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Bienestar Colsanitas

Pez león: el forastero indeseable (y sabroso)

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Se trata de una especie invasora que representa una amenaza para el equilibrio de los ecosistemas marinos en el Caribe. La alternativa para controlar su presencia en la zona es que entre a la dieta de los hogares colombianos.

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a literatura sobre Pterois volitans, como sele denomina científicamente al pez león, cuenta que es una especie nativa de los mares localizados entre los océanos Índico y Pacífico, que vino a parar al continente americano en 1985, probablemente por aficionados de la pesca ornamental que lo liberaron accidentalmente en La Florida, Estados Unidos. En 1998 se le vio por primera vez en Brasil; 10 años más tarde se reportó su presencia en el archipiélago de San Andrés y Providencia (Colombia), y a estas alturas ya es bien conocida su abundancia en todas las aguas del mar Caribe.

En su hábitat natural, el pez león tiene 12 especies que se lo comen, pero en las costas americanas no hay ninguna. Y como tiene una alta tasa de reproducción (puede desovar 30 mil huevos cada cuatro días), es un depredador voraz: se alimenta de 167 especies, entre peces, moluscos, crustáceos y algas. También aguanta largos períodos sin probar bocado (hasta doce semanas) y resiste tanto bajas temperaturas como altas presiones. Por esas razones se le considera una plaga que hay que combatir, porque pone en riesgo el equilibrio de los ecosistemas.

Un estudio de la Universidad de Los Andes revela que en un kilómetro cuadrado en el Caribe pueden contarse hasta 250 ejemplares de pez león, mientras que en su lugar de origen se le calcula una densidad de 25 individuos por kilómetro cuadrado. La Corporación Autónoma Regional del Magdalena es una de las instituciones responsables de ejecutar el Plan para el Manejo y Control del Pez León en el Caribe Colombiano, publicado en 2017 por iniciativa del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible y Parques Nacionales Naturales. Leidy Lara es bióloga de la Subdirección de Gestión Ambiental de la entidad regional, y dice que los peces grandes como el mero pueden ser depredadores del pez león, pero, precisamente, por estos mares el mero está en peligro de extinción, por lo tanto el control natural del pez león es imposible.

“Por eso tenemos que recurrir al control manual. Y para que sea atractivo para los pescadores y buzos es necesario derribar el mito de que es un pez venenoso. Es cierto que tiene unas aletas superiores y otras pélvicas que sueltan veneno mientras están vivos, pero una vez que se pesca y se le quitan, no hay ningún riesgo de que su carne sea nociva para el consumo humano. Por lo tanto, si se enseña a los pescadores a manipularlo no hay nada que temer”, explica la bióloga.

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"En el Caribe se cuentan hasta 250 ejemplares por km2, mientras que en su lugar de origen baja a 25 individuos por km2".

Para estar seguros de que es inofensivo, el Instituto Nacional de Salud elaboró un documento científico en el año 2015 que evalúa el riesgo por consumo de pez león. El estudio reveló que la carne del pez león no está expuesta a contaminación por el veneno contenido en las aletas (scorpaenotoxina), tampoco se reportaron concentraciones de mercurio por encima de las permitidas, y el único efecto adverso que puede causar el animal es “por punción en humanos cuando existe una incorrecta manipulación”.

Una publicación especial del Gulf and Caribbean Fisheries Institute, editada por James Morris (2013), advierte que en su región de origen, al pez león se le considera un plato exquisito y de consumo habitual. Además, refiere que es rendidor como la mojarra. Y con respecto a su valor nutricional, dice que su carne tiene mayor cantidad de ácidos grasos omega 3 que otras especies como el atún de aleta azul o el pargo rojo, y lo triplica en especies de cultivo como la tilapia. Apunta el documento:

La misión primordial de la mayoría de los planes decontrol del pez león es reducir al mínimo las repercusiones de la invasión. Éstas pueden asumir múltiples formas, entre otras la de alterar las comunidades marinas (efectos medioambientales), dañar las actividades pesqueras y turísticas (efectos económicos) y afectar la seguridad de quienes se encuentren con el pez león o traten de pescarlo —sin prevención— (efectos sobre la salud humana).

El plan de manejo del MinAmbiente explica que esta especie marina es rica en fósforo y puede servir para el abono de legumbres y verduras en huertas caseras. Por lo vistoso que es, puede ser materia prima para artesanías, y de hecho ya se usa para hacer aretes. Sin embargo, la autoridad ambiental le mantuvo el estatus legal como especie invasora, declarado en 2010, para prohibir su uso en acuarios e impedir que se cultive.

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Entre todos

Como parte de las acciones necesarias para controlar su presencia en las costas colombianas, se han organizado torneos de captura de pez león, jornadas de extracción en áreas protegidas, concursos gastronómicos de preparación del pez león y campañas de comunicación para derribar los mitos sobre su consumo y promover el uso comercial de la especie.

Jeferson Rojas Nieto, jefe del Parque Nacional Tayrona, dice que este tipo de jornadas articula a la institucionalidad con la comunidad, junto con la empresa privada y las agremiaciones, en favor de la concientización sobre la necesidad de trabajar juntos en favor de la conservación de los ecosistemas marinos: “Si hay algo que podemos hacer para frenar el aumento progresivo de estos forasteros, entonces no podemos perder tiempo porque las consecuencias negativas pueden ser irreversibles”.

En la campaña de extracción, captura y de gustaciónen Santa Marta, a mediados de 2019, los buzos y pescadores consiguieron sacar del mar 122 ejemplares. El más pequeño midió 14 centímetros y el más grande 38, y con el apoyo de los comerciantes de la ciudad se ofrecieron cientos de porciones empanizadas y en escabeche. El comentario general de los comensales fue que les pareció suave, blanco y gustoso, tanto o más que la merluza o la mojarra.

Paola Narváez, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, Acodrés, seccional Magdalena, dice que por su abundante presencia el pez león puede ser muy atractivo desde el punto de vista comercial para quienes lo capturan, y también es una buena alternativa para ofrecer en los restaurantes puesto que su carne puede reemplazar la de otros pescados que son tres y cuatro veces más caros.

En Taganga y el Tayrona la libra de pez león se cotiza más o menos en 6.500 pesos, en Providencia y San Andrés ya forma parte del menú en muchos de los restaurantes destinados a atender turistas, y en Bogotá han comenzado a ofrecerlo algunos sitios cuya oferta gastronómica fuerte son los productos del mar.

Recetas con pez león*

• Ceviche: Corte un filete de pez león en cubos de 1 x 1 cm. Añada el zumo de un limón y deje marinar mientras corta el resto de ingredientes: cebolla morada, ají dulce, cilantro, todo cortado finamente. Agregue todo esto más sal y pimienta al gusto. Deje reposar por 10 minutos y sirva. Se puede acompañar con patacones.

• Pirata del Caribe: Aderece el pescado con aceite de oliva y ajo, perejil, jengibre y especias. Luego hornee a 180° por 25 minutos. Sirva con verduras y ensalada.

• Pez león gratinado: Lave los filetes largos del pescado, sofría en mantequilla con ajo. Cuando esté seco agregue queso crema y mezcle bien. Añada jugo de limón, sal y retire del fuego. Cubra con queso parmesano y tape para que se derrita. Si quiere una costra dorada gratine en el horno por unos minutos.

*Recetario: “Apoya la conservación, consumiendo y controlando el Pez León”, de Parques Nacionales Naturales.

Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.