Interesada en la terapia y el cuidado de los demás, la autora ha tomado cursos de acompañamiento en duelo y cuidados paliativos. En estas líneas comparte algo de lo que ha aprendido.
engo 25 años y estudié Comunicación Social. Desde hace varios años me ha llamado la atención la terapia en sus diferentes formas. Por eso he explorado el tema, en búsqueda de herramientas para comprender y sanar mis experiencias de vida y acompañar a otras personas en este proceso. En el camino, hice una formación en terapia Gestalt, tomé un curso de Teatro del Oprimido, cursé un diplomado de Teoría y Metodologías Creativas en la Construcción de Culturas de Paz y participé en un proceso de formación para constructoresde paz llamado Ahimsa.
A finales de 2017, en la caja de compensación donde trabajo, oí hablar de un programa de cuidados paliativos. Antes no había escuchado el término, y hoy defiendo que así como todos sabemos qué es la pediatría y reconocemos su importancia, todos deberíamos conocer y valorar de la misma manera los cuidados paliativos.
Con la intención de profundizar en el tema, a principios de 2019 tomé un curso de Acompañamiento en Duelo, en el que abordamos tres bloques temáticos: el duelo y su manejo, la resiliencia y el crecimiento postraumático. Me encontré con un grupo diverso, madres cuyos hijos habían muerto en accidentes, una mujer que recién había perdido a un bebé, estudiantes de últimos semestres de carrera que no sabían qué iban a hacer con sus vidas, una psicóloga con un gran interés por brindar desde su trabajo apoyo emocional, mujeres en duelo por divorcios recientes.
Un aprendizaje clave fue el concepto de “factores de protección”, que consiste en características y circunstancias que permiten construir resiliencia, entendiendo este concepto no como la capacidad de resolver problemas, sino como un proceso en el que la persona se transforma de forma positiva. Los factores de protección son diversos y varían de una persona a otra: pueden ser hábitos de autocuidado, como tener una alimentación balanceada o hacer ejercicio; pueden ser los vínculos con la familia, amigos, vecinos o comunidad; también están los rasgos de la personalidad o capacidades de la persona, como el sentido del humor o un talento especial como cantar, pintar, escribir, bailar, así como los proyectos o sueños. Pienso que vale la pena que todos hagamos el ejercicio de identificar nuestros factores de protección, que sin duda serán de gran ayuda para afrontar momentos de crisis.
"La actitud compasiva es esencial para los cuidados paliativos, cuyo propósito es acompañar a las personas en una enfermedad avanzada o al final de la vida".
Actualmente estoy realizando una formación virtual en Desarrollo de Comunidades y Ciudades Compasivas con la NewHeatlh Foundation. El objetivo del curso es capacitar y promover en la sociedad el desarrollo de comunidades compasivas, formadas por redes de ciudadanos que cuidan y acompañan a las personas con enfermedad avanzada o al final de la vida. La formación se compone de tres cursos: el primero sobre cuidados acompañamiento y atención al final de la vida; el segundo, sobre gestión de redes, comunidades compasivas y promotores de la comunidad, y el tercero es sobre desarrollo de comunidades y ciudades compasivas.
Son muchos los aprendizajes y las reflexiones que han surgido con la formación. Compasión como empatía en acción es uno de ellos. Ser compasivo no significa sentir lástima o pesar, sino trascender el “ponerse en los zapatos del otro” para además acompañar, ayudar y servir a quien, en este contexto, tiene una enfermedad incurable, partiendo de sus necesidades y deseos. La actitud compasiva es esencial para los cuidados paliativos, cuyo propósito es acompañar a las personas en una enfermedad avanzada o al final de la vida.
De haber conocido el tema unos años atrás, cuando grandes mujeres de mi familia entraron en procesos de enfermedad muy complejos, habría explorado formas más valientes y amorosas de acompañarlas. Tras esta experiencia tengo un gran interés por crear proyectos de cuidados paliativos en los que se generen nuevas perspectivas alrededor del final de la vida y se construyan mejores procesos de duelo. Me parece importante que todas las personas trabajemos en nuestras estrategias para afrontar y acompañar procesos de enfermedad, muerte y duelo, tanto de seres queridos como de nosotros mismos.
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