Lejos de lo que muchos pacientes creen, el ejercicio ayuda a recuperar la movilidad de la articulación afectada con artrosis, reducir el dolor y mejorar la calidad de vida delpaciente. ¿Cuáles son las prácticas ideales y cuáles se deben evitar?
olor, inflamación y limitación funcional —asociadacon la pérdida de movilidad— son los síntomas de la artrosis, término con el que se denomina el trastorn odegenerativo del cartílago articular.
Según el doctor Ernesto Martínez Lema, médico ortopedista y cirujano de rodilla adscrito a Colsanitas, las enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoidea; las de carácter autoinmune, como el lupus, y las metabólicas, como la gota, son algunas de las causas de la artrosis. A estas se suman otras: el factor genético, las consecuencias postraumáticas de accidentes que han producido una lesión, la ruptura de un ligamento cercano a la articulación o una fractura, una infección interna y las complicaciones de tipo mecánico, como desviaciones en los ejes de la articulación, frecuentes en la alineación de la rótula.
Por su parte, el doctor Alfredo Moreno García, especialista en ortopedia y traumatología y en cirugía de hombro y rodilla, asegura que la artrosis se clasifica en cuatro grados: el primero consiste en la inflamación, reblandecimiento y pérdida de la resistencia del cartílago; el segundo, en la fibrilación que vuelve irregular la superficie que normalmente es congruente y lisa; el tercero, en la fractura en pedazos, y el cuarto, en la aparición de huecos que dejan el hueso expuesto. Aunque estas etapas terminanen un reemplazo de rodilla o de cadera (los más comunes), detectar a tiempo la artrosis puede posponer la cirugía.
¿Ejercicio? ¡Sí se puede!
“Las personas con artrosis tienen miedo de hacer ejercicio porque creen que al practicarlo se va a exacerbar el dolor y va a producir más desgaste articular”, apunta Mauricio Mejía Acosta, médico especialista en medicina del deporte y rehabilitación deportiva con experiencia en acondicionamiento físico. Lo cierto es que sin ejercicio se pierde la masa muscular, lo que genera mayor dolor y rigidez en la articulación. “El paciente con artrosis tiene que hacer ejercicio”, enfatiza el doctor Mejía, quien junto a los médicos ortopedistas advierte que la rutina depende de la articulación afectada.
Aunque la prevalencia se ubica en rodilla y cadera, este trastorno degenerativo del cartílago puede presentarse en cualquier articulación del cuerpo, ya sea columna, hombros, codos, muñecas, dedos de la mano, tobillos o dedos de los pies.
“El sobrepeso agrava la artrosis de cadera, rodilla y miembros inferiores; empeora todo”, asegura el doctor Martínez. Los kilos de más exacerban los síntomas: producen más dolor, menos movilidad y más inflamación. Incluso, según el doctor Moreno, la pérdida de peso disminuye los síntomas. Este es otro de los factores básicos para ejercitarse. Pero tenga cuidado: la solución no consiste en inscribirse en alguna maratón de su ciudad o en subirse a la escaladora de cualquier gimnasio. Si usted presenta un dolor crónico e incapacitante en la articulación, o si tiene inflamación o deformidad, acuda a un ortopedista y a un médico del deporte que lo guíen por el camino indicado para su caso. Los deportes de alto impacto, como fútbol, baloncesto, voleibol, tenis y balonmano no son recomendables.
El mismo especialista Martínez ha tenido artrosis desde los 22 años de edad, después de haber sido deportista competitivo, y tiene un reemplazo articular en su rodilla izquierda. No obstante, juega partidos de tenis dobles de 40 a 60 minutos sobre polvo de ladrillo, nunca en campo duro.
La piscina es el mejor escenario para un paciente con artrosis, porque no implica impacto para las articulaciones. Además, la terapia acuática disminuye el dolor”.
Cada caso es distinto, pero, en general, las personas con artrosis en miembros inferiores no deben bajar escaleras, porque hacerlo implica una sobrecarga para la articulación; tampoco deben trotar o correr en una caminadora con inclinación, saltar lazo o practicar algunos ejercicios que hacen parte del entrenamiento funcional, como las sentadillas profundas (a más de 90 grados), los brincos en cajones y las tijeras. La elíptica, la bicicleta estática y la caminadora en plano son las mejores opciones cardiovasculares, y deben ir acompañadas de prácticas que fortalezcan los músculos.
La piscina es el mejor escenario para un paciente con artrosis, porque no implica impacto para las articulaciones. Al nadar se utilizan todos los músculos del cuerpo. Además, los programas de terapia acuática disminuyen el dolor. El entrenamiento en suspensión, el yoga, el pilates y las clases de estiramiento y flexibilidad son excelentes opciones y, aunque siempre se ha dicho que caminar es bueno, tenga en cuenta que hacerlo sin una óptima masa muscular implica que la articulación sea la encargada de absorber el impacto. Con máquinas, pesas, barras e incluso con el propio peso de su cuerpo se trabaja el fortalecimiento.
Consulte a su deportólogo y comience una rutina especialmente diseñada para su caso. Tenga en cuenta que nunca es tarde para empezar a hacer ejercicio. Sin el objetivo de alcanzar metas extremas, y practicándolo de forma regular y segura, se pueden fortalecer los músculos que acompañan a la articulación afectada por la artrosis para tener una mejor calidad de vida, que se manifiesta en la disminución del dolor y la recuperación de la movilidad.
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