Con mucha frecuencia aparecen en el mercado aparatos que recogen datos sobre la manera en que duermen las personas. ¿Funcionan? ¿Sirven para mejorar los hábitos de descanso? Le preguntamos a un experto.
ntes de comprar un dispositivo o de bajar a su celular una aplicación para mejorar sus hábitos de sueño, tenga claro qué tipo de información van a arrojar esos dispositivos, y piense qué puede hacer realmente con esos datos. Para entender mejor estas aplicaciones y aparatos, consultamos con el doctor Rafael Lobelo García, director de la Clínica del Sueño de Colsanitas. Él llamó la atención sobre tres aspectos.
La medición no es tan exacta
Muchos de estos dispositivos miden el sueño de acuerdo con los movimientos de la persona. A medida que se va quedando dormida y va entrando en un sueño más profundo, el cuerpo se relaja cada vez más y se queda más quieto. De este comportamiento de los músculos y del cuerpo salen muchos de los datos sobre el tiempo que duerme la persona y el momento en que alcanza el sueño más profundo.
En estos casos, la medición del sueño no es tan exacta como puede serlo con los aparatos médicos diseñados para ello. Por lo tanto, si usted realmente sufre de insomnio o tiene un problema de salud que no le permite dormir de manera adecuada, lo mejor es que consulte al médico y reciba recomendaciones de un especialista. Los datos de una aplicación no le ayudarán a solucionar su problema.
Otros dispositivos utilizan los sonidos para medir el sueño, pero los datos que arrojan también pueden ser inexactos, sobre todo si la persona duerme acompañada, o si durante la noche se presentan otros ruidos.
Una fortaleza que tienen los dispositivos y aplicaciones para medir el sueño es que pueden llevar a las personas a tomar consciencia sobre la necesidad de dormir para cuidar su salud.
Exigen saber de sueño para aprovechar los datos
Los datos que arrojan estos dispositivos no son necesariamente fáciles de entender para el común de las personas. Por ejemplo, miden qué porcentaje de sueño durante la noche fue profundo, pero si la persona no sabe qué tanto es bueno para la salud, no podrá entender el resultado.
Otro ejemplo: es recomendable que los adultos duerman entre seis y ocho horas cada noche. Si la aplicación le informa al usuario que durmió seis horas, podrá creer que fue una noche perfecta, pero resulta que para el cerebro y la salud no es lo mismo sumar estas horas a partir de las diez de la noche que a partir de las dos de la madrugada. Lo ideal es que todas las personas se vayan a la cama antes de la media noche.
Por eso, si quiere entender los datos, lo mejor es informarse muy bien del tema antes de tomar decisiones que pueden afectar su bienestar.
Pueden ser un apoyo cuando se quiere cambiar hábitos
Una fortaleza que tienen los dispositivos y aplicaciones para medir el sueño es que pueden llevar a las personas a tomar consciencia sobre la necesidad de dormir para cuidar su salud. Ahora bien, lo más probable es que los dispositivos por sí solos no generen cambios de conducta. Serán mucho más provechosos cuando se usen como apoyo durante el proceso en el que alguien está cambiando sus hábitos para aprender a dormir mejor.
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