustiante o preocupante, lo que puede invalidar sus sentimientos y empeorar los problemas”.
¿Cómo evitar la positividad tóxica?
Lo más importante es entender que todas las emociones hacen parte de la condición humana. Además, se debe tener en cuenta que aunque el optimismo es importante, llevarlo al extremo es tan perjudicial como tener una actitud negativa constante. Es por eso que se recomienda mirar cada situación desde un punto de vista realista, contemplando que las cosas no siempre van a salir de la forma que esperamos y que eso es normal. Así mismo, es esencial contar con herramientas como las que puede brindar un especialista en salud mental, y una red de apoyo empática a la cual podamos acudir en momentos de crisis.
En conclusión, brindar apoyo emocional requiere de disposición para escuchar al otro sin juzgarlo. “Hemos confundido escuchar con aconsejar. Una escucha empática es suficiente cuando no estamos entrenados para brindar primeros auxilios psicológicos”, afirma la doctora Preciado. De esta forma, en caso de que alguien se acerque a usted con un problema, lo mejor que podrá hacer es no poner su experiencia personal como único referente, no siempre es necesario que usted tome partido de la situación. Lo principal en este proceso será brindar atención, cariño y afecto.
Si lo considera necesario, está bien recomendar a la persona que visite un profesional en salud mental que le brinde herramientas para llevar a buen término cualquier problema o emoción.
Dejar un comentario