Ante la incertidumbre que acompaña la pandemia, algunas personas optan por tomar medicamentos sin prescripción médica, e incluso sin que haya sido comprobada la eficacia de esa sustancia para el tratamiento de este virus, o de cualquier enfermedad.
La automedicación es la autoadministración de medicamentos no prescritos por un médico, sean estos de origen sintético, naturista u homeopático, sin tener en cuenta los riesgos a los que se expone la persona que pretende contrarrestar un síntoma o prevenir una enfermedad. El concepto abarca la adquisición y el consumo del producto, la interrupción o prolongación de un tratamiento, o el incremento o disminución de la dosis.
Claudia Vaca es farmacoepidemióloga y docente de la Universidad Nacional de Colombia, y confirma que con la pandemia de COVID-19 se exacerba la tentación de incurrir en la automedicación, como una tendencia natural de supervivencia de los seres humanos. Y lo relaciona con la autoestima y las demandas sociales, políticas y religiosas a las que nos enfrentamos a diario: “La gente no quiere enfermarse, y es todo un reto sobreponerse a la cantidad de información con soluciones mágicas que les llegan a las personas a través de medios de comunicación masivos o por redes sociales. Y ya no es solo la publicidad y el mercadeo, sino que ahora se suman líderes sociales con declaraciones irresponsables”, dice la experta.
Vaca hace una sentencia contundente: “Hasta ahora no se ha encontrado ningún tratamiento farmacológico para prevenir el contagio de COVID-19, ni para abordar las complicaciones sintomáticas de la enfermedad. Lo único científicamente comprobado para frenar la propagación del virus es el lavado de las manos con agua y jabón, el uso de tapabocas y mantener al menos un metro o metro y medio de distancia con otras personas. Puede sonar básico y repetitivo, o extremadamente simple para que suene efectivo, pero por ahora no tenemos nada más”, concluye.
Al respecto, el Comité Nacional de Gestores Farmacéuticos de Fenalco emitió un comunicado en el que confirma que no se ha encontrado un tratamiento efectivo o vacuna que mitigue o elimine la COVID-19, y el uso de la Cloroquina, Hidroxicloroquina, la Azitromicina y la Ivermectina, mencionados como posibles opciones, son apenas estudios que están en etapa preclínica. Es prematuro recurrir a ellos: “La administración de estos medicamentos —o cualquier otro— sin un correcto protocolo o manejo, puede llegar a causar graves daños en la salud de los pacientes e incluso la muerte”, advierte la nota.
Además, el grupo de trabajo de Fenalco también indica que la Hidroxicloroquina y la Cloroquina están indicadas, principalmente, para el tratamiento de personas con enfermedades autoinmunes. Y la demanda intempestiva de la droga, sin un manejo responsable, puede ocasionar un desabastecimiento que pondría en riesgo a quienes realmente la necesitan.
Promover el consumo responsable
Empeorar la enfermedad que se padece es una de las consecuencias de tomar medicamentos sin supervisión médica. Y también están: la posibilidad de anular o contrarrestar el efecto de otros medicamentos, ocasionar reacciones alérgicas o intoxicación, cambiar síntomas que dificultan el diagnóstico y pueden enmascarar una condición de salud seria que comprometa la vida, derivar en una resistencia bacteriana que dificulte el tratamiento de algunas enfermedades y desencadenar en complicaciones cardiovasculares, renales, nerviosas, sanguíneas, de la piel y gastrointestinales.
Un informe del Observatorio del Comportamiento de Automedicación de la Universidad del Rosario, en Bogotá, publicado en abril de 2020, refiere que “un ejemplo especialmente dañino durante esta pandemia es el consumo innecesario de antibióticos contra el coronavirus, los cuales están destinados originalmente a combatir las bacterias. La consecuencia emergente de este consumo es la mayor resistencia de los microbios (bacterias) a los actuales antibióticos”.
El documento detalla que en el caso de las personas que ya traen tratamientos farmacológicos en curso, por ejemplo, para enfermedades crónicas (hipertensión, diabetes, cáncer, etc.), la automedicación suele interactuar negativamente o ser un placebo que no funciona. En cambio, acarrea riesgos que no vale la pena correr.
"La administración de estos medicamentos —o cualquier otro— sin un correcto protocolo o manejo, puede llegar a causar graves daños en la salud de los pacientes e incluso la muerte".
Una recomendación del Observatorio de la Universidad del Rosario es que las personas que están en tratamiento médico mantengan la adherencia, en el sentido de seguir la prescripción tal como fue indicada por el médico (medicamento, dosis, frecuencia de toma y duración del tratamiento), porque cualquier alteración de la prescripción es un caso de automedicación irresponsable.
Claudia Vaca, quien es también directora del Centro de Pensamiento, Medicamentos, Información y Poder, dice que en Colombia es bastante débil el cumplimiento de las regulaciones legales que diferencian los medicamentos de consumo libre de aquellos que requieren prescripción médica para comercializarse. Agrega que, salvo algunas excepciones, en este país cualquiera puede comprar antibióticos o anticoagulantes y, con un poco más de esfuerzo, conseguir aquellos que se consideran bajo control especial, como los antidepresivos o anticonvulsionantes.
“De allí que sea tan importante promover una cultura ciudadana en la que se asuma con responsabilidad el consumo de los productos farmacológicos, la gente no se deje conquistar por la publicidad o los influencers que promocionan productos milagrosos, y tenga en cuenta que los medicamentos naturales no son inocuos”, finaliza la farmacoepidemióloga.
La cartilla que hay que cumplir
(Con base en el documento ABC- Seguridad en el uso de medicamentos del Invima)
Nunca...
• Consuma medicamentos o modifique dosis sin prescripción médica si está en condición de embarazo o lactando.
• Reciba recomendaciones en farmacias y droguerías para la prescripción de medicamentos o para que modifiquen la prescripción hecha por el médico tratante.
• Compre los medicamentos a personas particulares o en sitios no confiables, puesto que se desconoce su procedencia y pueden ser productos ilegales que pondrían en peligro su salud.
• Consuma antibióticos u otros medicamentos de venta bajo fórmula médica sin que su médico se los prescriba, aun cuando en el sitio de expendio sean laxos en el cumplimiento de la norma.
Siempre...
• Revise la fórmula médica antes de terminar la consulta con el médico, de tal manera que tenga oportunidad de aclarar dudas con el profesional. Si la fórmula es ilegible, es el momento de pedir que el profesional reescriba o aclare.
• Consulte con el médico las posibles reacciones adversas que puede generar el consumo de un medicamento, para saber cuándo suspender su uso, acudir a una sala de urgencia o volver a la consulta.
• Verifique la fecha de vencimiento de los medicamentos antes de salir del sitio de expendio. El medicamento vencido puede no causar el efecto benéfico para el cual se formuló y, por el contrario, puede transformarse en sustancias tóxicas, perjudiciales para su organismo.
• Revise que el producto presente registro sanitario Invima. La etiqueta no debe estar enmendada o mostrar signos de haber sido adulterada.
**Periodista, investigadora, profesora universitaria. Colaboradora permanente de Bienestar Colsanitas.
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