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Aprender a aprender

Ilustración
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¿Cómo funciona el cerebro cuando estamos aprendiendo algo nuevo? Barbara Oakley se ha dedicado a investigar este tema y ha descubierto técnicas y hábitos que ayudan a aprender de la mejor manera.

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uando Thomas Alva Edison tenía seis años regresó a casa después de la escuela con una nota escrita por su profesora que decía: “Es demasiado estúpido para aprender”. Basta con dar una ojeada a cualquier enciclopedia para saber que esta impaciente maestra soltó un veredicto desafortunado frente al estudiante más rezagado de su clase: el niño al que le costaba memorizar las lecciones y sentía una fuerte aversión a las matemáticas se convertiría en uno de los inventores más prolíficos de todos los tiempos.

Algo similar le sucedió a Barbara Oakley. De niña jamás se destacó como una estudiante aventajada, y esto hizo que en vez de entrar en la universidad se enrolara en el ejército. Durante este tiempo descubrió que tenía la habilidad de aprender cosas difíciles, como el idioma ruso. La vida en una retirada base militar y la convivencia con los ingenieros que allí trabajaban hizo que se comenzara a preguntar por las capacidades que tenían ellos y que, aparentemente, a ella siempre le habían faltado. Después de mucho analizarlo vio que podía combinar las habilidades y hábitos que había adquirido mientras aprendía ruso y ponerlos a funcionar para solucionar problemas matemáticos complejos. Hoy en día Barbara Oakley es ingeniera, catedrática de la Universidad de Oakland, ha escrito varios libros sobre técnicas de aprendizaje y estuvo en Bogotá en el 2016 dando una conferencia sobre las maneras en las que podemos entrenar nuestro cerebro.

“Aprender a aprender” es el curso virtual más popular de plataformas de educación on-line gratuitas como Coursera. Con más de un millón de inscritos, tiene el mismo número de estudiantes que todos los cursos que ofrece virtualmente la Universidad de Harvard. Valiéndose de un improvisado set de grabación en su garaje y de sencillas animaciones por computador, Oakley le explica a sus estudiantes la manera en la que pueden entrenar su cerebro para aprender cualquier cosa, sin importar la edad o el coeficiente intelectual que tengan. En palabras de Oakley: “Muchas veces la gente no se da cuenta de que aprender es una cuestión muy sencilla. Se trata de concentrar la atención en algo, así pienses que no eres bueno para eso. Es una cuestión de intentarlo y de conocer cómo funciona nuestro cerebro”.

Y es que según Oakley, la manera en la que nos enseñan desde pequeños se enfoca en supuestas habilidades que tenemos. “Desafortunadamente en la escuela nos dicen que solo podemos encauzarnos en lo que sabemos hacer bien. Viéndolo de otra manera, se trata de un sistema que nos alienta a aprender nada más lo que se nos da fácilmente y a evitar los retos. Desconocemos que aprender a tocar un instrumento, hablar un nuevo idioma o la técnica de un deporte toma mucho tiempo y práctica. Bueno, pues lo mismo sucede con las matemáticas y la ciencia. La gente que es buena ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en aprender esto y por eso son mejores. Muchas veces pensamos que no tenemos el don para aprender alguna cosa, pero lo cierto es que tal vez lo aprendemos de manera más lenta. Esto no quiere decir que no lo podamos entender, solo que lo hacemos de una forma diferente”.

El primer paso, según Oakley, es saber qué tipo de mente tenemos, para entender cómo funciona. Muchas personas tienen una excelente memoria o entienden ciertos conceptos de una manera más rápida, y esto los hace excelentes estudiantes. El sistema educativo tiende a premiar a quienes tienen este tipo de cualidades, pero eso no significa que tomarse el tiempo para pensar las cosas no juegue a favor de quienes tienen mentes menos convencionales. En lugar de frustrarse, es importante saber cómo estas características nos pueden ayudar a aprender algo nuevo: “No tiene nada de malo entender las cosas de una manera más lenta. Esto hace que aprendamos los conceptos más profundamente que quien lo hace más rápido. Lo mismo sucede con quienes no tienen tan buena memoria. Esto no significa que no sean inteligentes, sino que pueden ser mucho más creativos pues necesitan simplificar conceptos para retenerlos sin confiar 100% en la memoria”. Al entender que cada mente tiene características distintas y que aprender tiene mucho más que ver con la paciencia que con la inteligencia, no suena descabellado embarcarse en el proyecto de comenzar a tocar un instrumento o aprender un idioma. Solo es una cuestión de entrenamiento, como quien se prepara para correr una maratón y entiende que llegar a la meta no es solo cuestión de velocidad, sino de conocer su propio cuerpo.

Las claves para aprender a aprender

• Para estudiar se necesita concentración plena en lo que se está haciendo, pero dedicarle jornadas intensas y sin descanso puede generar el efecto contrario. Para Oakley, una de las claves a la hora de aprender algo nuevo es saber que el cerebro necesita reposar. Por esto, es importante realizar actividades que nos saquen por unas horas de lo que estamos intentando aprender y que relajen nuestra concentración. Una de las más efectivas es hacer ejercicio. Si usted es de los que soluciona sus problemas en la ducha o mientras lava los platos, ya está aplicando esta máxima. Encuentre los momentos en que su cerebro descansa y búsquelos cuando está en la tarea de aprender algo nuevo.

• Nada más humano que distraerse, mucho más en un mundo en donde las redes sociales nos invaden. Por esta razón, Oakley le recomienda a los procastinadores usar la técnica del pomodoro. Es muy sencilla: solo se necesita un reloj que contabilice 25 minutos en los que usted dedicará toda su concentración a la tarea que está haciendo. Luego tiene 5 minutos para revisar Facebook, descubrir nuevos filtros de Instagram o pensar cómo arreglar su escritorio. Después debe volver a la tarea que estaba realizando por otros 25 minutos y repetir el ciclo cuatro veces.

• En vez de intentar memorizar un libro completo la noche anterior al examen, un gran ejercicio para mejorar la memoria es repartir el material de estudio en pocas horas durante varios días. Aproveche también para ponerse a prueba a usted mismo y retarse frente a lo que está aprendiendo.

• Nada de trasnochar. La clave más importante a la hora de aprender es dormir muy bien.

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